Luis Ángel Ruiz

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LUIS ÁNGEL RUIZ
Alba de Cerrato, 1958.

Aunque nació en un pueblecito de Palencia y estar viviendo en distintos lugares de Andalucía, reside desde hace varios años en Lucena. 09Luis Ángel Ruiz_446x640Tiene publicados varios libros de poesía, algunos conjuntamente con otros miembros de la tertulia literaria «La Colina», de Cazalla de la Sierra (Sevilla): Tras la Ventana y Tiempo de palabras; otros individualmente, como Allá tras la arboleda y Un viaje azul desde la Luna, libro en el que aparece con nombres heterónimos, recordando al gran Pessoa. En narrativa, ha publicado una novela El péndulo y relatos cortos en diversas revistas.
Actualmente es miembro de la asociación Naufragio y colabora con su revista Saigón, de Lucena y Cabra, y de la Asociación Amigos de la Biblioteca de Priego, en cuya revista, La Ballesta de Papel, publica poemas principalmente.
Sus últimas publicaciones han sido Cisnes de Cristal (Ayuntamiento de Priego de Córdoba, 2015) y 31 noches de abril (Piediciones, 2016).

separadorCARTA QUE NO LEÍ A TIEMPO

Amigo ven a rescatarme. Ven
con tus manos abiertas hacia el viento
y frescas por la lluvia de tus ánimos.
Ven, con tus ojos de ilusión y cielo.

No pido nada más, sólo tu tacto,
un poco de presencia, tu palabra
de luz y carne, un alto en tu camino.
Trasplántame tu voz, que ya la mía

se va anegando, se necrosa afónica,
y mis ojos se apagan con espesas
nieblas, como si fueran cataratas
que me hurtan el color, la luz, la vida.

Rescátame si puedes. Y si no,
envíame un adiós para sentirme

en paz con mi dolor y con mi suerte.

 

AUNQUE NO VUELVAS

Llámame amor y llenaré tu pecho
de palabras envueltas en saliva,
de eléctricos calambres de mis dedos
y finas mariposas de mis labios.

Llámame, amor, por la mañana blanca,
llévame por las sombra de tus sueños,
y suéñame en tu piel y en tu garganta
para atrapar la luz que da tu ausencia.

Llámame, amor, aunque te vayas lejos
y dejes a los pétalos sin nombre.
Llámame amor, amor, aunque no vuelvas.

Llámame amor, aunque no vuelvas, llámame
para abrazarme a ti, en ti sin límites
como en un mar tranquilo y sin costuras.

Cuando la noche apriete su atabal
y el aire pese con olor de culpa
llámame, amor, para mi noche espesa.

¡Lléname, amor, de amor, aunque no vuelvas!

 

SIERRA DE ARAS
Para Manuel Guerrero

Ven, vámonos, amigo, a transportarnos
por esta claraboya natural
donde la luz se inflama de acuarela
y el color se hace mar para expresarse.
Vuela conmigo hasta la Ermita Blanca,
que es tótem y rumor para poetas,
altar del cielo en que Lucena guarda
todo el sosiego orante de abadía.
Y así trenzar tanta belleza afónica
dilatada de asombro en tres provincias
que envían a sus pueblos fronterizos
a custodiar la Luz, la Imagen sobria,
sobre tanta extensión y tanta fe,
que el milagro de Dios se palpa invicto.
Como si todo un universo humano
flotara alrededor de un rezo intenso
e, intenso, en paz se hablara, y se durmiera.

 

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