Sabias, santas, rebeldes

Sabias, santas, rebeldes

Pluralidad narrativa de mujeres que brillaron con luz propia. “Sabias, santas, rebeldes”, la nueva novela de Paula Winkler.

Por Omar Ramos (escritor, periodista y abogado)

A pesar de tantos siglos de dominación patriarcal, de hegemonía absoluta del poder del hombre sobre la mujer, salvo pequeñas excepciones, han pasado a la historia las mujeres que dejaron huellas en la sociedad. Un elenco de personajes descollantes como las que cita en su novela Sabias, santas, rebeldes, la escritora Paula Winkler, quien además es doctora en derecho, jurista y magíster en ciencias de la comunicación y ensayista.

Al igual que el escritor argentino César Aira, quien nuevamente es candidato al Premio Nobel, Winkler entra en esta historia como un personaje más, Inés, indagándose desde las primeras páginas si lo que va a relatar “será un cuento largo o una novela, si se va a incluir como personaje o qué”. Se pregunta a dónde quiere ir. Comienza contando sobre su hermana monja, Diotima, y su misión peligrosa en Libia, donde viajó para ayudar al prójimo como lo hizo durante toda su vida Santa Teresa de Calcuta y otras mujeres religiosas o laicas que dieron su vida por los demás.

La narradora entrecruza datos de mujeres que dejaron una impronta como Santa Brígida, que fundó su propia orden según las normas de San Agustín, con sus historias con los otros, Rafael, Carlos, la madre, maridos e hijos, voces que se entrecruzan, espacios y tiempos distintos en un ir y venir donde el lenguaje fluye como un personaje más.

La protagonista duda si va a escribir una novela histórica, supone que con Santa Brígida puede resultar tedioso para el lector y se decide por introducir en su texto a las beguinas. Nos informa también de otros datos históricos que se bifurcan con las memorias de vida de Inés, que el sacerdote Le Bègue las convocó en el siglo XI y que la mayoría era soltera o viuda de hombres que murieron durante las Cruzadas. Entre los siglos XI y XIV ayudaban a los indigentes, cuidaban a los enfermos y ancianos, pregonaban la palabra de Dios pero algunas fueron torturadas porque los ortodoxos de la Iglesia no las aceptaban.

La novela, contrariamente al cuento clásico donde prevalece la unidad de tiempo y espacio y un personaje central donde cada pieza se acopla en un entramado único cual un rompecabezas, admite esta bifurcación y diversidad narrativa que propone Winkler donde hay párrafos que pueden ser una subtrama ensayística cuando cita a Leibniz, Nietzsche, Derridá y por otro lado la relación de Inés con Rafael, uno de sus alumnos de clase de filosofía, donde anticipa que terminarán en un orgasmo y páginas adelante describe, con sutileza. una escena erótica.

Sabias, santas, rebeldes ahonda también en la vida de Vallen, la beguina que protege Milea y sus peregrinaciones acercándose a la gente, sobre todo a los enfermos, en una época azotada por las lluvias, las ratas, la peste. Algo que propicia que las cataloguen de brujas y terminen en la hoguera.

La trama de esta novela tiene innumerables caminos, una fascinante colección de memorias propias y ajenas, breves biografías de mujeres que se enfrentaron con rebeldía y algunas con santidad a un mundo injusto y hostil creado por los hombres. El final es uno de los logros cuando la protagonista siente que su hermana le dicta un poema. “Si sólo Dios basta, yo a él me arrojo…” “… Dejame errar, ser injusta, cruel, loca, ingenua, puta/soberana conquistada”.

“Sabias, santas, rebeldes”, la nueva novela de Paula Winkler. Buenos Aires, editorial Diotima: 2024, 138 páginas.

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