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Rocío Rojas-Marcos Albert. Profesora en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y en el International College of Seville. Doctora en Literatura y Estética en la sociedad del conocimiento. Master en Escritura Creativa 2011-12. Licenciada en Filología Árabe. Miembro del Grupo de Investigación “Textos humanísticos y literarios. Interpretación y crítica”.
Entre sus publicaciones se encuentran el poemario Habitada por palabras, (Huerga y Fierro, 2020) y los ensayos Tánger. Segunda Patria (Córdoba, Almuzara, 2018), Carmen Laforet en Tánger, Tánger (Khbar bladna, 2015), Sanz de Soto y Buñuel. La tercera España transfretana (Khbar Blanda, Tánger, 2012), Tánger. La ciudad Internacional (Almed, Granada, 2009).
Tiene relatos incluidos en Si Tánger les fuera contado (2014), Los Conjurados de Tánger (2019).
En enero de 2020, le fue concedido Premio Literario El Drag, por la Universidad de Cádiz al poemario GMTT (Golf Mark Tango Tango), aún inédito.
Secuencia de versos y tú
1
Tu piel repentinamente rosa
desdibujada entre los pliegues de la sábana
se arquea como las cuerdas agrias del arco
de aquel violín.
¿Sabías que Beethoven solo necesitó
cuatro notas para montar el andamio
de su quinta sinfonía?
Vibración del aire que respiramos:
cuatro notas audaces,
rítmicas:
como tus dedos pululando
a pequeños saltos entre mis piernas.
2
Resulta realmente difícil estampar con palabras normales
el contacto sutil de las yemas de los dedos,
con el contorno erizado de la piel en tu espalda.
Conjunción difusa de ideas.
Hay veces —muchas veces— que siento la necesidad
imperiosa
de salir corriendo: no tengo palabras que decir.
Me resulta imposible—incomprensible—
no tener ni una sola sílaba en la punta de la lengua
con la que recorrerte eterno.
Hace varios días que no me reconozco.
3
Hay versos difíciles de escribir,
momentos complicados durante los cuales
las palabras
—raquíticas— no logran llenar el espacio.
Diría, emponzoñando el amanecer,
que suelen venir después de noches oscuras.
Después de no haber sabido encontrarnos
por debajo de la manta gris. Ausencia.
…silencio.
4
La verdad es que intentaba
versos cargados de ti,
pero no logro escribirlos.
Eres la ausencia constante
por entre mis palabras rotas.
Sé, aunque me duela saberlo,
que estás en cada punto y aparte,
en cada espacio en blanco: donde solo
la respiración tiene derecho a existir.
Duda
La casa vacía
el calendario gastado de arrancarle días
y las bombillas fundiéndose despacio.
Opacidad.
Mi solución,
consiste en salir andando de espaldas
intentando no tropezar.
Expuesta
En la última esquina de mi pensamiento
hace algún tiempo se abrió una grieta
desde la que se escurre,
como el tiempo indomable que nos ahoga,
todo lo que he ido acumulando
—reserva espiritual de mi propia vida—.
Me estoy vaciando despacio.
Tras cada espacio en blanco añado una nueva palabra
a esta sucesión interminable de desnudos femeninos
a esta exposición desvergonzada e impúdica
de mí.
Image by Albrecht Fietz from Pixabay