EL SÍMBOLO DE LA ESPAÑA VISIGODA

EL SÍMBOLO DE LA ESPAÑA VISIGODA

EL SÍMBOLO DE LA ESPAÑA VISIGODA

 Por José Antonio López Rodríguez.

 

Gran Cruz del tesoro visigodo de Guarrazar. Museo Arqueológico Nacional   
Gran Cruz del tesoro visigodo de Guarrazar. Museo Arqueológico Nacional

La Cruz patada con el alfa y el omega, que a finales del siglo VI regaló el Papa Gregorio Magno al rey Recaredo por su conversión al catolicismo; pasó a tener un importante valor simbólico para el Regnum Gothorum y para la iglesia hispano-visigoda. Flavius Recaredus Rex, fundador del reino godo católico de Toledo, fue Rey de España del año 586 al 601 según la Real Academia de la Historia.

       

Ermita de Santa Cruz. Montes de Valdueza
Ermita de Santa Cruz. Montes de Valdueza

Desde ese momento se generalizó el uso de esa cruz en todas sus manifestaciones artísticas así como la consagración de iglesias bajo el título de la Santa Cruz. La Basílica visigoda de la Santa Cruz de Yanises en Burguillos del Cerro o la Ermita de Santa Cruz en Montes de Valdueza, son dos ejemplos.

                      

Cruz- relicario de los Ángeles. Año 808. Cámara Santa de Oviedo
Cruz- relicario de los Ángeles. Año 808. Cámara Santa de Oviedo

 

La Cruz de los Ángeles representó después el nexo de unión del reino de Asturias con el reino visigodo. Es una cruz votiva que mandó labrar Alfonso II para restaurar los modos del Toledo visigodo como dice el Epítome Ovetense.

Según Claudio Sánchez Albornoz, el entorno eclesiástico del rey astur Alfonso II el Casto, forjó una teoría política que la historiografía ha denominado neogoticismo, por la cual los reyes asturianos eran herederos de los reyes godos y en consecuencia tenían todo el derecho de recuperar el dominio sobre el territorio hispano usurpado en el 711. Servía a su vez para defenderse de la amenaza Carolingia. Se trasladó la capital a Oviedo como la nueva Toledo y se tomó la cruz como emblema del nuevo poder. Así, en el año 808 el rey Alfonso II ofreció una cruz relicario a la iglesia de Oviedo, la llamada cruz de los Ángeles, con una frase en el reverso que reza HOC SIGNO TUETUR PIUS, HOC SIGNO VINCITUR INIMICUS (con este signo el piadoso es protegido, con este signo el enemigo es vencido).

 

Cruz de Alfonso III. Capilla de las Reliquias. Santiago de Compostela
Cruz de Alfonso III. Capilla de las Reliquias. Santiago de Compostela

Continuó la tradición con la cruz votiva que Alfonso III el Magno regaló en el año 874 a la Iglesia de Santiago de Compostela siendo obispo Sisnando. Era una cruz patada de oro con el alfa y el omega y fue robada en 1906. Fue durante siglos la cruz que veían los peregrinos al llegar a la catedral. Una réplica está en la Capilla de las Reliquias de la Catedral y otra en la sociedad de gestión del Xacobeo.

                 

Cruz de Peñalba. Museo de León
Cruz de Peñalba. Museo de León

   

Años más tarde, en el 940, el rey de León Ramiro II encargó otra cruz votiva para regalar al abad del Monasterio de Santiago de Peñalba en agradecimiento por el auxilio del Apóstol Santiago en la victoria de la batalla de Simancas ocurrida el año anterior contra Abderramán III. Es la Cruz de Peñalba, una cruz patada con el alfa y el omega como las anteriores.               

El término nación, del latín natio – nationis, hace referencia al lugar de nacimiento. Una nación la forman un conjunto de personas nacidas en un territorio con una tradición común y que generalmente comparten un mismo idioma.

