Poemas de Ender Rodríguez
PIERNA
Es sexagenaria y sexy,
mi hermosa y cruda pierna derecha,
se llama Ofelia
y es de segunda mano,
proviene de una guerra
más difícil que las de los “otros yo”
rusos o nazis o neardenthales
no declarados,
es que ni para saberlo
pues no le cuaja a mi mente
sin pierna
entender la karmática articulación
del ayer
que sostiene mi cuerpo
con cabeza, brazos e ingle.
¿Por qué le digo cruda a ella?
Porque cuando alguien la hizo nacer de la nada,
no la coció bien,
ni con habas ni con pimientos
como a mí me gusta,
pero debo aprender a amarla,
devotamente orarla,
ponerla ante velas
como maja desnuda y vestida
ya sé, ya sé,
es crudamente cruda
pero seductora y dolorosa
así es
aunque sexy
y faramallera;
sobre su lenguaje
es mal hablada como yo.
A veces me arde como púas
en el alma o en el culo,
no lo sé bien ni mal,
pero sí creo que debe ser eso,
que arde porque tiene fuego
ya en siglos atrás
vivió en glaciares
y con osos indios,
y fue esclavizada
mi nena pierna derecha,
quizás tiene su propio cerebro,
y sufre por mí
quién lo diría,
hasta me cela
la muy jodida.
Mi adolorida
Mi sagrada
Mi flagelada
pierna garabato,
pierna chueca
pierna chirimolla,
pierna percudida
conectada a peroné y tibia
y caliente
y arrecha o
trasnochada,
sus hormonas desesperan
y encalambran.
Pero eso sí,
le pido disculpas
cuando le he dicho antes
gritando hasta el delirio:
“hijadelamuygrandísimaputa
yjuemadres chotomalasaña
pierna demonio de mil recontraputas
sin Olimpo ni Jerusalenes,
váyase muy mierda
por siempre inmunda”.
No, no,
Pero es que
ya aprendí
¡Perdóname!
¡Ofelia ohhh!
¡Ofelia mía!
Mi cruda y sacral pierna
ya sé que ella
nunca se ha divorciado ni casado,
solo cuida de mí,
es como madre y padre,
me llevó al Amazonas
y a las cuevas del Guayanés,
y a mis viajes mentales
al espacio sideral de mis avatares
más absurdos.
Mi pierna no sabe
que también proviene
de la médula nerviosa
de mi espalda por dentro,
y allí sí hubo dos guerras
quirúrgicas y persisten allí
tornillos y barras de titanio incrustadas,
que salvaron mi pierna,
a ella,
a Ofelia,
así que
¡perdón pierna!
Me disculpo
por maldecir y no tener química
o ser cómplices yernos
o amarnos
o lo que sea.
Titubeo ante ti Ofelia
y oro y ojalá ores por mí
y sepas,
que somos dos trozos de nada
en el infinito
del Todo.
Mi pierna médula
y musa
y esquelética amada,
mi Ofelia sacral
de segunda mano,
y veterana de guerras
y refugios con exilios,
paridos a la mala.
¡Te amoro
Ofelia
Amoro!
Federica.
Una vez me dijo
una tal Federica Blum:
-Es usted muy hermoso,
parece una suerte de calavera
que en flores se derrite
sobre patatas de humo-
Me sonreí
y bañados
en vino
dormimos desnudos
en un lindo cementerio
donde había muerto
100 años atrás
una tal
Federica Blum
Mi Casa.
Mi casa es este techo donde perros
en luna lechoza lunchan loa
Ven, se dan cuenta,
así de absurda es Mi Casa,
donde los cuentos y las noticias
y los chocopanes son lo mismo.
En Mi Casa
Ultramán y Esqueletor son amigos
y beben caídos sobre rocolas
y hojas de hierba
o de Hemingway.
Como dijo Washington Cucurto
en Mi Casa ríen joden y ven la tele
los duendes y sus ogros,
y mis hijos que gozan de patatas
en forma de galaxias turbias.
No es París ni Texas Mi Casa
pero hay frutas y toboganes
centrífugos hacia la nada
que es el mismo todo
invertido.
En Mi Casa
los gatos son perros
no calientes,
y no hay Napalm
ni Viet Kong Fan
ni malas comiquitas.
Los amigos imaginarios
son Chef y locomotoras
y Mamá y Papá
vienen y van,
y nunca mueren
como en las pelis de zombies
y Mick Jagger
baila con Mongo Santa María
y Clapton con Bola de Nieve
y con la negra Zu con Jozu.
En Mi Casa
de la calle doradas
de la quebrada ya piche
por lástima y descuido,
y dónde en
Barrio Sucre
es Mi Casa,
ya el río ha muerto
y lo lloro rezo.
Mi Casa es y no lo es
porque Mi casa puede ser un páramo
en un África de dónde venimos
a ser
y Orinoco canta babuino
y araguato y cuatro narices.
En Mi Casa donde nunca moriré
solo las almendras del cosmos
soplarán las velas
del más allá,
donde mis lirios de no muerte
julepean la gloria
de la juerga de jugármelas
todas sin un juego
de fuego.
En Mi Casa que no es y sí,
seré la nada más nada
de todo el todo.
En Mi Casa que es y no,
diré que yo nado nada
porque sí traje traje,
así es Mi Casa
donde el arco iris vive entre
mis adentros de adentro.
En Mi Casa
no me caza nadie
ni las balas del balín
ni del bolón del polvo
del Don Muertes.
En Mi Casa no existe Policía
ni poeCia o
pocetas de algarabía
y fiesta y ronca ronga
porque Mi Casa
así no más
ni lo menos
de calaverna o veremos
esa es Mi casa.
Ven, abierta, alba, tribu sin tribu
Así es Mi Tu Casa.
Ender Rodríguez.