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Amarga ironía sufrida en vida por un intelectual creador múltiple lleno de vivencias, tratado con desden y olvido en esta España a la que tanto dio en vida y obra hasta su muerte en julio de 1972 allá en México donde vivía. Dolido con el comportamiento de una tierra por la que dio y soñó desde la nostalgia del exilio. “Mis libros, escribe, no se venden. No tengo editor- y sabe Dios si lo procuro- como no sea para mis libros de crítica (que no lo son, sino charlas de café). Se consideraba un escritor sin lectores, algo semejante a Azaña, aunque estoy seguro que esta comparación no le sería agradable, en ellos habla precisamente de la soberbia intelectual de quien fue el último presidente de la República.
Algo se cumple del deseo de quien no pudo disfrutar en vida. Max Aub el poeta, el escritor, ensayista lúcido y autor dramático, que recibe homenaje y recuerdo justo en El Teatro Español que reconoce a Max Aub dando su nombre a una de sus naves y estrenando un cabaret a partir de sus textos. Mas no queda ahí de testigo colgado de una esquina, pues cada temporada, promete Pérez de la Fuente, se pondrá en escena una escenificación con su firma. “Este es el pórtico de una gran catedral”, sentencia. La consagración no ha hecho más que empezar. Un Max Aub al cuadrado. Su nombre figura en el cartel de la obra Tengo tantas personalidades que cuando digo “te quiero”, no sé si es verdad, dirigida por Jesús Creció sobre varios textos del autor. Pero también, en letras bien grandes, sobre la antigua Sala 2 de las Naves del Español, ahora bautizada con su nombre como si se tratara de un santo protector. Juan Carlos Pérez de la Fuente, director de la institución, advierte: “Se trataba de empezar la Operación Max Aub”.
El dramaturgo que jamás vio ninguna de sus obras sobre escena podría haberse apuntado la rara hazaña de estrenar un homenaje a su figura en una sala tocaya. Pero murió en México en 1972, exiliado, desengañado con la España que había visitado poco antes de fallecer y olvidado por la cultura institucional. El gesto, viniendo de un teatro público, parece una cuestión de justicia. Pero Pérez de la Fuente no luce medallas: “Esto del arte es muy subjetivo. Se pone Max Aub porque al director del Español le gusta Max Aub”. La restitución comienza con este “cabaret literario” compuesto por textos de distinta naturaleza, en cartel desde ayer hasta el 14 de junio. Que así sea. El que vale, vale. Y el que no, sea meta a ministro de cualquier cosa.
Tácito