Don Gaspar de Portolá

Don Gaspar de Portolá

María Teresa Bravo Bañon
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Don Gaspar de Portolá, El discreto y olvidado conquistador de California ( I )

 “Sabed que a diestra mano de las Indias hubo una isla llamada California, muy allegada a la parte del Paraíso Terrenal”

García Ordóñez Montalvo. “Las Sergas de Esplandian”

Desde las tierras donde nació y están enterrados sus antepasados escribo sobre Gaspar de Portolà i Rovira.

Son las tierras de la Sierra del Montsec unas tierras áridas y pobres en el Pre- Pirineo de Lérida, Cataluña, en un pueblecito llamado Castellnou del Montsec, nació Gaspar de Portolà, eso parece ser, aunque no figure en la partida de Bautismo de la iglesia, porque, parece ser, que un viajero inglés en el siglo XIX arrrancó la página, quizás como souvenir . Otros coinciden en que nació en Balaguer, porque toda la familia estaba afincada allí, después de varios vaivenes y persecuciones por motivos polítcos, ya que su padre había sido partidario del Archiduque Carlos de Austria en la guerra de Sucesión Española, en vez de Felipe V, el Borbón. También él lo afirma en su hoja de servicios, la cuestión es que era de estas tierras leridanas.

Gaspar fue el tercer hijo, su hermano Antonio era el “ hereu”, el heredero, el único que tenía derecho a la herencia familiar y en su caso hasta el título nobiliario, aunque fuera un título de barón, significaba la propiedad importante de tierras, aunque estas tierras fueran agrestes . Era una costumbre de derecho de familia en Cataluña: Cada uno el lugar que tenía al nacer condicionaba su vida.

La propiedad de las tierras no podía dividirse entre los hermanos, porque son tierras pobres, no son latifundios por la propia orografía montañosa de nuestra geografía, solo el primogénito heredaba la propiedad, era el que le tocaba ser el pagés, el agricultor y ganadero.

El Hereu heredaba con las  tierras la casa “pairal”, la casa dela familia; pero también estaba obligado a socorrer a sus padres de viejos y nunca se movían de esa casa, estando siempre sujetos a las decisiones del patriarca y la matriarca de la familia, aunque el hereu tuviera 60 años ! En la casa pairal solían vivir hasta tres generaciones y los ahorros , además de todas las cuestiones económicas, compra-venta de bienes y hasta alianzas matrimoniales, eran decisión de los mayores, “el hereu”, era solo un administrador de los bienes de la familia, mostrando un respeto ancestral a los padres. Si era mujer “la pubilla ”tenía derecho a ⅓ de la propiedad de la tierra. Existía el oficio de casamentero o casamentera que llevaba la relación de “fadrins” i “fadrines”, es decir de solteros y solteras con sus respectivos estatus, para establecer las alianzas que suponían ensanchar la posesión de las tierras. Generalmente el trato perfecto era un “ hereu” con una “pubilla ”.

 A los demás hijos les procuraban otras vías para ganarse la vida y que produjeran prestigio a la familia. Era costumbre al segundo o tercer hijo, procurarle la carrera eclesiástica, desde muy niño, lo internaban en el Seminario, para ordenarse sacerdote. A otro le procuraban la carrera militar, como un camino lleno de oportunidades en el que prosperar y ascender. Si aún había que colocar a más hijos y no dejarlos desamparados económicamente, los colocaban como aprendices de comerciantes, los más humildes le compraban unas mulas para ser vendedor ambulante, o transportista; otros los enrolaban en barcos mercantes que traficaban con productos coloniales. Por ejemplo en el puerto de Salou cargaban aguardiente y lo vendían en los puertos americanos, para volver con cacao, tabaco o caña de azúcar.

 Así que Gaspar de Portolà tuvo que encaminar su vida hacia la carrera militar, porque no era “Hereu ”ni siquiera en las familias nobles, como la suya, era excepción, aunque sí la carrera militar proporcionaba mayor prestigio y se tenían más facilidades para emprender esa carrera que a un hijo rico de campesino, como los que se enrolaban como soldados voluntarios para ir a América. Se sabe, por la documentación que ya era alférez a la edad de 17 años de Regimiento de Dragones de Villaviciosa y después de Numancia, que después de 9 años de servicios ascendió a como teniente, habiendo servido 19 años, según consta en su hoja de servicios, firmada por su coronel  en el archivo de Simancas en donde se detallan los sitios y acciones de guerras por Europa, en las que participó hasta 1762.

