Béla Hamvas (1897-1968), escritor y pensador húngaro, no pudo publicar durante los últimos veinte años de su vida, ni uno solo escrito en su país debido a la prohibición del régimen comunista por, entre otras cosas, su defensa del arte abstracto. En 1948 perdió su trabajo como bibliotecario en Budapest por sus posiciones anticomunistas y, desde entonces, tuvo que realizar todo tipo de trabajos que, sin embargo, no impidieron que siguiese escribiendo y, con el tiempo, llegase a ser considerado como una figura clave de la filosofía de la primera mitad del siglo XX. En sus escritos, surge una mirada fundamental sobre la cultura centroeuropea contemporánea, así como un amplio interés sobre las raíces culturales europeas, principalmente ahondando en el legado griego y la permanencia de este pensamiento clásico en su contemporaneidad.
En los años treinta, junto a Karl Kerényi, fundó el grupo y la publicación Sziget (Isla), compuesto por un conjunto de pensadores, estudios, escritores y artistas que se reunían con la idea de mantener encendida la pulsión del espíritu en tiempos de profundas crisis: política, social y cultural. Un tiempo de entreguerras que había situado occidente -Europa para precisar en este contexto- en un lugar de zozobra tanto por las secuelas de una primera gran guerra y el surgimiento paulatino de las bases para otra. De esta época, La obra de una vida recupera algunos textos: Montaigne, cuatrocientos años (1533-1933), Schumann, Días dorados, El huerto, El platonismo de la escritura o El huerto.
En todos ellos, como en el resto que componen el volumen, encontramos un pensamiento que abarca un amplio abanico de intereses: música, literatura, arte, filosofía, historia de las religiones, política, teatro poesía y naturaleza, que ponen de relieve a un hombre de gran cultura y erudición que, sin embargo, abogaba por una escritura limpia y sencilla de la que surge una enorme complejidad de pensamiento. Wordsworth, Hölderlin, Shakespeare, Beethoven, Bartók, Liszt, Aristófanes, Velázquez, Dante, Stravinski… son algunos de los nombres propios que aparecen en unos textos de brillante exposición y honda reflexión que tienen como fondo en todo momento una defensa del legado cultural como única manera de entender el presente y vislumbrar el futuro. Un respeto hacia el pasado que no tiene nada de nostálgico, sino de mostrar la necesidad de entender de dónde venimos para seguir creciendo, para asentar lo nuevo.
Hay, además, un sentido casi espiritual en esta búsqueda, en tanto a forma de comprensión de ese legado como algo siempre vivo, en movimiento, presente en la realidad que contemplamos. Gran parte de estos textos, como decíamos, se escribieron en una fuerte crisis occidental en todos los sentidos; el resto, durante años de reclusión y ostracismo para Hamvas. Ahora, sumidos en otra fuerte crisis de valores culturales, políticos y sociales, la recuperación de estos textos puede resultar revelador para dirigir la mirada hacia el pasado desde nuestro presente, cada vez más vaciado de contenido, incapaz de crear algo nuevo que tenga un cierto poso y trascienda para nuestro presente. Quizá, de vez en cuando, no está de más acercarse a pensadores como Hamvas que, para entender aquello que se derrumbaba a su alrededor, desplazó la mirada en busca de pensar en ideas previas a partir de las cuales seguir creciendo, pensando que es posible, quizá, un futuro mejor.