María Sangüesa

María Sangüesa

Carlos J. Rascón

María Sangüesa

Española, nacida en Alhucemas, Marruecos. Vivió en Valencia durante parte de su infancia y juventud. Actualmente reside en Madrid.

Licenciada en Historia de España, UNED. Tiene estudios de Biblioteconomía y Documentación, IMED (Instituto Madrileño de Estudios Documentales). Diplomatura en Publicidad y en Arte y Decoración.

Ha dirigido la tertulia semanal Pensamiento Marginal del Ateneo de Madrid durante ocho cursos, allí ha sido miembro de las Mesas Directivas de varias Secciones: Pensamiento Marginal, Información y Comunicación, Literatura y Fotografía.

Ha sido Vicepresidenta de la Asociación Escritores en Red. Es miembro del Ateneo Español de México.

Numerosos recitales de poesía y también conferencias, sobre temática histórica y literaria, en España, en México y en este momento también en Marruecos, donde ha sido invitada a participar en el  XIII Encuentro Internacional de Escritoras, 2018.

Colaboraciones con varias revistas: Álora, Piedra del molino, La hoja Azul en blanco, etc. Numerosas antologías, más de cuarenta, de narrativa y poesía. Participación como una de las tres coordinadoras de la antología: “Bajo la estrella, el viento, Mujeres Poetas de las Dos Orillas”. Ed. Huerga y Fierro, 2016.

Libros de narrativa publicados: “Del Más Allá, cuentos de fantasmas”, 2007. Raíces en las brumas, Ed. Lastura, 2015. 2ª Edición 2017.

Poemarios: La Piel del Viento, 2009, Juegos de Sirena, 2012, Huerga y Fierro Editores; Casi luego, casi tarde, Ed. Huerga y Fierro Editores, 2013. Tiempo sobre las aguas, Ed. Huerga y Fierro Editores, 2016; Vuelo de estaciones en los pasos, Ed. Font (México) 2017; El quetzal y la jungla, poemario trilingüe (español, inglés y maya), Ed. Font (México), 2017. Memorial de arena, poemario en árabe y español, Ed. Lastura, 2018.

Autora de las letras de los poemas y canciones del disco Rockesía,  2013, con música y arreglos musicales del cantautor Javier Calle.

ÚLTIMO VALS

Miedo, terror, conflictos,
señores de la guerra que cabalgan
asolando el planeta que habitamos,
mientras la tierra gira y baila
en un rincón del Universo,
vistiendo sus añiles de estaciones,
rotando luz en tiempo y sombra,
contra relojes ciegos y almanaques
que no saben medir nuestra existencia.

Así pasan veranos con otoños,
inviernos despiadados, primaveras…
El mar es un inmenso cementerio,
el barro que pisamos se coagula
con sangre de inocentes.
Galopa la injusticia
a lomos de ambiciones,
mientras ríe la parca y se disfraza
detrás de unos tratados criminales
y rúbricas manchadas por la usura.

Hastío, desengaños, felonías,
miserias, sordideces y ruindades,
cohabitan con destellos de ilusiones,
en noches que despliegan su hermosura,
tras albas prodigiosas, y esperanza
de que el sosiego abrace nuestro mundo.
Quizá, sobre tanta locura desbocada
y el inmenso dolor de ser humanos,
los sueños no se pierdan y logremos
alcanzar la Belleza. Y redimirnos.

BOLERO DE OTOÑO CON PAISAJE URBANO
III

Van girando recuerdos
con soplos otoñales.
Las hojas se desmayan en palabras
sobre espaldas curvadas por olvidos
que va empujando el aire con premura.

Se calan de tristeza los paraguas
mientras resuenan pasos
que marcan notas lánguidas
a ritmo de bolero.

Viejos tacones apuñalan frases
perdidas, entre calles sin sentido,
compases que percuten en aceras
siguiendo direcciones que no existen.

Va danzando la vida en los recodos
de esta ciudad que está llorando nubes
y gime con bocinas sobre asfalto.

Quizá haya que volver a aquel lugar,
tomar otro café y envenenarse
de recuerdos felices, de añoranza.

Mientras la lluvia baila sin cesar
sobre esas hojas muertas.
Mientras la lluvia cae, mientras la lluvia
sigue abrazando al viento en las farolas,
sin dejar que el olvido la seduzca.

EL QUETZAL Y LA JUNGLA
XI

Anegada de charcos, embarrada,
tras el último trueno y su relámpago
brilla esta carretera que fragmenta
la exuberancia de Natura.

Surge un color de tierra en nuestros ojos
alumbrados por fuegos ancestrales.

Somos silbo de vida en la materia,
ala del viento sobre marga,
soplo de Ixmucané que une
principios de lo eterno con lo humano.

MEMORIAL DE ARENA

DESTIERRO

El mar era una inmensa lágrima
de un cielo embravecido.
Los truenos
los relámpagos
las olas
vomitaban espumas en cubierta
sobre un pavor de máquinas rugiendo
y el llanto inacabable del exilio.
Repatriar es un verbo incomprensible
para quien deja atrás su casa
su tierra
sus raíces
y su vida.
Si patria es el lugar en que naciste
y donde el trigo de tu pan creció
y el aire recogió tus balbuceos…
¿Qué importa lo que digan los papeles?
¿Quién puede decretar tus emociones?
Siempre serás del punto en que llegaste
a ver la luz por vez primera
para inhalar tu soplo de existencia.
Cualquier otro lugar
será destierro.

 

 

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