- Tiempo gris de cosmos, de José Antonio Santano - 5 de abril de 2015
- Soledades - 27 de marzo de 2015
- Mediodía en Kensington Park, de Javier Sánchez Menéndez - 20 de marzo de 2015
“Todo es desesperanza,
mas en esta hora turbia
otro tiempo renueva
la voz de los vencidos…”
(J. A. Santano)
La luz del poeta está conformada por personales reflexiones, nacidas al leve calor del fuego que alumbra la Caverna siempre vigilada en la que pretenden hacernos ver lo único inmarcesible.
La luz del poeta siempre es rebeldía y desacato, lucha e indisciplina, introspección y verbo libre: pabilo siempre encendido que estremece las sombras del pensamiento único con la iridiscencia de la palabra cierta, del ritmo cadencioso; con la verdad encontrada en el asombro de los ojos del niño que auspició lo que somos; con el sudor del hombre que hace de la Tierra el lugar en donde extraer el pan y la sal -laborando con tesón y no poco esfuerzo la dura piedra en que han convertido el lar de la existencia.
Pero la luz del poeta también es pregunta que se alza en viento de libertad exigiendo una respuesta:
“Oscurece en las entrañas de la tierra,
y en el alma del poeta. Vuelve la luna
a las profundidades del desvalimiento.
Solo se escucha la voz cansada
del hombre que, en silencio,
se agota poco a poco, por no poder
salvar al mundo de tanta estulticia.
Oscurece en los acantilados y los olivares:
¿quién nos salvará de tan lenta muerte?”
Herido de Amor y de nostalgia y de asombro… el poeta anida letras para construir la que siempre debió de ser la casa del hombre libre, fraterno, solidario; hermano de la Naturaleza y de los otros hombres y mujeres que pueblan el mapa de su experiencia real o imaginaria y dentro del solar por donde caminan los pies cansados, uno tras otro, de los seres que le acompañan en el difícil y azaroso infierno del vivir.
El cielo y el infierno no son más que paradigmas. La libertad en cambio, es posible hallarla si iniciamos la senda de la igualdad y la fraternidad, de la solidaridad entre los pueblos, del reconocimiento del otro -de los otros-, como algo consustancial a nosotros: Nada somos sin el Otro.
“La libertad es un haz de luz
en la inmensa oscuridad de los sueños.
Abramos los ojos y emprendamos
el camino de la vida. Saltemos
alegres a su abismo, desnudos,
y libres, libres para siempre.”
“Tiempo gris de cosmos”, del narrador y poeta José Antonio Santano (publicado por la Editorial Nazarí), es un poemario dividido en tres partes: un pórtico denominado “Tiempos de silencio”, al que pertenecen algunos de los versos hasta ahora reproducidos; un núcleo central que hace de catalizador de la obra, compuesto por diez poemas de similar estructura y construcción, aunque de varia extensión llamado “Tiempo gris de cosmos”, en donde el poeta cordobés se escudriña y a su vez pregunta al lector, a los destinatarios, por lo que tanto él como los inquiridos saben:
“Qué estás pensando, me preguntas.
Y yo que estoy ausente, al otro lado,
respondo con palabras en vuelo
que llegan a esta casa, que es de todos
y en todos habito, en los espejos
y la piedra, en las ramas del sueño.
Qué estás pensando, me preguntas.
Y para qué quieres que te diga
en lo que pienso, si ya todo queda dicho
entre líneas de sangre y fuego,
acaecidas al regreso de la tarde
que mayo propicia y alimenta.
Para qué me preguntas qué pienso,
si bien lo sabes: en la tristeza del aire
que culmina en la montaña y los bosques,
en la pobreza que colma los hogares,
en el hombre mismo, que no canta
al alba, cuando el sol desprende
su luz primera de universo (…)
Yo contesto: el hombre es la respuesta,
solo el hombre es el centro de la vida
y de la muerte, el agua, el aire.”
El texto finaliza con un espectacular epilogal del poemario realizado por el profesor José Cabrera Martos, digno de resaltar para todos aquellos que busquen una explicación académica de esta obra singular e imprescindible de José Antonio Santano.
Paco Huelva
4 de abril de 2015