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Martín Tonalmeyotl (Martín Jacinto Meza, 1983), Atzacoaloya, Chilapa de Álvarez, Guerrero, México. Lic. en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro) y Mtro. en Lingüística Indoamericana por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Campesino, profesor de lengua náhuatl, narrador, poeta, articulista y locutor de radio. Sus poemas, relatos y artículos han sido publicados en diversos medios impresos y digitales. Coordinador de Xochitlájtoli serie de poesía en lenguas originarias en la revista Círculo de Poesía en México y Brasiliana de la revista Philos en Brasil. Autor del libro: Tlalkatsajtsilistle ‘Ritual de los olvidados’ (Jaguar Ediciones, 2016) y Nosentlalilxochitlajtol ‘Antología personal’ (Asociación de Escritores de México en la Colección Colores Primarios, 2017) e Istitsin ueyeatsintle ‘Uña Mar’ (Cisnegro, 2019).
Aullido de perro
La vida es imperfecta
en la media noche
sentado a mitad de la calle
lanzaba plegarias para ahuyentar a la muerte
Ella llegó y por perdonar la vida del dueño
le cerró el hocico
y este tan desgraciado
regaló el bulto de carne
para admirar la danza de los zopilotes
Mi gente
Mi gente quiso ser ave un día
por el simple placer de volar sobre las nubes
pero tardaron en decidir
y llegaron los buitres, y con sus filosos picos,
lastimaron al viento y le cortaron la cabeza.
Hoy por hoy,
el día y la noche secuestrados están
por esos sucios y violentos pajarracos.
Aquí en el pueblo
Aquí en el pueblo
los sueños de un colibrí se tejen como telarañas sobre las rocas
una vez trazada el primer hilo los demás se van haciendo solos
hasta hacer un nido de sueños donde la libertad florece
Aquí en el pueblo
los perros cuidan que no haya silencio hasta la media noche
y los gatos caminan lentamente con sus pasos de algodón
buscando alguna rata para saciar su hambre miserable
Aquí en el pueblo
no hay muerte si el tecolote no cantó unas madrugadas antes
aunque a veces no llegan los cantos pero si la muerte
como a mi primo Santos que lo desaparecieron de once balas
Aquí en el pueblo
se está prohibido morir sin haber conocido a los yakatokantsin
o que tu perro jamás haya visto la muerte en el rostro de la luna
y en su desesperación de perder a su amo entrega su vida recitando aullidos
Aquí en el pueblo
el “ajo macho” ha perdido la magia de ser colgado en las puertas y espantar a los brujos
porque estos lo han decomisado y son tan modernos que cuando alguien los quiere espantar
sacan un fierro 45 y matan a cualquier aire que se les atraviesa en el camino.