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María Andrea Mónaco
Nació en Lobería (Buenos Aires, Argentina). Es Arquitecta, investigadora y profesora universitaria. Reside en la ciudad de Mar del Plata (Arg.) desde 1990.
Ha participado en Antologías editadas en Argentina, España y Australia, y publicado poemas y artículos en distintos blogs y revistas literarias.
En Marzo de 2012, editó su primer libro de poemas: “Confluencias Nocturnas” bajo el sello editorial Ruinas Circulares (Bs. As., Argentina) y en Diciembre de 2014, “Pulsaciones Urbanas”, en formato digital.
En los últimos quince años ha obtenido una decena de premios y reconocimientos en concursos nacionales e internacionales, en el Género Poesía.
Desde 2013 dicta cursos y talleres de Iniciación en la Escritura Poética en forma individual y grupal (http://nestorbelda.com/curso-escritura-poetica/)
María A. Mónaco es autora y editora del blog “Confluencias Nocturnas“, cuyo link es: https://confluenciasnocturnas.blogspot.com.ar/
LUZ CULTURAL MAGAZINE
Autora: María Andrea Mónaco
Epígrafe
Mañana helada.
Diapasón de bruna.
Punto que de tanto en tanto
entorpece la blancura de los tallos.
Mira cómo el frío se dispersa
en el roce de los dedos.
Las hojas giran como escamas
en cadencia con la respiración.
Humedad de rojos encrespados
en la flor de nuestro suelo.
Epígrafe del árbol celta
en el fondo de mis manos.
Escucha el espíritu del viento.
Espera todo de ellos, los álamos.
La aparente quietud de la postal
que una noche dejaste en el camino.
Cada árbol se parece a un día
esperando ser luz en la mañana.
Soles
Soles hambrientos de arena.
La huella del día nos separa.
Ni acá, ni a mitad de la vida:
un poco más lejos de la roca
que cargamos en el bolsillo.
Día a día, el viento salino crece
y espera mojarnos el pelo de rocío.
Pero el momento no llega.
Los satélites giran como dioses
que tiempo atrás enloquecieron.
Nostalgia
A mi padre
Hoy camino
y la calle sume su cuerpo
en el gris verdoso de las nubes.
Afuera,
un candil, un pasadizo, una cortada:
pequeña diagonal que nos une.
Las palomas viajan desde la catedral
hasta mi techo
huyendo de doctrinas y relámpagos.
Deambulo en el borde sostenido
por las teclas de mi piano.
Curiosa ida y vuelta
de este Neuman Hambug
que alguna vez calló la soledad de un siglo.
Hubo días pasados
que cruzamos la mirada en el puente
de lo que fue tu anhelo.
Mis manos no buscaron la música
en las horas sagradas que volviste
a ser árbol en el bosque de avellanos.
Mi paso mira el cielo detrás de las paredes.
Hoy camino entre la gente
siguiendo las huellas de la bruma
que me llevan a tu casa.
Treinta de invierno
Un día más
camino a la papelera
del invierno.
El disfraz de la ilusión.
El velo que arruga
la página marcada
por las constelaciones.
No desanimes el paso
aunque suenen campanillas
de haber perdido todo.
Quisiera ser tijeras de pasado
y mostrarte una vez más
mi vestido de sonrisas.
Me duelen las historias
de los otros y el amor,
y los treinta en un banco
de la plaza.
Dudo de la sombra y los por qué,
de las luces a granel,
de si un día fuimos dos
entre la jungla y la ficción.
No nací más que esta vez
(que yo recuerde)
y entre dedos tengo trizas
del espejo
que pusimos en balanza.
Siento el viento de la calle
que nos vio llegar,
lo que fue y no será mas,
los bocetos de escalones
por restar
en dirección hacia la otra orilla.
Dudas
Suelta la idea de tu frente.
No hay muros en la piedra invisible.
La tarde pasa y seguirá pasando
como una calesita repleta de niños.
No sé del amor cuando me miras:
suena indefectible aquella historia
que un día será libro de tu voz.
El séptimo canto a la luna
es vellón y corteza de acero.
No desprendas tu collar de dudas.
No adivines el color del silencio.
No preguntes,
que en el arco de mis cejas
te espera la respuesta.
Beso de silencio
Beso de silencio
en la impaciencia del mar
que no resigna su locura.
Mis sueños se deslizan como tablas
barriendo la espuma
que llega hasta tus pies.
Hundidos, con el agua en retirada,
la arena de los años es más débil.
Y el viento mensajero
agita los cristales nuevos
de la palabra viva.
Se reinventa el amor.
Me gustó mucho
Muchas gracias Carlos! un abrazo, Maria
“el beso del silencio” es la realida de mi sueño.
Gracias Marco, bonito pensamiento
un abrazo