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“La mirada del tiempo” Editorial Esdrújula, marzo 2019 de Carmen Salas del Río
Por: María Ángeles Lonardi
Con gran acierto, Teresa Gómez, comienza diciendo en el prólogo “Conquistar el destino” al inicio del libro: “Carmen Salas nos anuncia, como una premeditada confesión, “Nací en el Sur del Sur”, consciente de que esta declaración ofrece información sobre su poesía. Pues en ella encontramos el equilibrio, la fuerza, la sensualidad y la espontaneidad en los sentimientos manifestados, en la que aún resuenan los ecos de una larga tradición poética arabigoandaluza.”. Y se convierte en preludio de los hermosos poemas que nos vamos a encontrar en este libro. El mismo se divide en dos partes: De la mirada y Del tiempo; precedidos por “Armonía”, una especie de introducción sobre los pensamientos, o más bien, una reflexión sobre la libertad de pensamiento, que sustenta el buen hacer de la autora y su poética.
Una mirada comprometida que ahonda en la realidad de nuestra sociedad y que nos lleva a replantearnos prioridades y la propia mirada crítica.
De la mirada nos propone temas de la vida cotidiana, las circunstancias que nos rodean, la soledad, la incertidumbre, la naturaleza, la vejez, el paso del tiempo, analizados desde un prisma singular, con sus propias inquietudes y complejidades. Como en estos versos:
Del poema “Segura”
“Con ojos de ajenidad, /como de estar sorprendida del mundo, /andabas el camino.”
De “La ciudad”
“A veces la ciudad es como una amiga,/ me llama con sus calles vacías/
(…)
“y me reclama los miedos/de estudiante que perdía/ el paso en la historia de mi tiempo”
De “La mirada del tiempo”
“La mirada del tiempo nos descubre/ la auténtica dimensión de las cosas, / la verdad de los otros”.
En la segunda parte de su poética, nos lleva a plantearnos la preocupación y hasta diría, con cierto temor, por el paso del tiempo y sus consecuencias.
Pero no tiene una perspectiva habitada por el desaliento, no, sí acaso esperanzadora. Carmen pertenece a una generación que soñó con un mundo mejor y que no quiere irse de él sin conseguirlo. Por eso nos ofrece este libro, como acicate, para lograrlo.
Dice el poema: “No me tengas en cuenta”
“Persiste imperturbable/ el camino en la vida que soñamos”.
De “Anacronismos”
“De vez en cuando/ me asalta el pensamiento/ de vivir en un mundo/ que no me corresponde.”
De “Tiempo de olvido”
“Que preserva el presente/ y descubre con otras ilusiones/ las inéditas puertas del futuro.”
Desde una actitud de protagonista privilegiada, nos ofrece la experiencia de lo vivido, permitiéndose un análisis del verdadero alcance de las cosas y, a su vez, permitiéndonos o planteándonos, una propuesta lanzada hacia adelante, para hacernos cargo del testigo y ser realmente artífices de nuestro destino.
La mirada del tiempo contiene poemas labrados sin grandes artificios literarios, con lenguaje directo y claro, entrañable, de sencillas palabras, que hacen a cada lector más comprensiva la lectura y, por ende, la cercanía se produce con humildad y sin estridencias.
La autora tiene mucho que decir y ha buscado la manera de hablarnos de la vida misma, cargada de verdad, como testimonio de una época que no ha de volver. Como tantas mujeres de su generación, Carmen, se hace oír con una poética explícita deseosa de que, al leerla, cada uno de nosotros recoja el testigo y nos hagamos cargo de lo que nos toca.
Como dice en su poema, casi al final del libro, “Tiempo de descuento”
“Solo quieres vivir
tu tiempo de descuento.
Y eso sólo es posible
si eres tú quien escribe
con el alma ligera
la brevedad latente del camino.
Hasta que llegue
el último mañana.”