TRISTANA, LA NOVELA DE BENITO PÉREZ GALDÓS
Autor: Francisco José García Carbonell
Tristana es esa novela que debiera ser la única obra de un autor, tal como señaló María Zambrano. Es esta, así, desde mi punto de vista una obra que esconde la resignación bajo los faldones de un final feliz y, por lo mismo, la ironía amarga de esos mismos finales felices que castran la libertad del espíritu humano.
La felicidad aquí viene acompañada de una paradójica tristeza. Desde el propio nombre del título hasta ese punto final con el que se cierra esta trama, todo queda absorbido por una amargura de fondo. El amor no correspondido, en un principio, hacia el señor Lope, el tutor y seductor, la idealización de un amor en la distancia, y el cual perece con el encuentro, el daño físico y psicologico debido a la perdida de una pierna, lo cual rompe con un esquema prefigurado de belleza, y también, aunque parezca que no, la frustración por el sinsentido de unos acontecimientos que escapan a un plan preconcebido.
El final, con ese sabor de resignación, es sin duda lo que más hiere de la lectura. La escena del pastel, en donde el señor Lope está por chuparse los dedos ante lo exquisito del mismo, y en donde, por lo mismo, la protagonista, que ha decidido echarse a los brazos abiertos, también salvadores, de este, mira complacida la felicidad latente del que es ahora su esposo,presenta no obstante un ambiente tenso. Es como si esa propia felicidad fruto de la resignación social y religiosa de aquella época, hubiera terminado de mutilar el poco hálito de libertad de esta mujer.
Solo hay algo que escapa, pienso, a ese indeterminado concurrir de las cosas que se presentan en la vida de nuestra protagonista. Un algo que viene impuesto por la mano externa del autor de esta novela y que se encarga de dirigir todo, de darle un sentido último, y ese algo viene expresado a través del nombre de Tristana.
TRISTANA, LA NOVELA DE BENITO PÉREZ GALDÓS