En cambio el término estado hace referencia a una organización política que ejerce su soberanía sobre un territorio.

La península, bautizada por los griegos como Iberia, pasó con Roma a llamarse Hispania e hispanos sus habitantes. Los hispanos, tras un largo proceso de romanización, hablaban una misma lengua, el latín; se regían por un mismo derecho, el derecho romano; y tenían el cristianismo como religión oficial desde el siglo IV en tiempos del Emperador Teodosio, que era de origen hispano. Pero ese embrión de nación aún no tenía estado.

Fue en el siglo VI cuando por primera vez la nación hispana tuvo estado independiente con el reino visigodo de Toledo, llamado Regnum Gothorum o Regnum Hispaniae. La elite y el pueblo visigodo habían tenido, al igual que los hispanos, un prolongado proceso de romanización asumiendo costumbres, lengua, derecho y por último religión; posibilitando la fusión en un solo pueblo hispano-godo.

Faltaba mucho aún para que  a los hispano-godos se les conociera como  españoles. Ese nombre se acuñaría en Occitania, tierra de la primera lengua romance, la lengua de oc.

En tiempos de la Marca Hispánica, Gotia (en latín Gothia) era el nombre que los francos daban a una región en su poder habitada por visigodos y ese nombre de Gotia se aplicaba tanto a la Septimania como a la que hoy se conoce como Cataluña vieja. La Septimania a su vez coincidía más o menos con la región Languedoc-Rosellón.

Américo Castro en su obra “Sobre el nombre y el quién de los españoles” afirma que hacia el año 300 d. de C. mientras los romanos escribían y pronunciaban Hispania, los hispanos ya decían  España, aunque el gentilicio español fue muy posterior.

En efecto, como escribe el profesor Rafael Lapesa en el prólogo al libro de Américo Castro, español es el único gentilicio de nuestra lengua terminado en ol.

Hoy sabemos gracias al filólogo Paul Aebischer, que español es un occitanismo, concretamente del Languedoc, donde la palabra español ya se registra en el siglo XI para denominar a los hispano-godos refugiados allí tras la invasión musulmana. Ese nombre entra en la península después, en el siglo XII por la gran inmigración de francos.

Hasta ese momento y desde el comienzo de la reconquista, los hispano-godos que luego fueron españoles, se llamaban a sí mismos cristianos en contraposición a los árabes y a los bereberes  musulmanes, que pertenecían a otra comunidad con distinta identidad, con distintas tradiciones, lengua, derecho y religión, que nunca fueron conocidos por el gentilicio de “españoles” y a los que hoy se conoce por andalusíes. Andalusíes fueron también los muladíes, que eran aquella población de origen hispano-visigoda que con el tiempo adoptó la religión, lengua y costumbres del Islam.

No obstante, el cambio en la denominación de hispano cristiano a español, sólo fue un cambio de nombre, porque la historia de la nación española formada por hispanos cristianos había comenzado con la historia de la Hispania Visigoda y la había escrito en latín un hispano de la época visigoda considerado faro cultural de occidente, que se llamaba Isidorus Hispalensis.

Isidoro de Sevilla escribió la Historia de Regibus Gothorum, comenzando con un prólogo titulado Laus Spaniae en el que alaba las virtudes de España.

El siglo pasado Claudio Sánchez Albornoz en la primera parte de su obra cumbre titulada “España, un enigma histórico”, reflexiona sobre los albores de nuestra identidad como nación. Unos albores que están en el reino de Asturias continuador del reino visigodo de Toledo.

También escribió “Orígenes de la Nación Española, el Reino de Asturias”, donde afirma que reconquista y repoblación son claves de la historia de España y que frente al pasado de España muchos adoptan una postura coincidente con las diatribas de la Ilustración y “encuentran el amargo placer de ensombrecer nuestra historia”. Y añade que “parecen gozarse en la flagelación de España y regodearse en el auto vituperio de lo español y de la misma España y no tienen ojos sino para los males de la España cristiana ni labios sino para cantar las obras de judíos y moros”.

