Rocío Biedma

Rocío Biedma

Carlos J. Rascón
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Considero que cuando somos capaces de plasmar nuestro interior, de proponer una lectura capaz de suscitar la ocasión de imaginar Rocío Biedma (2)_404x561diferencias cuyos fragmentos antes estuvieran por el suelo, en nuestra piel o en el fondo de un bolsillo, entonces formamos un corpus de versos que presta beldad y se queda en el tiempo. La Poesía es el hilo conductor de frágiles experiencias, porque lo amenazado por el olvido no es el tiempo ni la palabra, sino nosotros mismos.

Me siento agradecida a tantos grandes de la Poesía, por conseguir que me aferrara a ese hilo de oro de legados, mientras intento darle el valor oportuno a los poetas de corazón sencillo.

Rocío Biedma (Jaén)

En su hacer Literario cuenta con diversos primeros premios de poesía, locales, nacionales e internacionales. Su obra poética aparece recogida en numerosas publicaciones, tanto en Antologías, Himno (CP Alcalá Wenceslada de Jaén) como en diferentes Revistas Literarias.

Es invitada habitual en recitales poéticos y actos literarios. Colabora entre otros, en el Diario Jaén como articulista y UniRadio Jaén como declamadora con poemas propios y foráneos.

http://amanecemesipuedes.blogspot.com.es/

separadorAmantes

(A la Catedral de Jaén)

 

“De la piedra he podido aprender

que el corazón manda.”

       (Miguel Ángel Contreras)

 

El día que me vaya,

me iré contigo,

a amarnos.

Te sentiré despacio,

invencible, insospechada,

como tú me has enseñado,

quedando en ti

sin preguntarte,

hasta perdernos en las huellas del cosmos.

 

Eres mi amante en volandas,

osario fiel

de encuentros rotundos;

y vuelves la cabeza cuando paso,

mirándome,

en este amor que inventamos.

 

Me doblegan tus hombros desnudos,

la luz despeñada de tus tirabuzones rubios,

tu cintura virtuosa,

esa mirada maternal y quieta,

tu nívea hechura,

la mudez de tus muros soterrados,

el agasajo de tus losas,

la aorta de tu memoria sostenida.

 

Me miras fijamente

y siento que tu luz me besa los párpados,

penetrándolos.

Pertenezco a tus alturas,

donde se eternizan los mundos

en tus fruto de pájaros exactos.

 

Te oigo vivir, iluminada,

tan excelsa, tan arriba,

crecida noble,

clara como el agua que resbala,

por cerros y angosturas intemporales.

 

Cuando en las horas estallan tus campanas

tu efigie, honda y majestuosa

escala el cielo en una talla implacable.

La gravedad de tu albor flotante

tiene forma de soneto.

Y el aire te almizcla enamorado

prendido, por tu contorno galáctico.

 

Y mientras te desperezas

en un rapto de emoción,

tus pechos amamantan

los montes moteados de verde nácar,

y el color y tú,

esculpís una simbiosis de arcángeles,

que hiere con su belleza de lienzo,

mi alma, las fuerzas, los tiempos, la historia,

el aire…

 

Tu vientre

puro milagro:

pretil florido

de infinitud, de órganos tallados,

de enigmas y paisajes fractales,

de laberintos corroídos,

de olivos y mármoles temblorosos,

de inciensos habitados.

 

Luego es de noche

y tú callas.

Y es entonces cuando el silencio clama

tu soledad herida.

Los astros se inclinan a rozarte.

Te besan las auroras con partículas de lirio

y tu secreto encastillado,

desnuda las calles

y tiembla de emoción la tilde

de este Jaén a la intemperie,

que te mira desde todos los ángulos.

 

Tomas forma de abrazo,

me acostumbras a vivir en ti,

y más te amo.

 

Por eso,

me iré contigo,

el día que me vaya,

a amarnos.

 

Rocío Biedma

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