ALTERNATIVA MELÓDICA
alternativa melódica: diálogos entre dinámica de grupos y música
La música, en su vasta paleta de tonalidades y ritmos, se erige como un espejo que refleja las complejidades de la interacción humana. Este arte, que trasciende lo meramente auditivo, se convierte en una experiencia sensorial integral que se siente, se vive y se comparte. En géneros como el metal, este fenómeno se vuelve particularmente palpable, donde las bandas, cual organismos vivos, atraviesan etapas de desarrollo que evocan las fases de formación de un grupo social. Al sumergirnos en las trayectorias de artistas de la escena alternativa, descubrimos cómo sus espirales de performatividad musical se entrelazan con las dinámicas grupales y cómo la neuromúsica influye en la percepción y cohesión de sus audiencias.
Dando paso a la orquesta que deviene de este tema, observamos que en el intrincado tejido de las relaciones humanas, el modelo cíclico de Worchel descompone la formación de grupos sociales en seis etapas, cada una de las cuales puede ser vista como un movimiento en una sinfonía compleja:
- Formación: En esta fase inicial, los miembros se encuentran, como notas que buscan armonizar en una partitura aún por escribir. Las primeras interacciones son fundamentales para establecer roles y normas, creando un ambiente propicio para la colaboración. Este proceso es similar a la creación de un acorde, donde cada nota tiene su lugar y función.
- Conflicto: Aquí, como un riff disonante que interrumpe la melodía, surgen tensiones y diferencias de opinión. Este es un momento crítico que puede amenazar la cohesión del grupo. Los desacuerdos, lejos de ser destructivos, pueden ser vistos como oportunidades para el crecimiento, proporcionando un espacio para la reflexión y la redefinición de roles.
- Norming (Normalización): En esta etapa, las notas comienzan a encontrar su lugar, estableciendo normas y roles más definidos. El grupo comienza a trabajar de manera más cooperativa, similar a un conjunto musical que ensaya para lograr una interpretación armoniosa. La comunicación se convierte en la clave para la cohesión, y los miembros aprenden a confiar en las habilidades de los demás.
- Desempeño: En este clímax, el grupo alcanza su máximo potencial, donde cada miembro se convierte en un virtuoso, contribuyendo a una sinfonía que fluye hacia objetivos comunes. Este es el momento en que la creatividad y la innovación emergen, y la identidad del grupo se fortalece a través de la colaboración.
- Finalización: Como un último acorde que resuena en el aire, el grupo llega a su fin o se transforma, reflexionando sobre los logros y aprendizajes que han tejido juntos. Este proceso de finalización puede ser visto como una obra maestra que se completa, donde cada miembro lleva consigo las lecciones aprendidas y las experiencias compartidas.
Estas etapas son un ciclo, un vaivén que puede repetirse o retroceder, como las estaciones de un año musical. La naturaleza no lineal de estas fases refleja la complejidad de las relaciones humanas y la evolución constante de los grupos.
Al explorar las trayectorias de bandas como Paramore, Poppy, Spiritbox, The Warning, Scene Queen y The Plot in You, se revela un espejo de las dinámicas de formación de grupos sociales:
- Paramore: Desde sus inicios en el vibrante mundo del pop-punk, han atravesado conflictos internos y cambios de miembros, reflejando las etapas de conflicto y normalización. Su evolución hacia un sonido más maduro y experimental es un testimonio de su fase de desempeño, donde cada nota es un paso hacia la autoexpresión. La transición de su álbum Riot! a After Laughter ilustra esta metamorfosis, mostrando una búsqueda de identidad que resuena con sus seguidores. Una odisea de sonrisas y lágrimas de Emocore a New wave.
- Poppy: Con una estética que desafía las convenciones del Nu Metal electrónico, su constante adaptación y transformación resuena con la fase de finalización y reconfiguración de un grupo. La fusión de géneros en su obra, que abarca desde el pop hasta el metal, refleja una búsqueda de autenticidad que la posiciona como un símbolo de la modernidad musical. Princesa del deadcore y metalcore alternativo con negative spaces.
- Spiritbox: Surgiendo de las profundidades del metalcore, fusionan elementos progresivos y ambientales, alcanzando una identidad única que encapsula la fase de desempeño. Su álbum Eternal Blue es un testimonio de esta evolución, donde cada pista se convierte en un viaje emocional que invita a la introspección. Agresividad, realeza y perfección, la reina del tsunami sea de su último trabajo de estudio, metal progresivo, djenth y una noche con el dead metal.
- The Warning: Tres hermanas que comenzaron a tocar juntas desde jóvenes, enfrentando desafíos y superando conflictos internos, ejemplificando las etapas de formación y conflicto. Su evolución hacia un sonido más maduro en su fase de desempeño es evidente en su álbum Error, donde la cohesión familiar se traduce en una poderosa sinfonía de rock. Una banda que representa la divinidad del hard rock mexicano, con una escena importante en el heavy metal, cortesías del verano pasado con Keep me fed.
