Adolfo González
Autor español nacido en Avilés (Asturias) en 1982. Colabora en Espacio Poético 5 con unos poemas de su libro El poema que surge. Anteriormente publicó otros como El gorrión pasa página con el pico o La luna en la punta de la lengua (Premio Arcipreste de Hita). NOCHE DE VERANO
(Junto a la estatua de Fray Luis de León, Cuenca)
Llenas están todas las cosas
del asombroso encanto de la noche.
No eres una excepción:
el cantar de los grillos
encuentra habitación en tu silencio
y la luz de incontables
estrellas en tu mínima mirada.
Imposible parece no quedarse de piedra.
CANDADOS DE AMOR
(Puente de San Sebastián, Avilés)
Ciudad mía, te quiero
igual que a esa mujer:
lo que no me gusta de ella
me gusta de ti también.
*
(Puente del Sena)
En sólo un fin de semana
puede el amor ser eterno.
Firman: dos que aquí se amaron
y que nunca más se vieron.
SALTO DE AGUA
(El Escañorio)
El sonido del agua
despeñándose,
rompiéndose
musicalladamente,
sanjuandelacruzmente,
todo lo dice y nada dice,
dice sutil y dice madre,
dice despierta y sueña
y lo que piensa Issa,
Kobayashi,
allá en el más acá,
acá en el más allá
el sonido del agua,
el sonido del agua
dice y dice de la belleza,
dice de lo divino
mientras dice calma,
calma
porque el saber más puro es calma
y es lo sabio la meta,
como Heráclito lo dice,
está diciéndolo,
diciendo solamente
el sonido del agua,
el sonido del agua
que nos dice
-fantasmas, hombres, ángeles-
carpe diem
y sursum corda
y mens agitat molem,
que nos dice
que es la luz la que canta
en el canto del pájaro,
que nos dice
lo mismo que en el fondo
nosotros nos decimos,
el sonido del agua
despeñándose,
rompiéndose,
inventándose
el cristalino arroyo de la muerte.
AHÍ ESTÁ
Concederte una página
entera para ti sola,
humildísima
florecilla sin nombre que has llamado mi atención
en las inmediaciones de la Puerta de Alcalá.
HAIKU
(Otoño, Parque de Ferrera)
El viento empuja.
La lluvia se ha sentado
en los columpios.
APUNTE DE PAISAJE
La calle desierta. La tarde con traje de noche. Ni una estrella a la vista. El sonido que hace el viento con las ramas, que recuerda al de las olas. Hay un lirismo en todo esto. No el tantas veces, por manos tercas incitado, asesino de la poesía. No: un lirismo sin palabras. Con las palabras que perdí en la nieve.
CARBÓN
En mi recuerdo, esta fría tarde de enero de 2015 es un mediodía de julio de 1990. Mi abuelo Samuel, que pasa en casa, como siempre, un mes o dos, se sienta despacio a la mesa y nos cuenta pormenorizadamente las calles por donde ha ido sosteniendo la silicosis, cayado en mano, en su paseo matutino por Avilés. Aunque soy tan distraído como un crío cualquiera, durante la comida –arbejos, y me quejo– nadie le presta tanta atención como yo que, de pronto, recuerdo una fría tarde de enero de 2015 en la que mi nieto Adolfo, picador en la mina del papel en blanco, sale del tiempo y se encuentra con su abuelito.
Alguien se ha puesto
como un guante mi mano.
Puede que un ángel.
DETALLE CON CARMEN
Te traigo estas flores
por tener un detalle con ellas.
Adolfo González
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Poemas y Quince aforismos de Adolfo González
El mundo pertenece a quien se atreve, Charles Chaplin
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