En 1764 asciende a capitán al mismo tiempo que su nuevo destino “Regimiento de Dragones en la Nueva España” en México.

No es una carrera militar meteórica, es un ejemplo de disciplina, mucho trabajo y perseverancia.

 Generalmente solo marchaban a ultramar los oficiales que lo solicitaban. Se desconoce cuáles fueron los motivos por los que solicitó marcharse, aunque la leyenda le atribuye que fue por una decepción amorosa.  Su primer destino fue en San Juan de Ulua ( Veracruz ).

   UN BUEN EQUIPO REFORMADOR: EL VISITADOR GENERAL Y EL VIRREI

Aunque la autoridad del virrey de Nueva España era absoluta estaba subordinada al Visitador en asuntos económicos , simultáneamente a  la llegada de Gaspar de Portolà, desembarcó también el Visitador Don Antonio Gálvez, enviado por el Rey Carlos III,  con el objetivo de implementar nuevas reformas sobre hacienda,  el ejército y la conducta de los funcionarios con sus sobornos y mordidas, así como la orden de la destitución del Virrey Joaquín de Montserrat por malversación de  fondos públicos, siendo sustituido por Carlos Francisco de Croix, un buen gestor para las nuevas reformas que habrían de emprender juntos con gran eficacia.

La hacienda fue saneada, se reorganizó el ejército y la marina iniciándose nuevas expediciones al Norte de México.

Pero en 1767  también se recibió una Orden Real ciertamente muy inquietante y difícil de ejecutar por el apoyo popular y el temor de levantamientos populares: La expulsión de los Jesuitas de sus misiones.

La causa fue la lucha por el poder al ser considerados peligrosos adversarios: se le acusó del motín de Esquilache, de no estar supeditados al poder real, si no del Papa, según sus propios votos, de sacar beneficio, de acumular grandes riquezas por la explotación de minas de plata y viveros de perlas… Estas misiones se auto-gestionaban al margen de la Corona y fueron objeto de toda clase de calumnias. Pero hasta el mismo Papa les negó asilo en los Estados Pontificios y lo disolvió por una Bula.

Desde 1697 hasta 1766 los Jesuitas habían fundado 15 Misiones en la Baja California. La primera,

Nuestra Señora del Loreto, la última, San Francisco de Borja.

Para llevar a cabo dicha expulsión se les llamó a concentrarse a todos en Veracruz, sin darles ninguna información y desde allí fueron embarcados hacia España:

“Los vasallos del Gran Monarca que ocupa el trono de España, nacieron para callar y obedecer y no para discutir, ni  opinar”.

 

 DE CAPITÁN A GOBERNADOR DE CALIFORNIA

mapa
Mapa de California

Para llevar a cabo la expulsión total  de la Compañía de Jesús de todas las Misiones el Virrei, Carlos Francisco de Croix consideró al capitán Gaspar de Portolà, el indicado para el cometido tan engorroso y difícil por lo impopular y para darle mayor autoridad lo nombró GOBERNADOR DE CALIFORNIA. Siendo en primero en la historia de ostentar este cargo.

No se saben las causas de dicha elección, pues pululaban muchísimos oficiales en el virreinato, puede que lo conociera personalmente por haber combatido juntos en alguna campaña de Italia o que tuviera suficientes referencias de su talante sereno y sus capacidades tácticas, así como su lealtad y sentido común; pero de la noche a la mañana un simple capitán de Dragones, se convirtió en el Gobernador de California con la orden de llevar a cabo la Expulsión de los Jesuitas de sus queridas  misiones, acompañado solo por un asistente.

Así lo hizo, embarcándose en el puerto de San Blas ( En la Nueva Galicia ) hasta la misión de Loreto, en la Baja California, tardó 46 días en llegar, porque la navegación era difícil y complicada. Allí los concentró a todos los padres misioneros para proceder a su expulsión.

Su comportamiento fue tan ejemplar y realizado sin ningún incidente, siendo la única autoridad, tanto de la metrópoli como las colonias, que recibiera un reconocimiento y un agradecimiento explícito, incluso de estima de los mismos expulsados .