- Scene Queen: Con su estilo bimbocore, fusiona metalcore con una estética vibrante, celebrando la diversidad y la autoaceptación. Su música desafía estereotipos y refleja una constante adaptación, resonando con la fase de finalización y reconfiguración, donde cada actuación es un manifiesto de empoderamiento. Arcángel de la muerte, princesa de las tinieblas del metalcore, deadcore, trap rock y hyperpop sexualizado, feminista y queer.
- The Plot in You: Desde sus raíces en el metalcore, han navegado hacia un sonido más experimental, mostrando la capacidad de adaptación y crecimiento dentro de la dinámica grupal. Sus EPs de volumen 1 al 3, son un ejemplo de esta evolución, donde cada canción se convierte en un testimonio de su viaje colectivo hacia la brutalidad y crudeza del metalcore técnico, el beat down y el punk ambiental.
Una alegoría a la armonía de la escena rock contemporánea, que desde las profundidades del melódico mainstream, con poppy y spirit box nominadas al Grammy, hasta una caverna de tesoros underground que alaban la producción pulida y la música desgarradora, viajan por la sociología humana como entes sempiternos.
Como una pincelada científica, la neuromúsica, un campo que estudia cómo la música afecta al cerebro y a las emociones, revela que las bandas mencionadas utilizan elementos musicales que activan diversas áreas cerebrales. La música, al ser procesada, activa el sistema límbico, responsable de las emociones, así como la corteza prefrontal, que juega un papel crucial en la toma de decisiones y la resolución de problemas (Levitin, 2006). Este fenómeno promueve la liberación de neurotransmisores como la dopamina, el mensajero del placer y la recompensa, lo que se traduce en una experiencia emocional intensa para los oyentes (Salimpoor et al., 2011).
La estructura musical, que incluye elementos como la melodía, el ritmo y la armonía, puede influir en la percepción emocional. Por ejemplo, los cambios en la tonalidad pueden evocar sentimientos de alegría o tristeza, mientras que la complejidad rítmica puede generar una respuesta visceral, Además, la repetición y la anticipación en la música pueden activar circuitos de recompensa en el cerebro, reforzando la conexión emocional entre la banda y su audiencia
La activación cerebral no solo fortalece la cohesión entre los miembros del grupo, sino que también crea un vínculo profundo entre la banda y su audiencia, facilitando la formación de una identidad
Otra mirada, podría estribar en explicar a La música como el hilo que conecta las almas de un paradigma social, quizás más que cualquier otra manifestación humana. Es el lenguaje universal que trasciende las barreras del entendimiento, uniendo a individuos en una experiencia compartida que, aunque efímera, deja una huella indeleble en el tejido de la existencia colectiva.
Al sumergirnos en las complejidades de la psicología de grupos y la neuromúsica, nos enfrentamos a la cruda realidad de que, a pesar de nuestra aparente interconexión, la soledad es una constante que nos acompaña. Las dinámicas de formación y disolución de grupos sociales, como las observadas en las trayectorias de bandas narradas extrapolan la transitoriedad de las relaciones humanas. Cada fase de conflicto, normalización y desempeño es un recordatorio de que, aunque buscamos la armonía, la disonancia es inevitable.
La neuromúsica, al activar diversas áreas cerebrales y liberar neurotransmisores como la dopamina, nos ofrece momentos de éxtasis y conexión. Sin embargo, estos momentos son fugaces, y la realidad de la impermanencia nos golpea con fuerza. La música, en su capacidad para evocar emociones intensas, también nos confronta con la fragilidad de nuestra existencia y la inevitabilidad de la separación.
En última instancia, la música nos recuerda que, a pesar de nuestros esfuerzos por encontrar significado y pertenencia, estamos condenados a la transitoriedad. Las conexiones que formamos son efímeras, y la búsqueda de la armonía es una lucha constante contra la disonancia inherente a la condición humana. La música, en su belleza y dolor, es un reflejo de nuestra propia fragilidad y fugacidad de la existencia misma.
Referencias
- Brattico, E., Bogert, B., & Pearce, M. T. (2013). The neural correlates of musical expectation: A review of neuroimaging studies. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 37(2), 279-306. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2012.10.005
- Huron, D. (2006). Sweet anticipation: Music and the psychology of expectation. MIT Press.
- Levitin, D. J. (2006). This is your brain on music: The science of a human obsession. Dutton.
- Salimpoor, V. N., Benovoy, M., Longo, G., & Zatorre, R. J. (2011). Anhedonia and the response to pleasure in music. Proceedings of the National Academy of Sciences, 108(15), 6184-6189. https://doi.org/10.1073/pnas.1010887108
Por Juan Alberto Díaz
ALTERNATIVA MELÓDICA