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Ediciones Carena lanza en España la nueva obra del caraqueño. Sobre la misma el escritor madrileño Antonio Gómez Rufo asegura que estamos ante “la mejor narrativa de Edgar Borges”, mientras que el filósofo vasco Vicente Huici considera que es “un libro en la estela de El Extranjero de Albert Camus, en el que se muestra un yo liberado de la memoria que resulta tan hermoso como terrible.” El próximo sábado 28 de mayo, a las 12 del mediodía, el venezolano firmará ejemplares de su nueva novela en la 75 edición de la Feria del Libro de Madrid.
Para Bruno decir Bruno era recordar parte de su historia. Imaginar o recordar; el relato mental como última estrategia para esquivar la muerte. Bruno sufre una enfermedad que lo hace dudar de la realidad. ¿Alzheimer?; ¿esquizofrenia?; ¿hipocondría? Una voz le narra su vida. Una o quizá varias voces. En esta historia ningún hecho es absoluto.
Bruno era un viejo librero muy querido en el barrio. Sólo Eliana, su mujer, conocía su padecimiento. Eliana era una escritora que dejó de escribir para establecer “un vínculo narrativo” con personas urgidas de ayuda. Ella enseñó a Bruno a inventar relatos para llenar los vacíos de la mente. Contar, contarse; imaginación para salvar la memoria.
Un día la mujer desaparece; el hombre no recuerda si murió o le ha abandonado. Sólo sabe que ella padecía una enfermedad y que a gritos pedía la muerte; también recuerda que él en su imaginación tuvo que crear una niña para evadir los llamados de su mujer. La pequeña jugaba a la rayuela; otras veces le sangraba la nariz, un hombre la perseguía. Una niña corre peligro en un lugar de acceso imposible. Cierta noche la niña se esfuma y con ella Eliana.
Al poco tiempo una niña real desaparece; el suceso ocurre camino al colegio frente a la librería. Los vecinos señalan a Bruno como el principal sospechoso. Termina así la admiración colectiva por el librero. Los padres de la niña, Amanda y el sastre, lo acosan por separado para conseguir la verdad. El anciano se verá entre dos fuerzas, una madre maltratada que termina dudando de su culpa y un sastre que pretende esconder su violencia sentenciándolo a él.
Bruno se orienta y se hunde según las voces que lo narran. La de Eliana es la única voz que lo salva. Él sobrevive gracias a ella. Todo lo terrible y lo bello ocurre en una existencia. Un barrio; una plaza con cinco delincuentes retirados; un árbol antiguo; tres columpios destartalados; un amigo; una muchedumbre sedienta de venganza; el canto de Edith Piaf y la música de Richard Wagner; la luz; la lluvia; una bar abandonado; un colegio en silencio; tres niños que golpean hombres. Recuerdos, fotografías; fragmentos. La casa es el espacio extraviado que Bruno busca en la calle.
Edgar Borges (Caracas, 1966), autor de “La contemplación”; “El hombre no mediático que leía a Peter Handke” y “La ciclista de las soluciones imaginarias”, ha escrito una magistral obra de pistas y de una sorprendente trampa, contada desde el delirio de un hombre enfermo y las voces que lo narran. ¿Qué voz? ¿Qué narrador? ¿Acaso una narradora? ¿Quién toma el relevo de la narración? ¿Quién te narra? ¿Quién me narra? ¿Quién nos narra, señor Bruno? Un sujeto que no se conoce a sí mismo se pregunta en silencio: ¿Para qué la música?; ¿para qué los paseos?; ¿para qué las historias?
“El olvido de Bruno” es una novela sobre la memoria, la invención y el amor.