Uno de ellos, el padre Ducre, uno de los cronistas de la Compañía de Jesús, escribió :

“ Este Oficial Real, Gaspar de Portolà, llegó lleno de prejuicios hacia la Compañía de Jesús, a causa de absurdas acusaciones; pero ahora que vio la realidad de California y la falsedad de estas calumnias, nunca cesó de lamentar lo desagradable de sus órdenes, que sin embargo cumplió con toda puntualidad; pero con toda cortesía, simpatizando con nosotros. Y nunca pudo anular dichas órdenes, hizo patente el engorro que ellas le ocasionaban.

Por esta razón nosotros tenemos que estar agradecidos a este caballero católico y discreto juez, que son su compasión aligeró nuestros sufrimientos. Además el Gobernador, no solo nos trató con cortesía, sino que nos aprovisionó con largueza  en todo lo necesario para el viaje ”

Los Jesuitas se embarcaron en  el “Purísima Concepción “hacia España.

 Desde España los exiliaron a la isla de Córcega, condenándolos a la miseria y  desprestigio. Los bienes fueron confiscados y se ofrecieron a particulares mediante subasta.

El Gobernador dispuso que las misiones fueran tomadas militarmente para evitar abusos, saqueos y matanzas. No lo pudo conseguir, excepto en la que tuvo su gobierno y vigilancia directa, la de Loreto, a la espera que llegasen refuerzos y los padres franciscanos, uno de ellos era Fray Junípero Serra, dos meses más tarde.

 LAS ASPIRACIONES DE LA EMPERATRIZ RUSA CATALINAII, LA GRANDE

Gaspar de Portolá
Don Gaspar de Portolá

Toda la Costa del Pacífico hasta el límite del actual estado de Oregón era ya conocida por los navegantes españoles. Desde 1542 a 1603, tanto Rodríguez de Cabrillo, como Sebastián Vizcaíno habían descrito los puertos de: Monterrey, San diego, la bahía de San Francisco, la Sierra de Santa Lucía, los cabos Mendocino y Blanco y hasta  el estrecho de Fuca, en Canadá.

Algunos de estos lugares sirvieron muchas veces como refugio temporal o circunstancial a  “los galeones de Acapulco” que volvían desde las Filipinas cada año y las corrientes habían desviado de su ruta. Y aunque ya se recibieron órdenes desde Madrid de ocupar  fortificar esos puertos desde hacía más de 100 años, nunca se cumplió, por las dificultades que tenía y porque no se consideraba ningún peligro ni rivalidad inminente con otras potencias europeas. El Pacífico, no dejaba de ser solo como un nuevo  “Mare Nostrum” sin sombra de otros Imperios que pudieran disputarse el dominio de España en esos territorios.

  Pero cuando el embajador español en la Rusia de Catalina II, la Grande informó al Secretario de Estado, Marqués de Grimaldi, de la existencia de las flotas rusas que estaban preparándose para partir desde la Península de Kamchaka para adentrarse desde el Pacífico Norte hacia las costas americanas. Además, había concedido el monopolio de la caza de pieles preciosas a las compañías peleteras que se establecieran en las costas por encima de los 64º de latitud.

Eso suponía un peligro para las aspiraciones de la Corona española de poseer la soberanía de estos territorios que le pertenecían desde el tratado de Tordesillas de 1493, así que se consideró oponerse y para poder llevar a cabo esa defensa del territorio era ocupar puertos estratégicos como Monterrey y San Diego.

Recibidos los despachos con las órdenes pertinentes, el Visitador Gálvez emprendió el viaje por mar y tierra hasta Loreto, donde estaba Gaspar de Portolà y allí se instaló para preparar con todo detalle y planificación, con él,  la expedición hasta Monterrey, comprendiendo que en esta expedición debían incorporar a  los padres franciscanos, como garantes  y únicos capaces de montar una colonización estable y duradera.

 PROYECTO Y PREPARATIVOS

El proyecto era doble: por mar y por tierra. Unos 700km desde la misión de Santa María, la más avanzada de la Baja California hasta el puerto de San Diego y allí establecer una nueva misión. Y 800 km desde San Diego a Monterrey. Esta era una expedición por terrenos desconocidos y la navegación por las costas era difícil y problemática.

Se consideró que una expedición saliera por tierra, la otra por mar y encontrarse en el puerto de San Diego como primera parada.

