Sergio Arlandis (Valencia, 1976) es profesor en la Universitat de Valencia. También ha sido profesor en la University of Pennsylvania, Ohio University y en la University of Virginia-HSP en Valencia y en Estados Unidos. Igualmente ha impartido clases de doctorado sobre poesía contemporánea en la Universidad de Granada y en la Universidad de Turín. Es doctor por la Universidad de Valencia, desde 2005. Entre sus publicaciones académicas más destacadas tenemos Vicente Aleixandre (Síntesis, 2004), La revelación poética en José Luis Hidalgo. Paisaje, experiencia y lenguaje (Ayto. Torrelavega, 2013), La herida abierta del poema (Aleixandre, Brines, Hidalgo y Beneyto) (Renacimiento, 2015), la edición de “Huésped del tiempo esquivo”: Francisco Brines y su mundo poético (Renacimiento, 2013), El desvelo del lenguaje. La poesía de Jaime Siles (Biblioteca Nueva, 2014), la edición crítica de Las brasas de Francisco Brines (Biblioteca Nueva, 2008), Cenotafio. Antología poética de Jaime Siles (Cátedra, 2011), Canciones y primeras Canciones de Federico García Lorca (Digitalia-Calambur, 2015), Mundo a solas de Vicente Aleixandre (Biblioteca Nueva, 2017), Mapa. Antología poética. 30 poetas valencianos en la democracia (Carena, 2009), Cartografías de Orfeo. Joven Poesía Valenciana (Editorial Isla Negra, 2014), y junto con Agustín Reyes-Torres los libros: Textos e interpretación: introducción al análisis literario (Anthropos-Siglo XXI, 2013), y, en colaboración con Miguel Ángel García, Olvidar es morir. Vicente Aleixandre a un cuarto de siglo (Universitat de València, 2011).
Ha publicado, hasta la fecha, cinco libros de poesía: Cuando sólo queda el silencio (Ayto. de Mislata, 1999), Caso perdido (Renacimiento, 2009), con el que ganó el XXVII Premio “Vicente Gaos-Ciudad de valencia”, de poesía en castellano, Contexturas (Renacimiento, 2013) que ya se está traduciendo al italiano y al inglés, Desorden (Valparaíso Editorial, 2015) e (In)verso (Calambur, 2017). Ha sido antologado en importantes y numerosas antologías de poesía española actual, donde destaca El Canon abierto en la editorial Visor siendo uno de los poetas españoles más votados por la crítica. Su labor académica la ha compaginado como la dirección general de la editorial Anthropos-Siglo XXI y actualmente dirige varias colecciones de la editorial Calambur, así como varias revistas académicas. Es miembro de la Real Academia de la Lengua Española en Norteamérica y colaborador de la Real Academia de la Cultura Valenciana. Tiene un pasado como futbolista en categorías nacionales y en equipos de gran entidad.
Poemas
DE (IN)VERSO, EDITORIAL CALAMBUR, 2017
(IN)VERSO
A Luis Claret
I
Siempre tendré cuarenta años,
— perdone el lector
este dato tan anecdótico como irrelevante
para el curso de su quehacer cotidiano—,
entré aquí no sé
qué día de qué semana,
ni bajo qué sonido, ruido, música o vibración
me dejé seducir, llevado por una dulzura áspera,
como la piel de una manzana mordida
prematuramente,
porque venía la noche
y no sabía cómo frenarla con mis propias manos.
Ignoro por qué razón no tengo el tacto suficiente
para salir de estos versos
y tomar la puerta de emergencia que está al final
de su escalera, hasta dejar intacta la sonrisa.
II
Si a ti volviera,
como en otro acto
de contrición,
y se hiciese con este poema un milagro nuevo
para ungirlo como al recién nacido
¿al fin dirías que fuimos felices?
