GATSBY NO CONDUCÍA ESE COCHE

GATSBY NO CONDUCÍA ESE COCHE

Antonio Costa Gómez
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GATSBY NO CONDUCÍA ESE COCHE

     Gatsby no conducía ese coche. Pero dijo que sí para exonerar a su amada. Igual que montaba fiestas fastuosas en la casa de al lado solo para deslumbrarla. Y ella solo se deja querer. Pocas veces el dinero es tan romántico.

    En el Hotel Plaza en la Quinta Avenida es donde se sueltan todas las verdades. Tom le dice a Gatsby que es un criminal. Gatsby le dice a Daisy que le confiese a Tom que no lo ama y se vaya con él.

     Pero Daisy suelta que no va a romper con Tom, que le Tom le da mejor vida y le interesa más.

    Que se dejó querer pero que no quiere a Gatsby. Y es la desolación y es el saberlo todo, en ese hotel de la Quinta Avenida. Fueron allí desde el campo todos para pasar aquella tarde calurosa, y acaba siendo todo interiormente aún más caluroso.

    Y al volver al campo Gatsby deja que Daisy conduzca su coche para complacerla. Y al parar en una gasolinera matan a la amante secreta de Tom que vive allí. Los persigue la policía pero Gatsby declara que conducía él y él es el responsable. Se sacrifica por ella, lo da todo por ella.

    Y el marido de la muerta lo mata a él. Era un caso tan rato en la sociedad capitalista descarnada. Tú vales mucho más que ellos, le dice a Gatsby su amigo Nick. Él era un advenedizo, alguien que surgió como un meteoro de la nada.

   Y solo quería hacer fiestas sorprendentes para instalarse al lado de Daisy y deslumbrarla.

    Solo le interesaban los millones para poder gastarlos en fuegos artificiales y en locuras, no para ahorrarlos como los calvinistas capitalistas. Igual que los protagonistas de “Hermosos y malditos”.

     A Fitzgerald le fascinaban los ricos, pero sobre todo si quemaban su riqueza como un fósforo para alumbrar con fantasías.

    Pero en aquel hotel Plaza de la Quinta Avenida todos se lo dicen todo. Y Gatsby descubre desolado que toda su ilusión es solo ilusión.

    Y se sacrifica aún más y entrega su vida para a salvar a su amada que es como una mariposa que necesita a su rico Tom.

    Fitzgerald en realidad era un romántico. Un romántico y un fracasado. Un trágico y un vencido. Fue el escritor más romántico de la literatura norteamericana.

    Gatsby no conducía ese coche. Pero dijo que sí para sacrificar su vida por la vida de su amada. Que era solo un espejismo, como su propia riqueza efímera.

   Y en el hotel Plaza de Nueva York todos se lo dicen todo. Es la hora fugaz de la sinceridad. Pero no sirve de nada porque todos fracasan. Aunque antes de fracasar vivieron y brillaron. Y tal vez eso valía la pena.

ANTONIO COSTA GÓMEZ

FOTO: CONSUELO DE ARCO

 

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