Pero los recursos son muy limitados, se prepararon barcos pequeños San  Carlos, San José y San Antonio, alguno de ellos era tan viejo que hacía aguas por todas partes y hasta el mismo Gálvez tuvo que ayudar a calafatear con sus propias manos.  La guarnición era escasa, por eso llamaron a incorporarse a la Compañía de Voluntarios Catalanes, que estaban recién llegados a la guarnición de Sonora , muchos de ellos murieron en el camino por enfermedades .Al final solo quedaron 25 y “35 soldados de cuera” que se llamaban así a los veteranos que llevaban muchos años en la milicia y se habían fabricado de cuero una especie de corazas y cascos de cuero como protección contra las flechas de los indios.

Dijo de ellos  el cronista Hernández Sánchez- Barba:

“Cuera, adarga, delantal de baqueta eran sus armas defensivas y lanza espada ancha y escopeta corta  las ofensivas.

Son hombres de mucho aguante, sufrimiento en la fatiga, obedientes, resueltos, ágiles y no dificultamos decir que son los mejores jinetes del mundo y los que mejor se ganan el pan del Augusto Monarca al que sirven”.

Y el Cronista Hernández Sánchez- Barba continúa así:

“Siempre ha asombrado el corto número de tropas con que los españoles conseguían éxitos extraordinarios en América. Pues bien, en pleno siglo XVIII , la extensión numérica de esta expedición terrestre  seguía siendo escasísima : componíase la tropa de 40 hombres, con 30 indios voluntarios armados de arcos y flechas  ” … “ un primer grupo de  vanguardia con misión de exploración de 25 hombres de tropa y algunos indios llevando ganado vacuno”.

En los archivos  del que fue el Arzobispo de México, que después fue de Toledo, Francisco de Lonrenzana, en de la Biblioteca de Toledo, se conserva una exhaustiva relación de todo el personal, con sus nombres y apellidos, así como lo que intervino de material en las expediciones, desde armamentos, santos ornamentos y vasos sagrados, provisión de ranchos y repuestos de caballerías, herramientas y útiles, 2.272 cajetillas de tabaco, zapatos, tinteros, semillas para plantar, hortalizas, flores libros, anillos, aretes, pañuelos de Barcelona, vajillas, tinteros, colchas, franelas, botas  … Una lista muy curiosa y pormenorizada  hasta el mínimo detalle y da idea de la buena organización y del sentimiento de honradez de tener que dar cuenta de todo el presupuesto invertido en esta hazaña que se comprende  como una expedición con un presupuesto exiguo, con apenas hombres, con barcos viejos ; pero con experimentados navegantes.

Entre las tripulaciones de los 4 barcos: 23 marineros, un grumete y 4 pilotos  y oficiales.

Voluntarios Catalanes, 25,

Soldados de Cuera, 35

Carpinteros y herreros, 6

Asistentes, 2

Indios, 83

Muleros y pastores, 8

Frailes franciscanos ,7”

Cirujano, 1

Teniente  Delineador 1

Tropa, oficiales de mar y otros oficios 1

Total de 231 hombres.

soldadosEstos hombres no fueron a buscar el Eldorado, ni tampoco la Fuente de la Juventud, habían pasado ya dos siglos de la época de Cortes, de Pizarro o de Ponce de León; son soldados de cuera, muy experimentados en fatigas, y oficiales de los nuevos ejércitos españoles del Despotismo Ilustrado formados en prestigiosas  Academias Militares y Navales de su tiempo; son misioneros  franciscanos  pobres, porque su orden es de extrema pobreza, que su único fin es llevar el mensaje del cristianismo y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de sus misiones.

 Es el ideal de la época ; pero, no es nuevo, porque representa el cristianismo militante  que durante más de 1000 años ejercieron los monjes de todas las órdenes en Europa. Recordemos la labor incalculable de los monjes pacificando la Europa Medieval y evangelizando hasta el último rincón, muchas veces con el martirio de sus vidas. La cristianización de los países escandinavos, o la de los pueblos eslavos  que duró 200 años, por ejemplo, o la de Alemania, con el mártir San Bonifacio, convirtiendo a las tribus de los frisones  hasta el martirio.

El cristianismo había servido como unidad Imperial  desde tiempos de Carlo Magno y el Sacro Imperio Romano Germánico, había humanizado a los pueblos del Norte y había sido un freno o un mediador, para desmanes y tratados, pues si a un señor feudal, o un Rey se le excomulgaba, quedaban sin efecto los juramentos de fidelidad de sus súbditos y siervos, es decir: se le quitaba el poder, según las leyes del feudalismo.

