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NISRIN INB LARBI (Tetuán, Marruecos, 1981).
Poeta y profesora de lengua castellana y literatura en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, Universidad Abdelmalek Essaadi de Tetuán.
Licenciada en Filología Hispánica y Doctoranda por la Universidad de Granada, el tema de la tesis versó sobre La dualidad cervantina. Historia, literatura y moriscos en el Siglo de Oro.
Conferenciante y miembro de diversos comités tanto en España como en Marruecos.
Ha sido galardonada con el XII Premio Rafael Alberti de Poesía que organiza la Conserjería de Educación Embajada de España en Rabat en el 2013 con su poemario Un viento de amor y mareas. Con el segundo premio en el Concurso Literario Aita Tittawen (1997) en la modalidad de poesía y con el primer premio del mismo certamen como novelista en 1992.
Sus poemas han aparecido en la revista “Aljamía” de la Consejería de Educación en Marruecos (Rabat) y en la revista “Dos Orillas” (Algeciras) y ha colaborado con instituciones de prestigio como la Fundación Tres Culturas.
Ha publicado el poemario La Huida en la antología Estrecheños, de la editorial Lápices de Luna de Granada, el primero de la colección Errante, dedicada a quienes escriben en castellano fuera de la frontera española.
Un viento de amor y mareas
Hay ranas en la calle de las tinieblas,
el ruido es estridente y vergonzoso.
Hay ranas con besos ya en el olvido,
las palabras se las lleva el silencio.
El viento se hace eco de nuevos aires,
Ya sin ranas. Ya sin besos. Ya sin palabras.
Que la masa boscosa no me impida ver los árboles de tus venas.
Que la masa boscosa no me cese los latidos de aire cálido.
Que la masa boscosa sea rumor, sea polvo, sea nada.
Rey sol, ilumina mis pensamientos,
agrada mis placeres en tu erupción,
aleja el frío abrasador en tu olvido.
Rey sol, no oscurezcas mi destino.
Atrapa mis ideas y aleja los fantasmas vacíos
Dolor de hojas secas, pálpito en mi músculo olvidado,
pensamiento: razón oscura
dolor: alivio pasajero
amor: palabra antigua.
Dolor de hojas secas es lo que siento por el olvido.
La verdad de los cielos esconde el secreto de tu boca.
La verdad de los mares calla la tempestad de tu silencio.
La verdad de los amantes silencia el deseo carnal de Venus.
La verdad de las miradas ciegas esconde el tesoro que tanto callas.
Compañero de viaje, dueño del camino del vivir.
Compañero del recuerdo, sueño de amapolas y girasoles.
Compañero de viaje. Siempre tú, siempre yo.
Siempre nuestros. Compañero de viaje.
Y tú me dices un “te quiero”.
Más allá de la profundidad del cristal.
Más allá del bien y de las tormentas.
Más allá del hilo infinito de tu voz.
Y yo te digo un instante eterno.
Más acá de mis venas.
Más acá de mi razón.
Y más acá del tú y del yo.
Báilame el agua y siente mis besos en tu piel.
Recuerda mis caricias. No las olvides.
Protégelas en tu piel.
Báilame el agua y siente mis suspiros en tu boca.
Recuerda mis labios. No los olvides.
Bésalos hasta dejarme sin aliento.
Báilame el agua y déjame morir en tus abrazos.
El beso en el cuello,
el roce suave de los labios en el frágil cuello,
me hizo cisne con plumas de cristal:
Ave fénix renacido del Amor.
Invento de cuento de hadas.
Tul vaporoso y de aires azules.
Invento de sueño dorado.
Brillo de luz aguamarina y lecho apasionado.
Más allá de la profundidad del cristal.
Más allá del eco débil de las venas.
Más allá del océano de las pupilas.
Más allá de la mirada: Un amor más allá de ti:
Un silencio roto.
Más allá de ti. La vida y la muerte.
Gotas de agua helada recorren mis venas,
son escarcha de los recuerdos,
duermen en la letanía de mis sueños,
son la bruma blanca,
son respiro en la inmensidad de mi frio.
La vida y la muerte. Son tú y yo, tal vez.
Un amor arrogante y poderoso. Sin el adiós.
Un amor de viento y mareas. Sin el aliento.
Un amor con márgenes. Sin escrituras
Un amor de preámbulos vacíos.
Y finales sin saber qué decir.
Te descubro en mí. Te vivo, te siento.
Aunque haya un mar más o menos estrecho.
Aunque pasen los años. Ni tú pierdes la belleza,
Ni yo la esperanza de recuperarte.
Tú, mi ciudad, intima y hermosa.
Contigo vuelvo a nacer, al abrigo de murallas y nevadas.
Tú, mi ciudad, fría y distante.
Contigo vuelvo a nacer, al son de Amor y Sabiduría.
Tú, mi ciudad, Tú, mi dolor y llanto
Tú, lejos en el ahora. Tú, cerca en el ayer.
Hemos vivido ya todos los sueños,
“Si una vida, como todo, es cuestión de historias
acercarme a tus calles fue crear un destino”.
Échame de menos.
Mándame luz y amor cada vez que pienses en mí,
cada vez que anochece en tu interior.
Échame de menos y de más.
Y déjalo así. No será para siempre, Nada lo es.
El último vagón vacío de sombras
surca imparable mi mar ferroso.
Se lleva mis anhelos y mis nostalgias.
Se lleva el tú y el yo y mi ciudad sin tregua.
El último vagón vacío de ausencias
se detiene en mi historia desangelada.
Se lleva mis miradas hacia otra parte.
Se lleva mi último adiós y me quedo sin nada.
Me rebelo con la palabra.
Sueño el mañana con las venas.
Y, mientras, camino largo y tendido.
Siempre en tapiz rojo.
Y, mientras, tiembla mi destino.
Con recortes de mi palabra.
Siempre en tapiz rojo.
Me planto en el mes de las heladas.
Caballo blanco y bosque verde.
Me planto en los ojos de mi destino.
Pluma blanca y tierra mojada.
Me planto en los escritos.
Página en blanco y punto y final.
XII Premio Rafael Alberti 2013.
Nisrin Ibn Larbi.