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Manuel Senra
Nacido en Arcos de la Frontera, pero desde muy joven resido en Sevilla, Profesionalmente, he tenido varios trabajos, aunque el más dilatado ha sido el de Director de Banca. Colaboro también en varios diarios digitales.
Escribo poesía, relato, ensayo y teatro (es último, infantil).
Premios: Finalista del Premio Internacional Miguel Ángel Pozanco. Juegos Florales de la Vera Cruz. Premio Alhoja. Premio Alfambra, etc.
Libro finalista del “Nicolás Hierro”.
Candidato al premio de la Crítica de Andalucía 2011.
LIBROS PUBLICADOS
OASIS PROHIBIDO, EL LIBRO DE AL SED, DIGNIPIRITUTIFLÁUTICO
ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA, LO QUE ME DEJÉ EN LA NIEVE, inédito.
LÁGRIMAS Sé bien que hay otros mundos en la Tierra, en el bello país donde los niños brincan, cantan o trepan la cucaña, y montan en lo alto de una luz, o en escobas que hacen de caballo. O navegando espacios infinitos…
la pedrada del hombre en su memoria Aquí sin pan, ¿por qué sobran las armas? ¡Tanta agua en el mar sin que se beba! ¡El hambre mata más que las espadas!
Y por la orilla de los ojos iban las lágrimas gritando. (De Oasis prohibido)
pisando incluso por los mismos huecos, sin que las huellas, al andar, se borren. Retornar a los ojos del recuerdo, cayendo perfumada y lenta miel, sobre los sueños que han crecido el mundo cuyas raícen corren bajo tierra. Volver es encontrarte de repente la construcción del verso y su memoria.
Nunca regresa lo que no se ha ido; pues si no vuelve es porque ya no espera una voz que lo llame. O sus pasos se han olvidado de hacer el camino
que mana de la fuente de una boca. Oír la voz de la conciencia. El tiempo justo de respirar aquel momento.
La vida junto a ti fue un mundo nuevo, nacido de infinitos paraísos, que se acabó justo cuando te fuiste. La soledad va muy pegada al hombre, y media luz comparte risa y llanto. (Yo he visto un corazón hecho de besos).
(De Oasis prohibido) |
LA CALLE Dos aceras, dos vidas frente a frente: lienzos de luz o cal a cada lado. Camino por andar, camino andado, yendo y viniendo repetidamente. Canta la calle como dulce fuente, con el ardor y ritmo de un soldado. Gente que pasa o gente que ha pasado, gente que viene y va continuamente.
La calle es una larga despedida hacia una meta donde no hay frontera. Un lugar donde el pueblo se divierte.
La calle –en la ciudad-es una herida. Un río que se acaba sin espera del abrazo del mar cuando se vierte. (De Antología personal) |
CON LOS HILOS… Con los hilos de luz el árbol crece, amarrado a la savia, y en la tierra.
que el cielo está más alto que los pájaros). Mientras tanto, solo veré la luz de las antorchas en las llamas ardientes de la sed: ese cercano infierno donde habita la voz pequeña de tu lejanía… Y los sedientos, ¿dónde clavan la cofia de su raíz sin savia, ya podrida?
¿Dónde, y quién pregunto por qué has de ir tu sola, amor, tu sola, hasta el desierto amargo de tu sed?
¿Quién riega, y con qué agua, los pensamientos que mueven el mundo?
¿Dónde está Dios, y en qué raíz habita?
(De El libro de la sed)
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Hola, Manuel, soy Isabel Velasco. Acabo de ver por primera vez tu página, no sé si la visitas mucho, pero como en la dedicatoria que me escribiste en tu libro de gramática (el día que lo compré) decías: “Nos seguiremos viendo”, espero que nos veremos el próximo septiembre, viernes día 30, en el Círculo Mercantil, para asistir a la inauguración de mi exposición de pintura: óleos y acuarelas, además de cinco obras de mi padre, ya fallecido, obras que datan de alrededor de ochenta años. Ya en septiembre te enviaré la invitación, si me das tu dirección, te la envío a tu casa. Un abrazo. Isabel