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Paloma Fernández Gomá. Nace en Madrid en los cincuenta y vive en Algeciras desde 1969. Maestra y profesora diplomada en Geografía e Historia. Estudió la licenciatura de Historia.
Su obra está recogida en distintas antologías y ha sido traducida al mallorquín, al árabe, al inglés, al francés y al italiano.
Tiene publicados más de diez libros, entre ellos uno de relatos.
Fundó y dirige la revista intercultural DOS ORILLAS,antes Tres Orillas.
Ha sido galardonada con la insignia de la ciudad de Algeciras por el Ayuntamiento en el Día de Andalucía.
Vocal de la junta directiva de la Asociación Internacional Humanismo Solidario.
Miembro de honor de la Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española.
Vocal de la JUNTA DIRECTIVA DE LA ASOCIACIÓN DE CRÍTICOS LITERARIOS Y ESCRITORES DE ANDALUCÍA. Delegada por Cádiz de ACE en Andalucía. Pertenece al Instituto de Estudios .Campogibraltareños
Mención Honorífica Extraordinaria de la A.M.P. Victoria Kent por su labor intercultural.
Premio La Barraca de las Letras y el Teatro concedido por la Diputación de Cádiz.
http://palomafernadezgoma.blogspot.com
Este mar Mediterráneo
que cabalga entre olas de nostalgia
me sale al encuentro
cada mañana, cuando recorro
la ancha senda que separa la orilla
de mis huellas
y surgen algas de Corinto,
mínimas conchas quebradas
que siembran de esquirlas la espuma,
anteponiendo un tiempo de arena
que arde al mediodía,
cuando la calima inunda las dos orillas,
ciñendo de ojivas celestes
esta calle del agua
que es el estrecho de Gibraltar,
cuna de nacencias, en pecios soterradas,
penetrando un tiempo
ya habitado
y el que haya de acontecer.
Mediterránea estela, ausente de hojas
que encierra el tiempo de las esporas
en clamor reciente de estrías
sobre el agua, anunciando el bagaje
más antiguo que transcurriera
por estas rutas desde Ampurias a Cartago,
elevando de las naves su espeso velamen,
sostenido bajo la cicatriz que expuesta al viento
eriza el temblor de cuantos remos
surcaron este agua desde Algeciras a Sidón.
TENDAMOS LA PALABRA
Qué senda de profundo abismo
encierra la raíz de la muerte,
esgrimiendo una promesa olvidada
de mitos imposibles,
ajorcas de tristeza
y una madrugada rota
de singladuras a la deriva.
Tendamos la palabra
para estrechar horizontes
hasta hacer brotar el manantial de la razón,
que las manos trencen la red del verso
donde habite una luminaria de paz,
un Estrecho de esperanza
donde haya de germinar la vida.
Paloma Fernández Gomá
Del libro Ángeles del desierto
( poema musicalizado por el cantautor Ramón Tarrío )
Desde los troncos se auguraron nacencias,
en simulacro de rayo, sus más profundas cuencas
deambularon en la distancia de la noche,
socavando el aroma del salitre que,
desde la broza,
iba esbozando un último lamento.
Las olas hubieron sido convocadas
al estertor de raíces
o a un réquiem longevo que suele anteceder
al paso de las estaciones.
La tierra hunde su herida en el surco
agitando todas las huellas
que empañarán su trashumancia.
Un horizonte aceituno labras sus edades
más allá de la mirada
imantando todos los acentos
que, de los olivos emergieron.
Las lucernas circundaron los recintos
hasta donde desciende el ocaso
incendiando lejanías.
Es oxidada la voz del viento
cuando secunda el vareo
desde Baena hasta el Rif.
Detrás de las Columnas,
Lixus cubriría de ánforas su quietud
de tiempo estremecido
o aquel temprano néctar de olivos
rezumando el límite de las alcuzas.
Toda una ribera de sal despierta
el eco de la madrugada
entretejiendo de verde la escarcha.
En la almazara es vertido el líquido acento
de olivares, derramando su eco perpetuo
en secuencias no culminadas
y postrar en el tiempo
su más atávica esencia.
Paloma Fernández Gomá
Jericó rindió sus murallas al estruendo de las trompetas.
Se precipitaron las piedras, las que antes habían sido de gloria.
Regresará Josué para abrir las puertas del más excelso reino.
La muerte será vencida porque las almas morarán
en las laderas del Sinaí entre brumas.
Los cantos serán arcaicos avisos emitidos por los cuernos del pastoreo.
Será céfiro el viento que mueva
la más leve rama de zarza.
Regresarán las tardes y las miradas
de los que se fueron
y serán observados los valles en plenitud
desde las órbitas más lejanas.
El azogue cubrirá los pulsos
de las estrellas
después del último eclipse.
Del libro Lucernas para Jericó
Paloma Fernández Gomá
Fotografía: http://es.forwallpaper.com
con cesión de derechos de autor