Una misma noche

Una misma noche

Francisco Velez Nieto
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Una misma noche

 

Por Francisco Vélez Nieto

Una emocional narración que testifica con certeza lo sucedido,  recordando mostrando con escritura tensa como un cruel pasado está ahí semioculto.

Leopoldo Brizuela

Una misma noche

Alfaguara

“Siempre he sabido que las grandes sorpresas nos esperan allí donde hayamos aprendido por fin a no sorprendernos de nada”

 Julio Cortazar, La vuelta al día en ochenta mundos

 

Pulso literario por parte del escritor Leopoldo Brizuela ganador el Premio Alfaguara de Novela 2012 fallado a finales del pasado año con su obra Una misma noche, cuya narración transcurre dentro de  dos tiempos entre la realidad del hecho histórico y una ficción temerosa.

 

Un  pasado terrorífico, luctuoso y trágico significó el golpe de Estado en la Argentina y a continuación dictadura capitaneada por los militares Massera, Videla y Agostí  cabecillas máximos y responsables del terror durante años, torturas y muertes, luto con que con toda seguridad y según muestras, los años transcurridos no han logrado superar el peso de la tragedia.  Leopoldo Brizuela sitúa la historia de su novela Una misma noche  en 2010 cuando una madrugada, el escritor Leonardo Bazán se convierte en testigo involuntario de un sorpresivo suceso en una urbanización no lejos del Gran Buenos Aires,  no siendo otra que el asalto a la familia judía  que ocupan la casa vecina a la suya.

 

Un suceso de esa índole puede entenderse por los que no han vivido el resiente pasado argentino  “normal”, pero en este caso inevitablemente levanta sospechas y temores en el escritor vecino dada la logística empleada por los asaltantes, pues, curiosamente al mismo tiempo, observa como un patrullero de la Policía Científica presencia los hechos a una cierta distancia aparentemente indiferente, algo que de súbito despierta en él   recuerdos de escenas similares vividas con sus padres en 1976, cuando al inicio de la dictadura militar Argentina él era un niño de doce años de edad. De manera que salta de la memoria histórica aquellos terribles años que rebobina tan trágica realidad y la descarnada prácticas de los verdugos sobre las víctimas.

 

Las comparaciones van surgiendo entre pasado y presente, “la similitud entre  esto que ha transcurrido y ese otro episodio de 1976”, Resulta aquietante, tenebroso haber sido espectador tan directo debido a la implicación de su padre en aquél pasado no tan remoto y este asalto a una propiedad privada de familia judía por un extraño grupo. Secuencia que convierte a Leonardo Bazán, testigo sin cargo, a iniciar comparaciones entre las actuaciones represivas de “el crimen organizado, la muestra de que no ha caducado ese 1976, que sigue vivo envuelto en sombras que pueden ir convirtiéndose en realidades envueltos en irreales “Derechos sociales” Esto conduce al protagonista a convertirse  en una especie de detective e iniciar la escritura de un cuaderno de notas con el objetivo de plasmar los hechos donde pasado y presente se semejan de manera preocupante en ese 2010, puesto que se vienen sucediendo a rostro descubriendo   un osado modelo no ha obsoleto, sino que está ahí, actuando en silencio por los herederos del  poder anterior que asolapadamente va destapando las actuaciones del pasado oculto.

 

Para el autor de Una misma noche. “Solo hay dos anécdotas reales en el libro: el asalto de 2010 y el asalto de 1976, a la misma casa. Yo era el único testigo que sabía que en esa misma casa, habían entrado dos bandas integradas por diferentes policías, pero siguiendo los mismos métodos. Ahí, frente a ese lugar común, sentí la necesidad de escribir esta historia”, pues, los elementos para crear la historia desde el compromiso resulta evidente pese al tiempo transcurrido, con ese descorrer la cortina   del poder establecido provocador de escalofríos y temblores. Un miedo acuñado desde la lejana como cercana niñez, que ahora comparando  datos va componiendo un etapa que estremece al ser examinada con su propios  ojos “los datos que le ofrecen el presente” la amenazante repetición que lo lleva a sentir “la idea de la repetición como forma de memoria cotidianas repitiendo los actos”

La escritura de esta emocional narración  testifica la evidencia de lo sucedido,  recordando  y describiendo con escritura tensa a la vez amena no falta de suspense, lo difícil de soportar si no hay un apoyo social. De aquí que cuando surgen los juicios palpa la posibilidad de esta novela a modo de crónica de actualidad que alarma y sobre avisa a la sociedad, procurando despertar el recuerdo de quienes bien niños o mayores ya ancianos, tengan presente que las crueldades sucedidas pueden  volver de nuevo a constituirse en presencia real por medio de una  máscara que disimula recurso y leyes “legales”  Y puede que el lector avezado portador de buena “Memoria histórica” encuentre semejanza con el discurrir de la Piel de toro actual,  también descorriendo lentamente la cortina “democrática” que ondea, e ir mostrando el dañino neoconservadurismo de catadura franquista. En resumen, como señala Rosa Montero “Una obra escrita en la penumbra, desde los interiores de la intimidad cotidiana que refleja la sociedad”.

 

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