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Patrick Modiano
El horizonte
Traducción de María Teresa Irrutia
Anagrama
La novela El horizonte de Patrick Modiano es una muestra más de su calidad e ingenio literario en pleno ejercicio continuo de la recuperación histórica de múltiples por medio de la memoria de sus personajes, fragmentados entre los senderos de vidas dispersas donde los encuentros fortuitos con los consiguientes cambios resultan ser juegos de azar, fragmentos del pasado que palpitan en la memoria. Algo que obliga a buscar las pruebas de los hechos y sus distintas secuencias en el tiempo con sus variaciones, manteniendo la estructura de su modelo narrativo. Juego entre el lector y la época por la que discurre la aventura de la recuperación del pasado, ese tiempo vivido sumido en la niebla de las fechas y, por supuesto, el París de todos sus libros. En esta historia. Un personaje, Boyaval, se ha convertido en la sombra amenazadora que se cierne sobre las cabezas de una pareja de los amantes protagonistas de la historia.
Y en este laberinto que escudriña el horizonte literario sostenido sobre posibles verdades, encuentra el lector a la pareja de protagonistas compuesta por Jean Bosmans, un aprendiz de escritor y Margaret Le Coz que buscan treinta años después del encuentro de aquel tropiezo más que encuentro, que produjo el azar a la salida por una boca del metro parisino, cuando los dos huyen de los disturbios de una multitud que casi los aplasta contra las fachadas de las casas de una calle de Paris. Ya han transcurrido treinta años cuando Jean Bosmans se pregunta si es posible estar seguro de que las palabras que dos personas han intercambiado durante su primer encuentro se han disipado en la nada como si nunca hubiesen sido pronunciadas. Pero se encuentran dispersas y difusas en el horizonte convertidas en la única fuerza de la memoria a la que se le exige mostrar un foco de circunstancias que colmen de elementos con lo que calmar la sed de esa búsqueda de identidad.
Horizontes desdibujados por el tiempo a los que se sujeta él con la obsesión de recomponer ese lejano pasado de la pareja, Y ella, Margaret Le Coz, nombre inventado por una mujer que se esconde por los suburbios de Paris. De Berlín a Suiza, de Suiza a la capital francesa, porque ella huye de Bayaval, esa sombra amenazante que se cierne sobre los amantes a lo largo de toda la novela.
Dos personajes magistrales y emocionantes dibujados por Modiano para interpretar una historia donde la persecución a que la protagonista se ve sometida, va creando un estado sicológico cada vez más preocupante, al mismo tiempo que obstaculiza la incansable investigación de Bosmans necesidad vital para lograr esa unión entre ambos que los pueda llevar a la reconstrucción de sus vidas en el pasado desde el encuentro a la salida de un metro que los envolvió en un tumulto callejero. Pasión amorosa que todo lo puede con este aprendiz de escritor dando vida entre literaria y real de un tiempo transcurrido lejano al que intentar llegar. La historia es tierna y de una preciosidad de apasionado amor volviendo atrás la mirada, recomponiendo sensaciones posiblemente vividas en el horizonte que flota en su imaginativa anotando una y otra vez los recuerdos. Avanza Bosmans con sus propios pasos escudriñando por los subur¬bios de París el mapa de su relación con esa Margaret que se siente amenazada y se esconce, motivados ambos por el luminoso horizonte del título y no por la melancolía. Y es ese horizonte esperanzado lo que hace de esta hermosísima novela una obra pecu¬liar dentro del hipnótico universo literario de Modiano donde los sueños pueden estar uno dentro del otro y los deseos pueden multiplicarse.