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La libertad no es simplemente un privilegio que se otorga; es un hábito que ha de adquirirse.
David Lloyd George
Tuareg de Alberto Vázquez-Figueroa
“Alá es grande. Alabado sea.
Hace ya muchos años, cuando yo era joven y mis pierna me llevaban durante largas jornada sobre la arena y la piedra sin sentir cansancio, ocurrió que…”
Este es el inicio de Tuareg. ¿La mejor novela del autor? Alberto Vázquez-Figueroa por motivos políticos fue exiliado al África española, ya que su padre fue republicano socialista, allí paso toda su infancia. Debido a una muerte prematura de sus padres, Vázquez-Figueroa fue recogido por su tío administrador civil del fuerte militar en el Sahara español, en el que vivían. Su tío comenzó a proporcionarle libros para leer, sobre todo, novelas de aventuras de Joseph Conrad, Herman Melville o Julio Verne.
Sus novelas son desarrolladas siempre a partir de una amplia documentación, principalmente, las referidas a la amazonia, el desierto y la selva africana, que son algunos de sus temas favoritos.
Como él mismo ha comentado en varias ocasiones, el hecho de haber viajado por medio mundo le ha dado la experiencia y las vivencias necesarias para dar realismo a sus libros.
Los tuareg constituyen un pueblo altivo cuyo código moral difiere del de los árabes. Incluso sus costumbres son totalmente diferentes. Sus mujeres gozan de gran libertad y poder; caminan con soltura con su cabeza y su rostro sin cubrir. Auténticos hijos del desierto, los tuareg no tienen rival en cuanto a sobrevivir en las condiciones más adversas; en un clima tan inhóspito, que durante el día pueden sobrepasar los cincuenta grados, y por la noche bajar a cero grados. En esta tierra hacen su hogar permanente. Cierto día, llegan al campamento del noble Gacel Sayal dos fugitivos, y Gacel, fiel a las sagradas leyes de la hospitalidad (sin las cuales no se podría sobrevivir en ese hábitat), los acoge. Sin embargo, él ignoraba que esas mismas leyes le arrastrarán a una peligrosísima aventura…
Una novela con una acción trepidante, que te mantiene en vilo desde la primera hasta la última página, pero a la vez, te transmite la paz y la serenidad que traspira el protagonista y su raza.
El escritor nos sumerge, de forma mágica, en los conocimientos del desierto y su cultura que bien conoce. De una forma magistral, te atrapan los personajes y nos hace cómplice del protagonista; sufrimos cuando está en peligro, y quisiéramos ayudarle a atrapar y castigar a “los malos”.
El autor te sorprende agradablemente, continuamente te mantiene en la cresta de la ola, como su protagonista que pone en jaque a un gobierno corrupto, dictatorial que no se preocupa por su pueblo. ¿Cómo va a salir de esa? Te preguntaras. ¡Curioso! Aprenderás a convertirte en piedra. Interesante desde el principio al fin, en el que te sorprenderá con un desenlace inesperado y maravilloso.
Lectura obligada para los amantes de aventuras; es una trilogía: Tuareg, Los ojos del Tuareg, El último Tuareg.
Los cinéfilos pueden completar la lectura con la película del mismo nombre. Tiene buena crítica.
Desnuda soy, desnuda digo: soñadora.
Mª Loreto Sutil Jiménez.