Estos misioneros pacificadores de la antigua Europa eran el modelo que quisieron implantar en el Nuevo Mundo. Fundar Misiones equivalía a los antiguos conventos benedictinos  donde se evangelizaba; pero además se roturaban tierras, se labraban, se introducían nuevos cultivos, eran hospitales y hospicios y lugar donde se recogían y mantenían a los discapacitados o enfermos mentales, eran escuelas, bibliotecas y santuarios del conocimiento.

No difería mucho de aquella labor de la cristianización primitiva, ni de los conventos a los que tanto debemos en la fundación de la Europa Medieval. Cualquier pueblo medieval que visitamos en Europa, el poder político queda presente en las construcción civil de palacios o castillos defensivos y el poder religioso y de cultura, con los monasterios. Sin el trabajo de los monjes, Europa nunca hubiera sido lo que qué fue, ni lo que es.

Así que es muy lógico que en estas expediciones cobren importancia los franciscanos  que acompañaron estas expediciones californianas porque vinieron para ocupar un lugar importante y básico, según el mismo esquema vivido en la historia de Europa.

 Para coordinar la expedición, desde el primer momento se nombró a Gaspar de Portolà, Comandante en Jefe de todos los expedicionarios y Gobernador de las dos Californias o sea: autoridad suprema de marineros, misioneros, tropa y civiles. Circunstancia que jamás fue puesta en duda por ninguno de sus hombres

y recibiendo un memorándum del Visitador General, con toda clase de instrucciones precisas que él cumplió y supo adaptarse y variarlas según las circunstancias por las que se tuvo que adaptar y solucionar ejemplarmente.

LA EXPEDICIÓN POR MAR  HASTA SAN DIEGO

 Los dos primeros bergantines el San Carlos y San  Antonio salieron con un mes de diferencia, llegando antes el segundo que el primero, tardando este dos meses y el otro cuatro. La mayor parte de la tribulación estaba enferma de escorbuto y también porque, al haberse podrido el agua que llevaban, bajaron a tierra y buscaron fuentes que les produjo una mortal disentería.

 y desembarcaron preparando un hospital de campaña con las lonas de los barcos.

Del centenar de hombres con que contaban los dos barcos a su salida del puerto, solo 8 hombres quedaron “ capaces de alguna fatiga ”. El Océano había sido testigo de las muertes en los rocosos acantilados de Punta Loma. Las dos tripulaciones se encontraban incapacitadas para el gobierno de un buque y las provisiones y medicinas se habían agotado. Solo un cirujano, Prats, hacía lo que podía con hierbas que experimentaba; pero la situación de aquellos hombres era lamentable y la esperanza estaba puesta en los suministros y ayuda que aún navegaban rumbo al mismo puerto en el San José, así como las dos expediciones por tierra que estaban a punto de llegar, una comandada por el capitán Ribera y la última por Gaspar de Portolà.

En 4 jornadas apareció la primera expedición terrestre, también en condiciones lamentables, con la mitad de los hombrees enfermos y la mayor parte de los indios habían desertado.

Todos quedaron esperanzados en la llegada de la última expedición terrestre o en la del  bergantín San José, que iba bien pertrechado de víveres y hasta cañones para llevar a cabo la fortificación de los puertos que tenían que establecer. Pero ese barco nunca llegó a San Diego, desapareció, se lo tragó el mar.

Allí quedaron pasando mil fatigas los hombres  supervivientes de 3 expediciones a la espera de la última  encabezada por Gaspar de Portolà.

Don Gaspar de Portolá, CONTINUARÁ….

 María Teresa Bravo Bañón

 

 Fuentes :

 Gaspar de Portolà , Descubridor  y Primer Gobernador de California .

Autor : Fernando Boneu Companys. Editado por Excelentísima Diputación de Lleida

IBSN 84-505-4327-4

 Gaspar de Portolà i la seva època , por Antoni Borrell i Pujol i Ferran Sánchez Agustí,

Edita La Mañana, Diari de Ponent

Gaspar de Portolà , por Josep Ll. Alcofar Nassaes, Col.leció Gent Nostra, Edit. Edicions Nou Art

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