Pilar Martín Gila

Pilar Martín Gila

Carlos J. Rascón

Pilar Martín Gila. Es autora de los poemarios Para no morir ahora, Demonios y leyes, Ordet, Otro año del mundo y La cerillera así como de otros trabajos literarios, de narrativa y poesía, en parte recogidos en diversas publicaciones como la revista Sibila, y antologías.

Sus poemarios han sido reseñados en publicaciones como Babelia-El País (Antonio Ortega), El Mundo (Alejandro Gándara), Culturamas, Cuadernos Hispanoamericanos (José Luis Gómez Toré), Nayagua (Yaiza Martínez).

Ejerce la crítica literaria para diferentes medios como Cuadernos Hispanoamericanos, El Norte de Castilla, El Cuaderno, Nayagua, Quimera.

En su interés por el vínculo entre poesía y música, ha colaborado en varias obras del compositor Sergio Blardony, y con la improvisadora Chefa Alonso.

Actualmente es miembro de la Asociación Española de Críticos Literarios. (AECL). También es presidenta y responsable del área de creación de IFIDMA.

 

Este es el rincón

Pilar Martín Gila – Autora Carmen Lafuente

que sostiene una casa
contra la otra
y un río
por donde vuelve el tiempo,
su imagen cóncava,
hundida la vista.
No creerás
que hay algo más que vacío
batiendo en la esperanza.
Guardes lo que guardes,
sólo será un caudal
empuñado. Por hoy
la luz no es obra
de lo bueno
ni el fuego o la entrega
bajo el fuego,
la ciega fe, de lo hermoso.

 

 

Arde el cuartel de las Fuerzas Aéreas.

 

Si no ha muerto de frío
la cerillera,
a dos pasos, sólo a dos pasos,
hacia el corazón, la justicia.
Cómo podremos sobrevivir a esta esperanza
cuando se mitiga.
Es el rincón, la pared,
la mitad de la casa
y la otra mitad.
Pero no llegará descalza
a esa esquina que vela
el efecto de la muerte.

 

Cómo sobrevivir al sentimiento
si no fuese posible una acción violenta.

 

No lo sabemos,
agachados para tocar
la parte más fina
de la conciencia,
aún en la orilla
si no, es imposible,
eso lo sabemos,
es imposible
si fuera demasiado fina
o no estuviera lo bastante abajo,
o si el hambre resulta un camino
o por el contrario, si fuera el odio.
Pero si el frío o la llama
o la cera vertida sobre la forma,
lo que no se lloró en su día,
dos cuerdas, las del deseo
¿no es eso imposible?

 

Durante treinta años
vimos arder las imprentas de Springer Verlag,
luego dejó de tener importancia.

 

 

Ni en esta voz
ni en otro sueño
se amontonará
la suficiente rabia
la primordial
que no se dice
de ninguna forma
se dice
embargada ya
sea pantano o esquina
las piedras suficientes
su lugar privado
o su boca
(no dejarás con vida al hechicero).

 

Años más tarde
sellado el himno
para quien lo hereda mudo.

 

Han secuestrado el avión de Landshut.

 

Cómo calmar tanta esperanza sobre una única acción.

Hace un minuto
terminó el último siglo,
el más violento.
Otro que a continuación
ha entrado,
pasará esta misma tarde
igual de triste.
Aún cabe la melancolía
en este hueco
y la postergación
y la venganza.
No hay para nosotros
un lazo más fuerte
que la guerra.

 

A partir de aquí, todo irá tan despacio como sea posible.
Dentro es sin refugio
y aparte y nunca.
Separados el cuerpo y los días
a favor del agua,
que abre el vestido
y dice y desciende.
Me figuro tu sueño
y sé que hará ese ruido el desamparo.
Cautivos los ojos.
No querré
despertarme sola.
La rutina del lamento.
Extraño para quien ya lo ha visto antes.

 

Poemas del libro La cerillera

 

 

Image by Thai Bao Huynh from Pixabay

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