SOSTIENE PEREIRA (LA NOVELA DE ANTONIO TABUCCHI)
Autor: Francisco José García Carbonell
¿Por qué sostiene Pereira?
Esta novela, la novela más conocida de Antonio Tabucchi, nos lleva por la Lisboa de Salazar de la mano de un periodista seboso al que se le conoce como Pereira, además de ser también un apacible católico que no cree en la resurrección del cuerpo, solo la del alma. Culpa de esta herejía la tiene, en parte, ese gran cuerpo cebado y sudoroso que se le presenta cada vez que se mira en el espejo. Por lo demás, la vida de este apacible hombre se desenvuelve solo a través de su pasión por la literatura. Una literatura que lo tiene sumido en un querer y no poder adentrarse en los problemas reales de la sociedad. Todo debe quedar en una palabra sin carne, pues es esta en toda su deformidad, en todo su estrecho contacto con la realidad circundante, un trapo sucio que puede empañar la cristalina pureza del alma ideológica del régimen. El Reino de Dios pasa a través de la neutralidad que sostiene Pereira dentro de la sección cultural que dirige en el periódico.
Todo cambia en la vida de este rechoncho periodista, cuyos ojos no logran alcanzar más allá de la palabra impresa, cuando se cruza en su camino un joven altruista que lucha contra la incipiente dictadura de Salazar. Esto, precisamente esto, al igual que un Pablo cuando fue alcanzado por la voz de Dios, produce un repentino vuelco en su conciencia. El pueblo sufriente, ese que siempre había estado ahí, pero que no era de su incumbencia, como bien le aconsejaban aquellos que repartían estopa ante cualquier persona que clamara contra las injusticias y la opresión del régimen, se iba a convertir en el verdadero sostén de Pereira, en su verdadera mirada.
Es a partir de la aparición de este joven en la vida del viejo periodista, cuando vemos a lo largo de la novela como los acontecimientos van sucediéndose de un modo vertiginoso. El hombre al que angustiaba la corrupción del cuerpo, se va a ir encontrando durante todo el trascurrir con esa carne que le conecta con la cruda realidad, porque esta narración no es otra cosa, a mi entender, que la búsqueda de ese cuerpo que faltaba para reencarnarse junto a su alma. Es a través de esta conexión cuando se da en el protagonista el ímpetu por liberarse del mal que lo aqueja, el cual no era otra cosa que su propia neutralidad ante los acontecimientos que hundían la dignidad de sus compatriotas bajo las botas de una dictadura cerril.
Se da un momento en el que se produce una catarsis en la narración y que, a la vez, despierta la conciencia de Pereira. Es la del joven torturado y cuya vida se apaga en sus brazos. Tras el último suspiro de esta vida, Pereira se dirige a su máquina de escribir y empieza a hacer lo que mejor sabe, escribir, pero no como antes, sino dando cuerpo a sus palabras.
SOSTIENE PEREIRA (LA NOVELA DE ANTONIO TABUCCHI)
