Polvo de estrellas

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Jose Sarria
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Por José Sarria

“POLVO DE ESTRELLAS”
AzizTazi
Universidad Sidi Mohamed Ben Abdellah
FEZ (Marruecos)
Laboratorio de las Ciencias Cognitivas

Escribía Antonio Machado que “por último, algunas rimas revelan muchas horas gastadas en meditar sobre los enigmas del tazi_398x586hombre y del mundo”. Es el caso de estos poemas queahora nos ofrece el poeta AzizTazi después de su primer poemario Último Aviso[1], con los que nos invita, desde el silencio, a la reflexión y a la contemplación, más allá de la inmediata lectura de versos. El texto de Tazi es una invitación a descifrar y a percibir la realidad que se esconde tras las palabras, las imágenes o las ideas. Desde una decidida rebelión pacífica, que contiene sus propuestas poéticas, vamos a asistir a la desconstrucción del mundo inmediato o a su reinterpretación, a la posibilidad de adentrarnos en un espacio simbólico, en algunos casos surrealista, desde donde el poeta manifiesta su escepticismo frente a una realidad que se nos ofrece bajo la apariencia de una cotidianidad indubitada. Tazi propone, con este libro, asistir a la interpretación lírica del mundo, pero de otra manera; existen otros prismas en una realidad poliédrica y el poeta quiere alcanzar otros espacios posibles al modo del poema “Pido el silencio” de Pablo Neruda: “pero porque pido el silencio / no crean que voy a morirme: / me pasa todo lo contrario: / sucede que voy a vivirme”.

Tazi ha madurado en edad, obviamente, pero su lírica lo ha hecho, fundamentalmente,en conocimiento y en profundidad, destacando en ella la presencia de lo aniquilado y del compromiso. Se me antoja que esta madurez no es casual ni accidental, sino que responde a un proceso buscado de meditación y resolutorio en cuanto a lo vital.El poeta ha roto, afortunadamente, con su silencio y ha apostado por la revelación, por la connotación, por el goce de los sentidos como iniciación al conocimiento (“un acto ocurrido es un acto retenido / en la antimateria invisible. /Bucear en los recuerdos / es volver con la mente al espacio anihilado”), con una propuesta existencialista que transita de forma transversal por la mayoría de sus poemas y que encuentra el cenit en el poema “Réquiem por un amigo”, dedicado al hermano y compañero Khallaf, con la imperiosa necesidad de resolver los problemas del hombre interior.La trascendencia de sus poemas va mucho más allá de la mera crónica periodística o acta notarial, para constituirse en un discurso connotativo que invita, una y otra vez, a la reflexión, a la reformulación metafórica de la realidad. Los personajes y su contexto han dejado de ser lo que significan para reunirse en el espacio que delimita la intemperie del poeta y experimentar en el orden trascendente de la palabra, simbolizado en esas “cartas aún no contestadas del hoy”, alegoría de la búsqueda incesante del poeta.

Superando sus textos iniciales, Tazinos hace entrega de un poemario extremadamente meditativo, sugerente, dotado de un fuerte componente intimista; pero no es el suyo un intimismo melancólico, inane, epidérmico o simplista. Por el contrario la lírica de Tazi, acertadamente madura, está anclada en un proceso de interiorización emocional sólido que es capaz de indagar a través de las vivencias, de las experiencias personales, de las circunstancias del entorno para articular, desde ellas, el proceso de exploración y de búsqueda vital.

Un libro que va desgranando la evolución de una reflexión existencialista hasta la posibilidad de un futuro posible que se hace esperanza en el poema “Sueño”. Mientras esto llega y en tanto que la cotidianidad es una tenaz atadura, el poetadeconstruye sus vivencias en numerosos planos sucesivos, donde confluyen y se encastran pasado, presente y futuro insertos en la misma realidad objetiva (“estoy viviendo tu pasado …/.. cuando por fin te resignes porque tu presente / empezará a ser el pasado de otros, / entonces echarás la mirada atrás, / recordarás y me entenderás”) , para analizar, reflexionar, acerca de la condición del ser: libertad, responsabilidad individual, emociones y significado de la vida y de la muerte, que conforman la integridad de una misma realidad poliédrica.El contraste de experiencias cotidianas se engarzan con el fluir de la conciencia del poeta que, como argumento central, como columna vertebral y a modo de salmodia o monólogo interior juanramoniano[2], sostiene el discurrir de todo el poemario. Desde el lenguaje imperfecto de los hombres, el poeta quiere conectar con la posibilidad de un mundo más perfecto.Lo que le diferencia al poeta del resto de otras personas es que el poeta, siguiendo las reflexiones de Paul Éluard, tiene conciencia de haber sido expulsado del Paraíso; así lo expresaba el poeta chileno Nicanor Parra cuando escribía que “el cielo se está cayendo a pedazos” y así lo considera también Tazi: “nuestra conciencia de lo vivido / se desvive por perpetuarlo en el devenir incierto”.

