Nació en Barcelona en 1956, crecióen Lugo. Es licenciado enFilología Hispánicay licenciado enHistoria del Arte, por la universidad de Santiago de Compostela.Fue profesor de Literatura en enseñanza media. Viajó por más de 50 países.
Publicó numerososlibros,entre ellos“Las campanas” Delelunalibros),“Mateo, el maestro de Compostela” (Nowtilus) ,“El misterio del cine” Quadrivium) , “Los camiones de Patagonia” (Ediciones en Huida). Aparecióen las antologías: “ Florilegium, Poesía española última” ( Austral)“Elogio de la diferencia” ( Cajasur).Ganó algunos premios: “Estafeta Literaria” 1976, Ministerio de Cultura en Madrid 1981, Amantes de Teruel 1985,Día de la Poesia en Segovia 2012,Accésit San Clemente Santiago 1984, Finalista Casino de Mieres 1990, Finalista Ciudad de Sevilla 2016…Estuvo entre los finalistasdel Premio Nadal 1994con “Las campanas” , del Premio Herralde en 2014 con “El misterio del cine”, del Premio Azorín en 2018 con “El saber apasionado”.
Colaboró en muchosdiarios y revistas:“La Voz de Galicia”,“El Progreso”, “ABC”, ”Córdoba”, “El Correo Gallego”, “La Estafeta Literaria”,“El coloquio de los perros”, “Cuadernos Hispanoamericanos”, “Barcarola” ,“Ideal” de Granada,“Diario 16”,“Visor”, “Entretanto Magazine”, “El Malpensante” ….
Tradujeron sunovela “La calma apasionada”al francés y al rumano.Le gustó siempreJacqueline Bisset y el vino tinto.
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ROMERO DE TORRES Y LAS LEJANÍAS
En el cuadro “La gracia” la belleza del cuerpo es una pureza. El cuerpo no se opone al espíritu, el espíritu se manifiesta en el cuerpo y le da vida.
Pero hay que saber verlo. Y los mezquinos que persiguen el cuerpo persiguen con eso el espíritu.
Todo puritanismo es enemigo del verdadero espíritu, toda doctrina rígida es enemiga de la vida. Y la vida se manifiesta en las sombras. En Romero de Torres laten las sombras profundas que yo aprecio en Andalucía.
“La piconera” nos regala una muchacha que en su delicadeza está llena de sugestión y de fuerza. Hay todo un universo en esa mirada que no tiene fronteras.
Y en la postura sensual del cuerpo y en el hombro desnudo que sugiere toda la intensidad de lo sensual. Hay en esa muchacha sueño y deseo y sabiduría en los ojos.
Con esos ojos sabe más que la mayoría de los eruditos, y también con su hombro desnudo.
Y esconde tanta vitalidad profunda, tanta pasión calmada, como en el fondo leve de una ciudad tras un río lejano, igual que en el fondo de bosques difusos de La Gioconda.
Lo propio de Romero de Torres es sugerir las lejanías, todo lo que se esconde detrás de los gestos de sus mujeres.
Y sus miradas son paisajes, como en el cuadro “Ángeles y Fuensanta”. Esas dos mujeres tienen también detrás un paisaje en profundidad de campo, con una ciudad al pie de un monte a lo lejos. Pero ellas en primer plano junto a la ventana nos prometen tanto con sus ojos.
Pocos han puesto en los ojos tanta ambigüedad, tanta sutileza, tanta pasión disuelta, tanta fiesta callada, como Romero de Torres. En la calma de dos mujeres discretas y cotidianas hay todo vértigo interior.
Y esos ojos están ahí para beberlos, son como la fuente de toda vida. Simplemente hablar con esas mujeres nos justifica toda una vida, no se puede pedir nada más.
ANTONIO COSTA GÓMEZ
FOTO: CONSUELO DE ARCO
ROMERO DE TORRES Y LAS LEJANÍAS
