LUCHAN CONTRA UN BESO, PERO NO CONTRA LOS TALIBANES

LUCHAN CONTRA UN BESO, PERO NO CONTRA LOS TALIBANES

Antonio Costa Gómez
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LUCHAN CONTRA UN BESO, PERO NO CONTRA LOS TALIBANES

      Seguramente hizo mal.  Una foto lo muestra agarrando la cabeza de la futbolista como si fuera de su propiedad. Pero no hay ningún sentido de la medida. ¿Es normal que ese suceso lo eclipse todo? ¿Ya no hay guerra en Ucrania , ya no hay crisis migratoria, ya no hay esclavitud de las mujeres en Afganistán?

   Una ministra compara la decisión sobre el caso Rubiales con la sentencia sobre la manada. ¿De verdad a ella le daría igual que la besaran o que la violara una manada? Yo creo que el cambio climático está afectando a todos los cerebros.

    ¿Es que las mujeres afganas son de segunda clase? Están diciendo eso subrepticiamente. No le toques ni un pelo a una mujer española, porque es de primera clase, pero da igual si esclavizan a millones de afganas porque ellas son de segunda clase, de un país de mierda allá lejos. Eso es lo que dicen subrepticiamente estos progres tan progres.

    Y paradójicamente, con tanto ruido, con tanta santa indignación inmaculada, ningunean a las mujeres que dicen defender. ¿Quién se acuerda ya de que las futbolistas españolas son campeonas del mundo?

    Por cierto yo desprecio el fútbol, tanto masculino como femenino, y creo que embrutece a la gente. Vuelve a la gente fanática, gritona y simplista. E incluso violenta y cerril. Y masificada y sin personalidad.  Y el otro equipo no es un rival, es un enemigo a insultar. Aunque su país sea fascinante.

   Luchan contra un beso, pero les da igual que millones de afganas estén tapadas, vejadas, esclavizadas. No hacen nada contra eso. Ni siquiera hablar, que es lo que hacen con todo. Alguna declaración retórica de tarde en tarde. Incluso intervenir les parece imperialista o colonialista. Ellos son de otra cultura, de otro país, y da igual si hacen barbaridades dentro de él.

    También la Inquisición era mucho más dura contra los herejes, los que se desviaban un poco de la doctrina, que contra los que practicaban totalmente otra doctrina. ¿Por qué será eso? Tal vez sea por inseguridad y miedo, por temor a que si cae un ladrillo caiga todo el edificio doctrinal.

    También hay feministas que buscan aquí micromachismos pero admiten en otros ámbitos el machismo absoluto. Conozco a feministas que aquí lo exigen todo PERO NO CONTRA LOS TALIBANESpero simpatizan con el Isis en Siria. Esto es alucinante.

    A finales de los noventa vino un jefazo de Irán de visita diplomática a España. Y para ver a una ministra española exigió que esta se tapara la cabeza. Y la ministra española lo hizo. Y no recuerdo ningún ruido de protestas, no recuerdo que se levantara una santa indignación. Pero sí que había motivo. Y no tenía por qué taparse la ministra española, si el iraní no quería verla que se quedara sin verla. Pero entonces los progres callaron.

    Estamos en un mundo de incongruencias y absurdos. De furiosa indignación por hacer una cosa y de aceptación por hacer diez veces esa cosa.

    Recuerdo alguna familia en que la madre humillaba y machacaba a un hijo porque vertía vino en el mantel. Y comprendía a otro hijo cuando destrozaba un coche.  O cometía un delito o incendiaba la casa.  Aquí no pasamos nada, allí lo aceptamos todo.

    Es un mundo de hipocresía o de incongruencia kafkiana. O de gestos automáticos sin significado como los de las máquinas. Hasta en eso la gente copia a las máquinas, se comporta como las máquinas. Sigue el sonido de las frases, sin comprender su significado.

     Y uno se siente muy bien, muy protegido, cuando dice lo que dicen todos, sin matices. Cuando repite mecánicamente consignas. Eso lo veía yo en la enseñanza con los adolescentes. Con un adolescente aislado se podía hablar, pero si estaba en grupo se volvía temible. Solo seguía la consigna del grupo, se hacía  ciego y sordo.  Y la sociedad entera actual es adolescente.

     Pero eso también se llama cobardía. Y falta de personalidad. Las masas siempre han sido temibles, desde la antigua Grecia cuando sostenían a los tiranos, hasta la época en que reflexionaba sobre ellas Elías Canetti.  Y no digamos las simplezas de las redes sociales, o incluso de los periódicos en general, que funcionan a base de titulares. Que están hechos para las masas, para vender muchos ejemplares.

       El hombre hizo mal, la foto lo muestra algo prepotente. Pero el propio fútbol propicia esas cosas, es un juego que masifica y embrutece a la gente. No me parece ningún progreso que también ahora las mujeres jueguen al fútbol. A eso le llaman feminismo, a copiar todo lo que haga el hombre, incluso sus costumbres más bárbaras. Mejor sería  que siguieran leyendo más que los hombres, como ocurre desde hace siglos.

    Y tanto ruido no deja escuchar nada, pero tal vez es eso lo que quieren. Hacer mucho ruido y repetir consignas mecánicas y maximalistas.

     Y mientras tanto que se pudran las mujeres en Afganistán. Millones de mujeres aplastadas cada minuto entre millones de minutos. Hay que ser diplomáticos en eso. Y si viene un talibán y manda taparse a una ministra española que la ministra se tape. Y los progres diciendo que sí.

ANTONIO COSTA GÓMEZ

 

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