El poeta expulsado de su paraíso anhela reconstruir, desde su propuesta estética, la nueva Arcadia, alcanzar la eternidad: “rendido me consuelo de que existan / otros vivires, diferentes latitudes, / otros aunque ilusos sentires”, al enfrentarse no solo con los objetos y sus hábitos, sino con la más profunda y solemne significación de la vida, transustanciando la vivencia personal en experiencia poética. Tazi se dispone, desde la entrega, en blanco, a concitar tiempos y espacios (de nuevo Juan Ramón) para invocar el milagro de la eternidad, de la totalidad, desde la fragilidad de lo que conocemos, de lo cercano e inmediato: en su caso el cartero ya jubilado, los niños sirios que se escabullen entre los semáforos, los gráciles andares de las muchachas o las preguntas filosóficas del hijo sobre las señales de tráfico, muy en la línea de la poesía de ruptura interior de la poética de la experiencia, definida de este modo por el poeta andaluz Álvaro García: “huyamos de cualquier palabrería. / Digamos solamente lo esencial, / tan sólo las palabras para crecer y amar / y el nombre más sencillo y útil de cada cosa”.

Una poesía bien construida y fundamentada, pero desesperadamente abatida por el presente más cotidiano (“para escribir solitarios versos / me sobrecoge la ilusión de ver más / allá de mí, de mi desabrimiento / y de mi ignorancia supina”), laica, de rango civil y, decididamente, comprometida con la causa del hombre, con los niños (que tanto abundan en el poemario y que son símbolo permanente de la esperanza), con los desterrados, con los desfavorecidos; un estandarte contra el olvido, contra la conformidad (“la gente de mi tierra respira con las mandíbulas apretadas”), una insurrección contra la dejación y la amnesia social (“sueño con un país claro y limpio / donde respirar no cueste tanto”), para rescatar a los débiles y a los destinatarios de la indiferencia.Una poesía “expresamente impura e intensamente humana”, en palabras de Juan Bernier.

Inconformismo y compromiso, en Tazi, no significa militancia ni partidismo, sino una lírica de la subversión, que se afianza con su tonalidad apodíctica, apoyada en paradojas, en el versolibrismode tonalidad machadiana y juanramoniana,con profusión de acertados encabalgamientos, basamentada en una cuidada y acendrada expresión verbal y en la rebelión reflexiva, elementos con los que el poeta va conformando graves imágenes dotadas de un acertado lirismo doliente con las que establece marcos semánticos realmente cautivadores, símbolos estéticos rotundos, bajo la evocación del pasado y de los recuerdos como armas frente a lo establecido, en un intento de superar lo incomprensible, para deshacer y desintegrar una realidad que, por imperfecta, se le hace inadmisible, estableciendo, a la vez, una voz esperanzada en un futuro posible.

Haber leído este texto ha supuesto encontrar a Aziz en la habitación de Turín junto a Pavesse mirando a los ojos de la muerte, al lado de José Ángel Valente hablando de lagartos y de la paciencia del sur, con la voz de Antonio Enrique recitando su poema del “Cementerio de coral de BethHaim”, reposando en el huerto de Eugenio Montale mientras admira el amarillo de los limones, leyendo aquellos hermosos versos junto a Kavafis: “contemplé tanto la belleza, / que mi visión le pertenece”, escribiendo con Rilke los “Apuntes de Malte L. Brigge” o los “Pensamientos” de Leopardi e incluso tomando la “Sagrada Forma” de Antonio Hernández.Tazi ha descubierto la belleza, tal y como lo indicó Wilde, ese valor ético y estético que se encuentra por encima de la realidad epidérmica y que solo algunos cuantos pueden llegar a obtener. Y no solo ha alcanzado la belleza y el sentido de la vida, sino que con estos versos propone hablarnos de ese descubrimiento y de su alegría: la aceptación final del significado más franco del ser y de la vida, la comprensión del universo, que no es otra cosa que llegar al nítido convencimiento de que estamos abocados a la muerte y al olvido y que el único pulso real, preciso y verdadero es el de la propia vida, el gozo y la felicidad de la existencia humana.

[1] TAZI, AZIZ. “Último aviso”. Colección Ancha del Carmen. Excelentísimo Ayuntamiento de Málaga (Málaga, 2007).

[2] En su poema Tiempo, el propio Juan Ramón Jiménez, expresa el concepto de monólogo interior de la siguiente forma: “Desde muy joven pensé en el luego llamado ‘monólogo interior’; y en toda mi obra hay muestras constantes de ello …/… para mí el monólogo interior es sucesivo, sí, pero lúcido y coherente …/… Es una verdadera fuga, una rapsodia constante, como los escapes hacia arriba de fuegos de colores, de enjambres de luces, de glóbulos de sangre con música bajo los párpados del niño en el entresueño. Mi monólogo estuvo siempre hecho de universos desgranados, una nebulosa distinguida ya; con una ideolojía (sic) caótica sensitiva, universos, universos, universos.”

 

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