No soy digno de que entres
en la córnea de mi mirada:
aunque ahora me sanases,
y pisaras mi casa como quien pisa una hoja
seca, más tarde volvería
a la blancura de los huesos,
al temblor nimio del aire dentro de un cajón,
como el liquen regresa
a las piedras desenterradas.
La muerte es una curva
entre rectas: te permite volver
en sentido contrario,
cuando la oyes en la voz de otros,
inversamente y en el lugar
que será el de tu propia voz,
pero no dejes tú que estas palabras
lleguen hasta tu boca,
que no te trepen enroscadas.
No las digas tampoco en vano:
a nada que no sepas te conducen.
III
No se puede medir
el vacío, pero tiene su exacta
forma, y la rigidez de una costilla
y el tacto del barro
o el sabor de un fruto con la tersura
estéril de su destino, una vez
pasa por el arco de tu boca.
El vacío es la conca de las manos
que no te acogen.
DE DESORDEN, EDITORIAL VALPARAÍSO (2015)
ORDEN
Pero no soy de los que recrudecen su rencor,
sino que guardo un corazón silencioso.
SAFO DE MITILENE
Alguna vez tuve aquel orden que tiene la vida en la boca de unos padres, con la lógica atada a los tobillos, y esa presunción de inocencia que persigue a quien no acaba de ser nunca libre cuando cierra un libro y no recuerda de qué color eran las letras que pronunciaba. Porque el instinto cumple su parte de sombra, rompe la escalera que asciende del provecho a la familia, de la mañana a la nómina o al séptimo día sin descanso. Entonces la luz no era una factura y el agua gestaba la tierra de las hortensias sin números en norias, que de tan pequeñas, no cabían en tu propia casa. Entonces aún había algún secreto escondido entre las cartas. Sólo tenía dos canales para enamorarme y a pesar de todo ello, aún no sé si Marco encontró a su madre, o qué anuncio me hizo danzar feliz al son de unos tambores de plástico, o si los veranos tienen un final tan triste mirando al mar y que un niño solloce en la orilla herido por las cenizas que las olas devuelven incorruptas. Pero rompí la tierra así: hice un mapa con las vidas que sólo tuve en el trastero de los ojos. Inútil― dicen― este salirse del camino con irreverente juventud, ahora que tienes el sujeto fragmentado, la indignación como sombrero, el pensamiento débil que tus abuelos barrocos desdibujaron en claroscuros.
Te queda el arte abstracto que rehaces cada mañana. Déjate de más preámbulos para seguir adornando el pasado, que ya no te sobra la muerte cuando cuentas de dos en dos las horas que pasarán, sin que las veas hiladas en los responsos que en la boca de tus padres aún siguen, siguen resonando, aunque ya no sean ciertos: este es el tiempo de las vírgenes desolladas, de las ternuras diáfanas de las letras, de las canciones que suenan a media asta, mientras Caronte no deja de preguntarse si mereció la pena cobrar sin IVA tanto viaje de niños que cruzan el olvido, sin saber que la infancia tiene un límite también para el feliz engaño que preserva su inocencia. Porque aprendes a sobrevivir entre alfileres― te dices―, porque aprendes a no sangrar siempre con el desvelo, a seguir creyendo en aquel orden que te suena como una canción de los ochenta.
Recuerdo que miré estas mismas palabras,
que las hice raíz entre mis grietas,
pero nunca fueron mías.
MANUAL DE INSTRUCCIONES PARA ULISES,
DESDE EL OTRO LADO
A Francisco Javier Díez de Revenga
Que cada voz que suene ahora sea una promesa.
Que la luz no te ofenda
y tras ella no te quede ya nada.
Que en ti el grito de la calle aún retumbe,
y no te quemen
las naves por si decides quedarte
y construir tú mismo, de nuevo,
Ítaca entre rescoldos.
Haz tierra propia
del vacío si te vence:
las islas no se dejan llevar por la deriva
aunque te sientas náufrago sobre ellas.
