Viejecita, Mi madre

Viejecita, Mi madre

Pedro Luis Ibañez Lerida

ARRULLO EN LA ESTRÍA DEL HUESO, te me presentas. De esa manera tan tuya. Así, muro de cal exultante de sol, me sobrevienes. El pequeño gozo revelado en la llamita de tu iris, dolido por los años y aliviado por los fugaces momentos que oscilan como luz de gas, es sementera de ternura. Abrevio este decir de amor: de tus manos, caricia de arcilla en mi frente. La lluvia no borrará tu tacto. Tu ser –como el mío- será ceniza dormida en el apátrida viento. Ahora, en este preciso momento, mejilla con mejilla, el pronunciamiento de lo incondicional.

HACES HEBRA DE TIEMPO EN LA AGUJA QUE TEJE: ojo ciego de la nostalgia. Qué extraña y amarga sensación de ausencia nombrarme en tus labios que bordan serenamente el ajuar funerario de la memoria. Puntada a puntada, quedo prendido como atraviesas la edad de mi infancia. Y la recreas, y la vives, y la revistes como un cuento renovado en cada lectura. Ese lugar nos pertenece. Nos designa. Es decir, nos consuela.

EL SILENCIO DEVENGA OTRO SILENCIO: “la música callada” que definiera San Juan de la Cruz. Barrunto en lo más profundo la onda que ya se dibuja en la superficie. Tu vientre estéril me aguarda de nuevo. Allí el eco aún permanece como canto de vida y esperanza. Cuerpo enjuto entre mis brazos. Tan hermosa. Tan frágil. El amor es vestigio. Todo es de su mano. Como las tuyas que cubren las mías mientras el sino tiembla en tus pupilas cual dos jinetes fugitivos. Qué verso para un pájaro triste que espera a la muerte. Qué decirte, viejecita, mi madre”.

Fragmento de la obra inédita Los días que fueron, de Pedro Luis Ibáñez Lérida.

Pájaro triste es una bellísima composición de Federico Mompou. Incluida en su obra para piano Impresiones íntimas (1911-1914).

Mompou era un miniaturista en sus obras, casi siempre breves y de una música relativamente improvisada. Su obra se ha descrito como “delicada” e “íntima”. Él mismo dijo: “La mejor palabra es la palabra no dicha, como todos sabéis, soy un hombre de pocas palabras y un músico de pocas notas”. Guiado por un ideal estético claro: la máxima expresión con los mínimos medios.

Su extremada timidez le hizo abandonar la idea de ser pianista y decidió dedicarse a la composición.

Especialmente en su música para piano toma resonancias de recuerdos en el tiempo. Sus acordes suelen evocar el sonido de las campanas de bronce. Estampa en la memoria de su abuelo que trabajaba en una fábrica de campanas en Barcelona que sonaban en varias octavas.

Pedro Luis Ibáñez Lérida

Federico Mompou – Pajaro Triste, from Impresiones Intimas

https://youtu.be/T0vkvpRoMwA

 


 

 

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