Saco de huesos publica la primera antología Steamgoth en castellano

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Salome Guadalupe Ingelmo
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Saco de huesos publica la primera antología Steamgoth en castellano

 Por Salomé Guadalupe Ingelmo

 Para regocijo de los aficionados al terror, acaba de ver la luz una antología muy especial dedicada al Steampunk, un género que ha ido ganando terreno en los últimos años ‒sobre todo a partir de adaptaciones cinematográficas como Wild Wild West (1999), La liga de los hombres extraordinarios (2003), Van Helsing (2004), Sky Captain y el mundo del mañana (2004), La brújula dorada (2007), City of Ember: en busca de la luz (2008), Adele y el misterio de la momia (2010), La invención de Hugo (2011) y tantos otros títulos vinculados al Steampunk o al Dieselpunk‒ y que ha acabado marcando tendencia incluso en el mundo de la moda. El libro, que forma parte de la colección Calabazas en el trastero de la editorial Saco de Huesos, constituye una original rareza al convertirse en la primera antología enteramente compuesta por relatos de género Steamgoth en español. Entre sus muchas virtudes, su seductora portada, obra del experimentado ilustrador Pedro Belushi, cuyo talento en esta ocasión ha decidido inspirarse en La Gioconda, figura inquietante donde las haya. Cabe preguntarse si no habrá determinado esta elección el que Leonardo da Vinci fuese, precisamente, pionero en la indagación sobre las posibilidades ofrecidas por el vapor como agente mecánico: resultan conocidos sus estudios sobre el uso del vapor para lanzar proyectiles, aplicación que antes habían propuesto ya algunos reputados sabios griegos. Obviamente la cultura del vapor se asentaría de la mano de la Primera Revolución Industrial, que crece pareja al desarrollo de máquinas para las que se encuentra una aplicación en la cadena de producción. Y sin embargo, de alguna forma, se puede considerar a Leonardo como un prematuro impulsor de la “Steam culture”, amén de un atrevido visionario cuyos ingenios se revelarían capaces de inspirar a todo género de artistas sensibles y almas impresionables.

Como decíamos, esta antología de Steampunk se encuadra, concretamente, dentro del subgénero Steamgoth, caracterizado por añadir al distintivo retrofuturismo tintes oscuros, ligados al terror, que a menudo se concretan en la introducción de elementos paranormales o esotéricos. La cultura del vapor, identificable con la estética de la era victoriana y eduardiana, se ve enriquecida por tanto con la presencia de lo terrorífico o cuanto menos inquietante. En efecto el libro que nos ocupa atesora todo el encanSaco de Huesos steampunkto de la época victoriana, un periodo que ejerce una innegable fascinación sobre los amantes de lo siniestro. Atracción sin duda justificada por monstruos de la talla de Jack el Destripador o el pobre Joseph Merrik. No sorprende que precisamente entonces, justo cuando la puritana sociedad victoriana se obstinaba en reprimir u ocultar los instintos y las pasiones, quizá a modo de necesaria válvula de escape para el torturado inconsciente, despuntasen grandes obras de terror protagonizadas por personajes memorables: Stevenson y su doctor Hyde, Stoker y su Drácula, Oscar Wilde y su Dorian Gray… De hecho en la propia era victoriana se sientan las bases que definirán más tarde al género Steampunk, con autores como H. G. Wells ‒en La máquina del tiempo, publicada en 1895, encontramos sus características esenciales‒ o Julio Verne ‒quizá especialmente Veinte mil leguas de viaje submarino, publicada en 1869‒, considerados padres de la moderna ciencia ficción y fuentes de inspiración aún hoy en día.

Brain Tower Kazuhiko NakamuraEl propio Steamgoth tiene una temprana y brillante precursora en la autora victoriana Mary Shelley, en concreto con su Frankenstein, claramente hijo de la experimentación científica. Mary se revela tan precoz que su obra precede incluso de algunos años a la propia era victoriana, pues Frankenstein es publicado en 1818 mientras el periodo se suele hacer comenzar en 1837 ó 1832. Resulta muy curioso observar que el terror que confiere los tintes goth a Frankenstein radica, precisamente, en los adelantos científicos. Podemos decir que es la esencia propia del género Steampunk la que lo convierte en amenazador. En conclusión, la ciencia puede revelarse un peligro para el hombre: embriagado por el ‒falso‒ dominio que le confiere, éste puede llegar a perder la mesura, intentando suplantar al propio Dios. De ahí que Mary subtitulase su obra El moderno Prometeo. Se deduce que son la ciencia y la tecnología, pilares del Steampunk, las que empujan al hombre hacia la hybris.
Trece relatos componen esta turbadora antología de género que ahora nos ofrece la editorial Saco de Huesos, y que cuenta con un prólogo de Julián Sánchez Caramazana, cortesía de Nocte. Huele a coque, rezuma grasa de motor y tizna de hollín, pero al tiempo fascina con la elegancia de los salones de otro tiempo. En este caso, a la vista de su solidez, podemos augurar sin temor a equivocarnos que la inquietante cifra no se convertirá, ni mucho menos, en sinónimo de infortunio.

Ilustraciones:
Brain Tower, de Kazuhiko Nakamura
Portada de la antología Steampunk, colección Calabazas en el trastero, editorial Saco de huesos.

 

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