Y otro gran hispanista, Stanley Payne publicaba ya en este siglo, un libro con el sugerente título de “España, una historia única”, del que se desprende que a pesar de la que denomina moda de la “deconstrucción política e ideológica de la nación española” que pretende obviar tan antiguas raíces históricas; lo cierto es que “la España visigoda mantuvo un nivel de instrucción y cultural más elevado que el de ninguna otra parte de Europa occidental salvo Italia, y que el clero visigodo era el más preparado y la iglesia visigoda llevaba la delantera en derecho eclesiástico”

El Código de Recesvinto del siglo VII conocido como Liber Iudiciorum y en la Castilla medieval como Fuero Juzgo, fue el código jurídico más completo y durante 6 siglos fue seguido en todos los estados peninsulares herederos de los visigodos.

      

Conversión de Recaredo. Palacio del Senado
Conversión de Recaredo. Palacio del Senado

El símbolo del reino visigodo fue la cruz, una cruz griega seguramente de herencia bizantina. No era un símbolo heráldico pues la heráldica es muy posterior. Era un símbolo religioso de aquel reino que legislaba a través de los Concilios de Toledo. Era un símbolo que vemos en orfebrería, en joyas y en arquitectura.

Era una cruz pometeada, y mayoritariamente una cruz patada, como en las joyas que se conservan en la Galería de Colecciones Reales, en el Museo Arqueológico Nacional, o en la Real Armería de Madrid, y solían ser cruces votivas.

                       

Cruz patada en la portada de la iglesia visigoda de San Juan de Baños, Palencia
Cruz patada en la portada de la iglesia visigoda de San Juan de Baños, Palencia

También se conservan en piedra en distintas partes de España y adornan dovelas y columnas de iglesias visigóticas como San Juan de Baños en Palencia o San Pedro de la Nave en Zamora.

                             

Cruz Visigoda de San Millán. Monasterio de San Millán de Suso 
Cruz Visigoda de San Millán. Monasterio de San Millán de Suso


Es visigoda también la Cruz de San Millán, del Monasterio de San Millán de Suso, primitivo cenobio visigodo. Es una cruz de plata sobre gules en la que los brazos terminan en tres puntas, dos hacia fuera y una hacia dentro, que suman doce como los apóstoles.

        

Relieve de Santa María, Quintanilla de las Viñas, Burgos    
Relieve de Santa María, Quintanilla de las Viñas, Burgos


Y son visigodas cruces patadas con empuñadura como la de uno de los relieves de la ermita visigótica de Quintanilla de las Viñas, en Burgos, o la descubierta recientemente en Casarrubios del Monte, en Toledo, que demuestran que usaban la cruz como estandarte y que son  precursoras de la cruz de Oviedo, la del relieve de Santa María del Naranco o la del relieve del Monasterio de San Pelayo.        

La cruz patada es una cruz griega en la que los brazos se ensanchan en los extremos. La cruz griega es aquella en la que los cuatro brazos son iguales y se intersecan en ángulo recto. Sirvió de planta para los templos visigodos, como había servido en la arquitectura bizantina cuyo prototipo fue la Iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla.

 

               

Cruz de los Ángeles. Portada de la Catedral de Oviedo
Cruz de los Ángeles. Portada de la Catedral de Oviedo

“Cerca de Oviedo, capital de la monarquía asturiana, los edificios de los primeros reyes, más que indicadores de un nuevo Estado, fueron continuadores de la antigua civilización y de la vieja cultura visigoda, que habían encontrado su postrer refugio en las montañas de Asturias”. Eso explica que los asturianos construyeran más y más sólidamente de lo que en Occidente era común en aquel tiempo. Así se refiere a la arquitectura asturiana la Historia del Arte de Salvat, Barcelona 1981, tomo 3, pag. 171.