Que no te humille la memoria
o que toda palabra
que conserves esté escrita en números romanos.
Cuéntalas una a una hasta agotarlas,
hasta secarlas
de tu saliva.
Sé nadie entre corderos, sé cortante
silencio en el desorden
de ese no irse del todo nunca.
Sé la noche para el remordimiento.
Habita el deseo solo hasta que encuentres
tus llaves de madera,
y no regreses:
dirán que fuiste afortunado
en tu viaje, que tienes más cenizas que un gato,
pues siete vidas fueron pocas para morir
sin excusas. Encuentra una ventana
cada día sobre la que te vayas
haciendo viejo:
mira la tierra, acaricia tu perro
cuando se acerque a olerte los tobillos.
Sólo él hará de ti su única patria.
DOS PUNTOS
Siempre hay
alguien que mira cuando
la distancia es
tan sólo un punto de vista
que arquea otro punto
de fuga.
Cerrar los ojos,
dos puntos, mirar más allá
del plano
unir en ti los signos
equidistantes.
MÉTRICA SILENCIOSA
Gozo en el cuarto verso de tu poema.
Con yámbicos sonidos en tu boca
te haces vocal aguda
para sumarte,
para hacer
que mi yemas contigo rimen
entre oclusivas y labiales.
En la curva de nuestra sinalefa
cae una lluvia de acentos:
y es tu vientre el que asume
el recuento de las gotas impares.
Tocan las uñas como estrofas libres.
Un suave tono
deja abierto el final, por si más tarde
queremos ser la piel sonora
de una oda, de una silva, de un soneto,
de un himno, de una estancia
o de un romance, pero que su métrica
silenciosa, en el pie
quebrado de la noche, nos ate como sílabas
al ritmo de un deseo sin previa forma.
AMOR COMPARTIDO
Suenan muelles que de tan viejos
renacen sobre el tránsito
final del día,
y en la ventana abierta
voces que trepan otras noches dejan
un vacío sobre cualquier vacío agitado
de tus manos. Habrá motivos,
te respondes, para tanto amor de medianoche
y los saqueos de otras oscuras casas:
ajenos al agravio de mi deseo
la voz de mis vecinos se desprende,
impune, como hilo, hasta el tallo
de las farolas encendidas.
Y sin dejar más rastro de vida, huye
hacia la boca que no beso.
DE CONTEXTURAS, EDITORIAL RENACIMIENTO (2013)
2 +1
Este cálculo simple,
esta siempre inocente operación,
suele acabar perdiendo
su candidez sencilla:
su cristalina
causalidad
en tu amor resta.
REFLEJO
A Giancarlo Depretis
El mar responde
cada vez más brillante.
Testigo de su sombra fui,
con mis juegos sobre su arena.
Miro su espesa piel azul
ahora que regreso
acorde con los ritmos de la tierra.
Qué densa es la barrera de la tarde
sobre su espuma.
Fulge en el mar la luz
que se pierde en mi sombra.
DE CASO PERDIDO, EDITORIAL RENACIMIENTO (2009) XXVII PREMIO “VICENTE GAOS” CIUDAD DE VALENCIA
DESEOSA (MENTE)
Ahora que amanece,
al vestirnos sabemos
que no existen caminos de regreso
en los mapas trazados
en solitario:
quizá mañana hagamos el amor
por nuevas veredas de sombras,
para perder el pulso
de todos los relojes.
Quizá las manos dejen algo a cambio
a la noche que cruzan,
con su oquedad saciada.
Pero, al fin, vivir es tan solo esto:
un extravío casi simultáneo,
una inquietud que agita nuestros cuerpos
hacia la luz,
la insolidaria huida hacia el deseo.
REALIDAD USADA
Realidad que se rompe
es realidad usada,
y solo lo usado
ha sentido las emociones de la vida,
pero solo lo roto
entiende el lenguaje del olvido.
Me encanta el poema a Chloe!!