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SENSI BUDIA
Lucena, 1993.
Asunción María Budia Juárez, conocida como Sensi Budia, es Graduada en Filología Hispánica por la Universidad de Córdoba. Actualmente es Directora Ejecutiva de la Asociación Cultural Naufragio, en cuya revista, Saigón, publica sus textos, y participa de forma activa en los actos y eventos que esta organiza. Actualmente, está inmersa en un proyecto de investigación que indaga en el contexto de la Fábula Mitológica en España (concretamente, en la imprenta aragonesa) durante la época del Bajo Barroco, en colaboración con los departamentos de Literatura Española de las Facultades de Filosofía y Letras en Córdoba (proyecto PHEBO) y de Filología, en Sevilla.
Su creación literaria ha sido premiada en varias ocasiones (entre ellas, 2010 por Me perturbas; 2011 por Mi instituto ideal), y en ella defiende el empleo de la intertextualidad e interdiscursividad, como armazón cultural; la sencillez expresiva y la sensibilidad metafórica. Ha sido finalista de la cuarta edición del certamen Ucopoética 2016 que organiza la Universidad de Córdoba.
En los vacíos del
vertiginoso
ritmo del
ventilador,
el telar cotidiano
y el silencio.
Ancestral rumor
deshojado en ciegas calaveras;
blanco fondo
sobre irisados hilos.
Distinta sombra.
Muy adentro de los árboles
grita hueca la materia.
«PAN».
Autorretrato en mosaicos
I
La marcó el agua estancada
aunque aquel día llovía a mares.
Por eso, sobre sus ojos aceituna
se eleva en círculos
una marea de luz.
II
Ha bebido de fuentes
de las que brotan las aguas pasadas,
y rechaza el desengaño de esta embriaguez
luchando en vano por ahogarse
más adentro.
II
Busca, sensible, el tacto en la música,
la risa en las rocas, la lluvia en la muerte.
Por eso canta caprichosa y distraída
que en los colores del arco iris
siempre faltan dos.
Del Diez de Neruda a mi Diez de noviembre
Para mi inefable D.B.J.
Y «hemos perdido aun este crepúsculo»;
la verdad desnuda que iguala
al más rico con el más pobre;
al más pulcro con el más obscuro.
Pero nadie sabrá
que aquella noche,
uniendo las manecitas,
nuestra moneda se encendió:
en mi lóbrega mano henchiste
la tuya, pulcra,
y de nuestra fraternal unión
nació el deseo eterno,
de amarnos sin perdón.
Ojos que no ven…,
¿y el corazón siente?
Lo que tu mano derecha haga,
¿cómo ignorarlo?:
¡Si entre sombras incendiamos
el sol en nuestras manos,
apagando la noche,
prendiendo el alba;
matando a la Muerte!
Y tú, mi sangre,
siempre, siempre te alejas
en las palabras del dulce poeta:
hacia donde el crepúsculo corre
borrando estatuas.