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DAVID DE ARAHAL: EN EL BUEN CAMINO DEL ARTE
José Cenizo Jiménez
El viernes 27 de septiembre asistimos a la presentación, en el marco de la Bienal de flamenco de Sevilla y su espacio Turina, casi lleno, del recital del guitarrista y compositor David Rodríguez Romero, David de Arahal para el arte, nacido en 2000. Vino acompañado de su grupo, compuesto por Ángel Vera (segunda guitarra), Lito Mánez (percusión) y los hermanos Gamero (palmas). Aprovechaba la oportunidad para presentar temas de su segundo disco, titulado Callejón del Arte, recién salido a la venta.
El primero fue todo un descubrimiento de este joven guitarrista que, con veintipocos años, consiguió ganarse piropos extraordinarios de artistas como Rafael Riqueni, uno de sus maestros, quien lo describe como el futuro de la guitarra, o el mismo bailaor Antonio Canales, que además de llevarlo consigo a algún espectáculo, ha dicho sobre su música: “Escuchar tocar así, es adentrarse en un ensueño sin tiempo y en un perturbador frenesí”. Asimismo, el crítico e investigador José Manuel Gamboa escribió sobre su precoz sabiduría y plena entrega a la causa del flamenco. Casi nada.
Tuvimos la oportunidad de escuchar con atención ese primer trabajo, canto de amor a sus raíces, a su pueblo de la campiña sevillana, Arahal (donde hicimos el bachillerato a mediados de los setenta). Se llamaba Mar verde, de 2021, por la abundancia de olivos en sus campos, y publicamos en su momento nuestra opinión en la desaparecida y querida revista digital Jondoweb. Allí decíamos como valoración: “Ha sabido ser elegante en todo, en la técnica, en la duración de los temas, en las colaboraciones, la variedad musical, en los títulos… Con esa calidad, esa elegancia, ese agradecimiento a los grandes y esa disposición para el mejor futuro con sencillez y a la vez con seguridad y confianza en sus facultades, David se nos antoja, como dicen ya tantos, en una garantía para el futuro de la guitarra”.
Este segundo trabajo, presentado en este recital, viene de la mano de su sello, su elección personal en el arte, hasta ahora al menos. Continúa con el intimismo y el lirismo musical, el flamenco sobrado de técnica pero sin estridencias, el homenaje a los maestros que le preceden o que aún viven a su lado y, de nuevo, la atención al detalle personal, diario, familiar. Si en el primer disco era su abuela la que aparecía, ahora están ahí personajes de su pueblo como el gran aficionado Rafael Frías Fernández “El Guardacoches”, al que dedica un tema, o una vecina que regala cartuchitos de jazmines a los vecinos. Este hombre con cara y voz de niño tímido es grande en su música y grande en actitud hacia la vida y las personas. Con la guitarra dice cuanto tiene que decir, que es mucho y bueno. Aquí podéis escuchar el homenaje a Rafael, enlace de YouTube:
https://youtu.be/oVikUbUH7QQ?si=Dte01qOczJpfxYzV
Ofreció un programa con variados palos y títulos hermosos (siempre nos fijamos en esto): Claveles Rojos (Granaína), Callejón del Arte (Jaleos), Soleá de los Resplandores (Soleá), San Francisco (Caña), Guardacoche (Levante), Jazmín (Tanguillo), Azul Azabache (Bulería), Poema de mi Soledad (Copla), Avenida de los Cisnes (Alegría). A ello se sumó una gran sorpresa, como la guinda del pastel flamenco de la noche: unas seguiriyas con el cante de Manuel de la Tomasa y unos fandangos de Huelva con Sandra Carrasco. Con ambos toca habitualmente formando excelente pareja artística y con Sandra ha publicado el doble CD dedicado a Pepe Marchena, una joya musical, de los mejores discos de este año.
En este enlace de YouTube podéis verlo en una escucharlo en esta “Dulce farruca de Marchena”: https://youtu.be/bc8I-tmD05E?si=BDKuDEKIbmC6WI9Y
¿Qué ha pretendido David? En las Notas de Bienal se apunta: “A lo largo del proceso creativo de esta obra, el joven músico intenta ahondar y continuar en la búsqueda de su propio sonido, haciendo un trabajo de introspección musical, en el que encuentra ciertos elementos con los que se siente identificado, y que a día de hoy quiere que formen parte de su lenguaje musical. A grandes rasgos, que el uso del trémolo, los armónicos, los arrastrados, entre otros elementos, sean su firma en el lienzo musical del infinito flamenco”. Seguir esa búsqueda, en fin, personal, muy por derecho con los elementos del presente. Música la suya, hasta ahora, de calado poético, como un Debussy flamenco, un seguidor brillante de Riqueni y otros maestros, a los que rinde veneración sin dejar de ofrecer su personalidad.
Realmente fue un espectáculo logrado en la parte musical, una hora y media (lo bueno si breve…) de lujo artístico, con todo y por todo lo indicado. Ya desde el principio su voz en off nos introduce en esa introspección con unas palabras entre las que sobresalen algunas como camino, arena, suspiro, tiempo…
Especialmente sugerentes nos parecieron, del todo armónico, los trémolos de la granaína inicial, los ayes de la caña cantados con las notas de la guitarra, la alegría rítmica de los tanguillos “Jazmín” y las alegrías “Avenida de los Cisnes” o la magnífica versión de la canción “Soledad”, que nos trajo a la memoria a Gracias Montes (la preferida de nuestra madre Trinidad, nuestra suegra Ángeles y de nosotros, claro, que para eso sirve la música, para emocionarnos por muchos caminos y veredas), amén de las intervenciones de Manuel de la Tomasa y Sandra Carrasco. Rodeado de su grupo y de estos dos poderosos artistas, así como de un público fiel (entre los que estaban Antonio Canales o Rafael el homenajeado), David parecía un gigante de la nueva guitarra flamenca, hecha de lo mejor del pasado y lo mejor del presente. Gracias por tanta sabiduría, generosidad, sencillez y calidad.
Fotos: web de la Bienal de Flamenco 2024, Laura León.
DAVID DE ARAHAL: EN EL BUEN CAMINO DEL ARTE