Manuel Rámila de Alarcón

Manuel Rámila de Alarcón

Carlos J. Rascón

Manuel Rámila de Alarcón (Sevilla, 1959)
Su primer libro Cristal roto (Colección Andrómina, Córdoba, 2004), fue presentado en el Ateneo de Sevilla. Con Retorno a Mave editado por la Diputación cordobesa (2004) obtuvo el XXº Premio Juan Bernier de Poesía del Ateneo de Córdoba. Ambos libros fueron presentados en el programa “El público lee” de Canal 2 Andalucía. En 2010 publicó Alfiz, número 153 de la Colección de Poesía Ángaro (Sevilla). En octubre de 2016 presenta su cuarto poemario, Cuaderno de poniente, publicado en la cordobesa Colección Adelfos.
A lo largo de su carrera ha contribuido en diversas revistas de poesía, participando como jurado en certámenes literarios, así como en innumerables recitales poéticos. Ha presentado poemarios, novelas y obras de teatro de otros escritores, y es conferenciante habitual. Destacando la “Perspectiva de un legado” sobre la obra del venerable Miguel Mañara (2013). Ha intervenido en la Cosmopoética cordobesa y en la Casa de los Poetas y las Letras sevillana. En 2016 pronunció la “Exaltación de la Santa Cruz” para la Hermandad del Amor, en la Colegial del Divino Salvador de Sevilla.
Es socio de los Ateneos de Sevilla y Córdoba, siendo delegado de éste ante la Federación de Ateneos Andaluces.
Ha ejercido labor docente impartiendo “Historia de la Ópera en Sevilla”, y “Sevilla, puerto y puerta de América” en el Council of International Educational of Exchange (CIEE) en su campus sevillano.

POEMAS

Manuel Rámila

Volveremos a Mave,
donde tu voz es precisa
y el silencio es dorado.
Vendrás conmigo
como brisa sin cuerpo
al galope de grupas
de nubes blancas.
Estarás conmigo
en cada fibra,
sintiéndome fuerte
ante la duda,
y débil
ante el valor
de la piedra antigua.

(Cristal roto – Andrómina – Córdoba – 2004)

ACTEÓN

Mientras la nube fiel se mece al viento,
imposible torre, montaña alada,
la razón del hombre yace encerrada
incapaz de enhebrar un pensamiento.

No alcanza a comprender sin argumento
cómo perdió el aliento en la escalada,
por qué mantiene al alma aprisionada
y olvidado al mejor conocimiento.

Dulce agonía por la que ha sufrido,
por tanto Amor temió a la parca y su hora,
no volver a ser lo que siempre ha sido.

Magia cierta de Ártemis cazadora,
que dona al corazón adormecido
lo que la razón imprudente ignora.

(Homenaje a la Fiesta del Soneto celebrada en el Ateneo de Sevilla en 1912 – Ateneo de Sevilla – 2006)
A José Antonio Muñoz Rojas

Cómo explicar la nieve,
la lluvia y sus átomos grises,
la brisa que evapora
el regalo nocturno del agua.

Cómo explicar cada poniente,
cada alborada
repleta de cantos.

Del arroyo y su murmullo
que descansa en sus orillas.

La gota que recrea fantasmas
de piedra y tiempo.

La encina centenaria
que llora en primavera florecida.

Cómo entender todo
lo que nos es negado.

Alcanzar un relámpago de Dios,
que nos vuelva
a dejar a oscuras.

(Alfiz – Colección Ángaro – Sevilla – 2010)

Beso tus sienes
en los colores de la tarde.

Te dejo varada entre laureles
con sabor fenicio,
en la playa azul y rosa.

La sierra prendida
al filo del cielo,
y el mar entre arrullos.

La infancia
en el limonar durmiente.

La arista de Pablo,
que pinta distinta
la luz y la carne.

Ríe y canta,
pues nada quedará
tras el olvido.

(Picasso – Cuadernos de Roldán – Sevilla – 2011)

BARCA DE CARONTE

Cómo aguardé tu eco
amada mía.
Al alba sorprendido
entre las horas,
y al tiempo entre mis manos
sin sentido.

Ayer inconfesable,
tal vez el día no emprendido.
Y de golpe, tal vez
el mar inacabable.
Y yo, amada mía,
en un mar extraviado
de prodigios pendulares.

Cuando el aire descubra
los desvelos,
y los vacíos esplendores
de los astros,
cualquier tarde, amada mía,
abandonado al barquero inexorable,
donde termina la esperanza,
amada mía, cualquier tarde.

(Homenaje a Luis Ortega Bru – Noches del Baratillo – Sevilla – 2012)

Guiomar,
de tu mano volveré
a la vieja olmeda.

A reclamar
las promesas al cielo
tal tormentas lejanas.

Guiomar.
Tu voz
como vuelo de tórtola,
tan precisa como el aliento.

Tu mano,
como aguja fina
que hilaba
nubes y estrellas.
Buscaré
bajo tu piel de crisálida,
el pálpito adormecido,
el amor intacto
que te debo.

Guiomar.
Solo no puedo luchar
contra el olvido.

(Soria machadiana – Cuadernos de Roldán – Sevilla – 2015)

Si el otoño me sorprende
con su claro halo
de nostalgia.

Si el viento puro deshoja
tiernamente las frondas
y sus luces declinantes.

Si el fruto de la tierra
duerme su sueño
dorado y triste.

Ni siquiera tu voz
será precisa.

Sólo amaré tus silencios.

Manuel Rámila

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