- ADIÓS A FERNANDO RODRÍGUEZ IZQUIERDO - 18 de enero de 2025
- EDICIONES PADILLA, FELIZ CUMPLEAÑOS - 22 de diciembre de 2024
- ÁNGEL SÁNCHEZ ESCOBAR PRESENTÓ SU NOVELA LA PARTERA DE SEVILLA - 21 de diciembre de 2024
Francisco Mena Cantero, Tus apuntes de física, Ayuntamiento de Talavera de la Reina (Toledo), col. Melibea, 2019.
UN POEMARIO DE FÍSICA Y METAFÍSICA
José Cenizo Jiménez
Francisco Mena Cantero nació en Ciudad Real en 1934 pero reside en Sevilla desde 1971, ciudad en donde ha visto crecer su familia y su trayectoria poética, ciudad que le debe mucho porque aquí, además, ha fundado una colección de poesía, Ángaro, junto a Manuel Fernández Calvo en 1969 y que ahora lleva aún adelante junto a los también poetas Víctor Jiménez y Enrique Barrero. Más de ciento sesenta libros han editado, una heroicidad cultural y poética que no se ha homenajeado aún lo suficiente, como no nos cansamos de repetir.
Mena Cantero es autor de más de veinte libros de poesía, muchos de ellos de la mano de premios como el Fernando Rielo, Juan Alcaide o el Ciudad de Alcalá de Henares. Éste último que comentamos, Tus apuntes de física, aparece en la colección Melibea, editada por el Ayuntamiento de Talavera de la Reina (Toledo), que recoge básicamente los premiados en el certamen de poesía Rafael Morales, con nombres selectos, desde 1975, como Antonio Hernández, Luis López Anglada, Ángel García López, entre otros, o el mismo Mena Cantero, ganador en 2018.
Siempre que hemos comentado la obra de nuestro autor bien en nuestra tesis doctoral sobre poesía en Sevilla o bien con ocasión de algún libro reciente, al referirnos a su trayectoria hemos aludido a que está centrada en un sentido espiritual de la vida y del hombre y en la calidad expresiva y rítmica.
Este libro, Tus apuntes de física, responde también a este análisis. Los temas y símbolos habituales en el poema, así como los recursos métricos y estilísticos, se repiten con vigorosa y renovada maestría, contrastada en un sinfín de galardones y reconocimientos. La línea clásica, elegante, rige el poemario, sin que por ello falten detalles o guiños irónicos, coloquiales (vemos el final de “Totalidad”, p. 20):
Mas, sea como fuere,
las cosas,
el tiempo y el espacio, el Universo,
y todo lo demás, únicamente son
modos de hacer ruido para decir
que estamos y vivimos.
Lo demás,
como dicen los viejos de mi barrio,
es igual que llover fuera del tiesto.
Para hablar de uno de sus temas recurrente, el amor, o de otros como el paso del tiempo, la creación, el orden del universo, etc., elige con precisión símbolos de su gusto como el mar, el agua o la luz. El mar está omnipresente en poemas como “Mar” (p. 33), ligado a los otros conceptos señalados (creación, paso del tiempo): “(…) Somos / hijos del mar y de la tierra, / del espacio y el tiempo. Tras / la luz / vinieron las mareas y la arena. / (…) Llega / después aquel momento / en que el hombre comprende / que hay que morir contento, como lo hace / la mar en sus naufragios cada día”.
Con estructuras polimétricas y algún soneto blanco, con un acopio de logrados símiles, metáforas o enumeraciones paralelísticas, con elegancia expresiva, nos plantea la vida como contraste entre línea (el tiempo que no se para) y círculo (ciclos que se repiten), con alusiones físicas, filosóficas y, digamos, metafísicas, un compendio lírico de altura con la mirada humana y humanística que no deja de aspirar a la trascendencia en cualquiera de sus formas.
Algunos versos se quedan grabados profundamente: “Ya eres raíz del campo en que me siembro”, “Hoy me abrazo a tu nombre / creciendo en la memoria del jardín”, “si te pienso es que existes más que nunca”, “Por la luz se conocen las tinieblas”… Y poemas como “De luz”, “Otro día” o “La casa”, entre otros que nos llegaron especialmente, muestran el nivel poético contrastado de este poeta que, como siempre decimos, merece mayor reconocimiento aún del que ya tiene en el marco de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX (y de la actualidad).