                                

Cruz patada  en la puerta de Santa Eulalia, Catedral de la Santa Cruz. Barcelona
Cruz patada en la puerta de Santa Eulalia, Catedral de la Santa Cruz. Barcelona

           

Por su parte, la Santa Cruz también fue emblema en Barcelona cuya catedral lleva precisamente ese nombre. Este condado fue  líder de los condados de la Marca Hispánica Carolingia, aunque ya entonces sus habitantes eran llamados hispanos por los francos.

En Barcelona, la catedral románica de la Santa Cruz y Santa Eulalia  tuvo como símbolo una cruz patada blanca.

La actual catedral gótica mantiene como emblema esa cruz patada como la de los templos visigodos y distinta de la cruz del emblema heráldico de la ciudad de Barcelona que es la cruz de San Jorge y que es posterior.

Y es que aquella catedral románica consagrada en el año 1058 se levantó sobre la preexistente basílica visigoda destruida en el año 985 cuando Almanzor entró a sangre y fuego en Barcelona, incendiando y arrasando la ciudad por completo.

                                

Escudo de la Orden de la Merced
Escudo de la Orden de la Merced


Precisamente en aquella catedral románica de Barcelona, se fundaba en el año 1218 por Pedro Nolasco con apoyo del Rey de Aragón Jaime I, ambos nacidos en el Languedoc, La Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de Cautivos.                           

El escudo de la orden de la Merced incluye la cruz patada blanca (plata sobre campo de gules), de la catedral de Barcelona y los palos del señal real de Aragón cedidos por el Rey Jaime I, tal y como consta en la Historia general de la Orden escrita por su cronista oficial en 1618.

 

Primer desembarco de Colón. Museo del Prado
Primer desembarco de Colón. Museo del Prado


Siglos después, concluida la Reconquista, la cruz sería también el símbolo con el que España desembarcaría en el nuevo mundo según el diario del Almirante.                                              

“Luego vinieron gente desnuda, y el Almirante salió a tierra en la barca armada y Martín Alonso Pinzón y Vicente Anés (Yáñez) su hermano, que era capitán de la Niña. Sacó el Almirante la bandera real y los capitanes con dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el Almirante en todos los navíos por seña con una F y una Y: (Fernando e Ysabel), encima de cada letra su corona…” Así lo describe Fray Bartolomé de las Casas en la relación compendiada del primer viaje a las Indias, extracto del diario de Colón.

Junto al estandarte de los Reyes Católicos con el Águila de San Juan, ondeaba la bandera con la Cruz cuando los españoles tomaron posesión de la isla de Guanhani bautizada como San Salvador.

De las 29 cruces que plantó Colón en sus viajes, sólo una se conserva. Es la Cruz de la Parra en la Iglesia parroquial de Baracoa en Cuba. Está declarada Monumento Nacional y Tesoro de la Nación Cubana y es la más antigua reliquia de aquel trascendental encuentro entre dos mundos.

 

Para saber más:

MARTÍN BARBA, José Julio. La Cruz de Oviedo. Revista digital de iconografía medieval  nº 15. Año 2016.

https://www.ucm.es/data/cont/docs/621-2016-06-30-Cruz%20de%20Oviedo.pdf

MENÉNDEZ PIDAL, Gonzalo. El lábaro primitivo de la reconquista. Boletín R.A.H 1955.

https://www.mgh-bibliothek.de/dokumente/z/zsn2a009104.pdf

REMÓN, Alonso. Historia general de la Orden de la Merced, tomo I. 1618.

https://bibliotecadigital.jcyl.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=10617539

RODRÍGUEZ PÉREZ, Jesús. La restauración de la España visigoda: la historia del reino de Asturias a través de sus crónicas. ArqueoTimes nº 4. Año 2023.

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9025469

 

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