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Producir o catalogar
Todo autor o autora, sea de la disciplina que sea, se enfrenta al dilema, que sintetizando es o produces o catalogas. Dirán que lo ideal es ambas cosas.
Pero la realidad es más compleja, sea en matemáticas, filosofía, teología, fotografía, diseño, literatura, arte plástico hay que tener al menos las siguientes miradas u horizontes: leer y observar, segundo pensar y analizar, tercero, producir en el género o en el saber concreto, cuarto, difundir o publicar, quinto, catalogar o conservar o numerar…
Si a esto le añadimos que todo ser humano, tiene unas necesidades biológicas, de alimentarse, de dormir y descansar, además de otras realidades sociales, por lo general, desarrollar un trabajo remunerado, que muchas veces, no coincide totalmente, con la producción o el saber a que se dedique o el arte, sin olvidar, que la familia exige tiempo y dedicación, y, más circunstancias sociales, además, de ocuparse mínimamente a sí mismo, y, todo lo que la vida trae consigo…
Por tanto, es imposible, que en el terreno de la producción, sin entrar en otros campos, una persona, puede llevar con suficiente armonía todos las áreas de la producción cultural da lo mismo, sea un saber científico, filosófico, teológico, artístico, literario… con lo cual, si queremos conservar todo ese material.
Si la sociedad, porque pienso que es también deber de la sociedad, quiere conservar, diríamos, la multitud de producción de un autor o autora, o, en una rama del saber, tiene que buscar sistemas de recolección, conservación, estudio, análisis, indexación, catalogación de todo ese material que las personas producen. Que va más allá de los libros editados con ISBN, sino multitud de hojas, notas, bocetos, ideas, sugerencias, párrafos, etc. Que pueden ser esenciales para el avance de esa ciencia o arte…
No sé, si es cierto, pero hace tiempo leí, que los papeles o borradores de Einstein, que dejó en cuadernos y notas sueltas. Eran mirados y analizados y estudiados, por estudiantes de postgrado, para intentar recuperar algunas ideas o sugerencias. Para analizar, el desarrollo de algunas de sus ecuaciones o sus formulaciones. Se considera, si mi memoria no me falla que Einstein, solo o con otros autores, firmó y publicó 271 artículos científicos. Sabemos, que algunos de ellos cambiaron la concepción del mundo, y, algunos de ellos, todavía seguimos aplicando sus resultados, no solo a nivel teórico, sino a nivel práctico. Muchos de los artilugios que utilizamos todos los días, los móviles, por ejemplo, no podrían funcionar sin algunas de sus derivaciones de algunas de sus ecuaciones o teorías o concepciones…
El concepto de biblioteca para conservar libros, libros publicados con la legalidad vigente y de cada momento. Es, evidente que es un concepto que se ha superado. Es necesario, pero ya existe la necesidad, en multitud de campos, del concepto de Archivo y Centros Documentales, en distintos saberes, ciencias, artes, literatura, que completan a la Biblioteca. O, es más, dentro de la Biblioteca, que ya conserva, diríamos, multitud de publicaciones, en sentido amplio, no solo libros en papel y material en papel, sino audios, videos, juegos, etc. Ya se conservan, todo tipo de informaciones o documentos que entran en esa categoría general de documentos de todo tipo.
Hoy, ya es una realidad, aunque estimamos se irá desarrollando que las bibliotecas, empiezan a conservar multitud de materiales, lo que consideran Archivos, Archivos de autores en las distintas ramas, archivos coleccionados con algún criterio por alguna persona, de alguna faceta de la realidad… Así, por ejemplo, la BNE está coleccionando y conservando y archivando cientos o miles de viñetas de distintos humoristas gráficos de la segunda mitad del siglo veinte. Así, dicen que las Universidades Americanas invitan a sus alumnos, que han tenido una trayectoria importante en una rama, que si desean dejen papeles, documentos, cartas, fotografías, libros, manuscritos y otros materiales, formando el concepto de “legados o subarchivos”, que se insertan en la estructura general de dichas bibliotecas y de dichas universidades…
A veces, me llega a la consciencia, el recuerdo, de que en todas las ciudades, de más de una cantidad de habitantes en tiempos de Roma existía al menos una biblioteca pública, además de las privadas. En algunas ciudades varias, con miles, o docenas de miles de manuscritos. No me refiero solo a la famosa de Alejandría, sino a todas que estaban repartidas por la República o el Imperio. Incluso en algunas termas publicas también… Y, casi todo se perdió. Estimo que las bibliotecas, que conservan todo, los Archivos documentales culturales y los Centros Documentales culturales, están intentando que la producción cultural, no se pierda, que la letra pequeña –eso que hemos denominado, cartas, manuscritos, notas, fotografías, etc.-, tampoco se pierda.
Ahora, ya es hora, que en el suelo patrio, en todas las bibliotecas locales, municipales, provinciales, regionales, sean generales o sean de especialidades concretas, se planteen, si las grandes bibliotecas de la nación o del Estado, ya están conservando y anexionando archivos y centros documentales, pues hagan lo mismo estas bibliotecas, empezando a conservar “cajas y metros lineales” de autores y autoras, que quizás, sean de segunda o quinta fila, pero que han estado siendo soleados por el sol de su localidad y de su provincia, diez o cincuenta años. Que quizás, no sean los grandes popes de la cultura nacional de sus especialidades, pero si son dignos que sus obras y sus “letras pequeñas” se conserven en sus lugares de residencia y de nacimiento. ¿Pero empezaré yo a ver esta realidad…?
¿Qué las bibliotecas municipales y locales y estatales provinciales, museos provinciales y locales empiecen a recibir y aceptar todo este tipo de materiales, para conservación para el futuro, a semejanza que conservan la ermita rústica, sin estilo y popular, de tres siglos, hecha casi con adobe y, muchas veces, con algún muro torcido y con unas cuantas piedras de sustentación…?
http://twitter.com/jmmcaminero © jmm caminero (25-28 noviembre 2023 cr).
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