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NOTABLE REPRESENTACIÓN ACTUALIZADA DE “LAS AVES” DE ARISTÓFANES
José Cenizo Jiménez
Teatro Lope de Vega, Sevilla. Días 23 a 26 de octubre de 2019 (reseña día 23, estreno).
FICHA ARTÍSTICA / TÉCNICA
Belén Lario – Pistetero
Sergio Andolini – Evélpides, Inspector, Tríbalo
Jose Luis Fernández Escudero – Abubilla, Prometeo
Juan Carlos Fernández – Corifeo
Fran Caballero – Criado, Sacerdote, Vendedor De Decretos, Hércules
Mer Lozano – Metón E Iris
Juan Ignacio Pérez – Embajador, Poseidón, Sicofante.
Alba Suárez – Mensajero I, Soberanía
Fran Hidalgo – Parricida, Mensajero II
Gonzalo Validiez– Pájaro mensajero, Embajador
Dirección y Dramaturgia: Juan Dolores Caballero
Composición Musical y Espacio Sonoro: Inmaculada Almendral
Diseño Vestuario y Caracterización: Juan Dolores Caballero
Espacio Escénico y Escenografía: Juan Dolores Caballero
Diseño y Construcción de Máscaras: Mª José Roquero
Iluminación: Néstor García
Diseño y Construcción de prótesis dentales: Centro Dental Cerrodent
Fotografía y Vídeo: Teatro del Velador / Sergio Pulido
Asistente de Dirección: Gonzalo Validiez
Jefe técnico en gira: Néstor García Arco
Distribución: Rocío Sánchez – GNP
Una de las experiencias más importantes que un lector de Literatura puede tener es, sin duda, la lectura completa, o casi, de toda la tragedia y comedia griegas, sobre todo, si me permiten, la tragedia. Ahí, dicen, y estoy de acuerdo, esta ya dicho y escrito todo: lo demás es recreación y adaptación cuando no mera repetición desvaída. Algo tendrán de atractivo formal y de contenido, de temática, estas obras cuando siguen pasando, con mayor o menor acierto, con más o menos fidelidad al original, por los mejores teatros de España y del mundo.
Una de esas obras, en este caso comedia, “Las aves” de Aristófanes, ha estado muy presente del 23 al 25 de octubre en las honorables tablas del teatro sevillano Lope de Vega, siempre un lujo para cualquier espectáculo teatral o musical por su belleza, recogimiento y calidez.
El argumento de “Las aves” se basa en el disgusto que tienen dos amigos ante la corrupción y las disputas entre los políticos sin beneficio para la sociedad… ¿Les suena? Estos días son propicios para este desencanto, como en tantos otros periodos de la historia y de nuestra historia. Los dos amigos abandonan su país soñando con una suerte de ciudad o sociedad ideal donde no impere la demagogia, el engaño, la citada corrupción. Se hacen acompañar, y así irrumpen en el escenario, con un grajo y una gallina como guías. Defraudados, se alían con las aves para la creación, ojo, de un estado entre el cielo, reino de los prepotentes dioses, y la tierra, dominio de los indeseables humanos. Ahí es nada…
Bien. Sobre este argumento o hilo argumental la compañía Teatro del Velador construye una fábula mordaz llena de alusiones a la realidad candente: aparece citado sin atajos lo referente al “procés” independentista catalán, así como, de paso, términos en boga como Netflix, Twiter, etc., todo eso que ni hubiera imaginado el pobre Aristófanes.
La obra ha llegado rodada y presentada con éxito de público y crítica en el Festival de los Teatros Romanos de Andalucía, en Granada y Madrid, y se nota por la madurez y eficacia con que todo el elenco la desarrolla, a pesar de, al menos en el estreno, tener que encontrar acomodo en las dimensiones del escenario del teatro Lope de Vega, pues continuamente están en movimiento sobre unas hojas secas que es casi el único adorno que vemos.
Juan Dolores Caballero es el artífice de esta no hilarante pero sí muy cómica representación del clásico, un director de compañía con larga y fecunda experiencia teatral. “Aunque la idea de esta versión surge tras observar la situación sobre el independentismo en Cataluña, en realidad aquí queremos hablar en general de los nacionalismos excluyentes y supremacistas, sobre sentirse superior por cuestiones de identidad”, comenta Juan Dolores Caballero en los medios. Y bien que se nota: pone en solfa todo intento político o pseudopolítico de exclusión y rechazo al otro.
La fórmula elegida para la crítica es el humor, la vía contundente es la sátira, con ingredientes tomados del feísmo artístico, del esperpento tal vez, buscando la exageración para lograr ese objetivo que indicamos: sátira y humor con el contexto actual del independentismo catalán de fondo, asunto directo pero a la vez mero pretexto para algo más universal y duradero. La armonía clásica se desecha en esta obra llena de máscaras (el pico de las aves, los dientes exagerados…) y de ropajes como cubistas, incompletos, míseros, reflejo de la apatía o el dolor, tal vez. Esto se une al movimiento continuo de las aves, un coro brillante por la dificultad que entraña esa gestualización nerviosa, verdadero ejercicio físico y desde luego un reto actoral.
Es una obra coral, podría decirse, pero ello no es obstáculo para que destaque, por su presencia casi constante y por su versatilidad, el trabajo de Belén Lario de Blas (en el papel de Pistetero), actriz que aquí hace de hombre, con un acento catalán (con la dificultad de los dientes postizos) que realiza a la perfección, aunque entre lo uno y lo otro -los dientes y el acento- a veces el discurso se pierda un poco. Asimismo, su acompañante Sergio Andolini (un conseguido Evélpides lleno de comicidad con su acento de inmigrante, y dos personajes más, gran trabajo). Buena parte del resto de los actores tienen su momento de gloria, su participación individual, que aprovechan con soltura, aunque el retablo general es lo que da un sello de calidad, diversidad y empaque a la representación. Así Juan Carlos Fernández (Corifeo), Fran Caballero (a la vez cuatro personajes) o la dúctil y simpática Alba Suárez (Mensajero y Soberanía)
Se completa con la música de Inmaculada Almendral, ajustada al ambiente y certera, así como el vestuario y el espacio escénico, con una iluminación que, menos mal, deja ver la acción. Enhorabuena, pues, por hacernos sonreír o reír al par que nos muestran la falsedad de algunas promesas y utopías usadas engañosamente por algunos políticos… Y por hacernos recordar que existe una gran Literatura llamada comedia clásica griega.