En prosa, “Itálica y el Monasterio de San Isidoro del Campo (Guía para el paseante 3ª edición). Guía oCulta del Parque de María Luisa. (Paseo secreto entre glorietas y poetas) Crónicas Literarias 2015 (Volumen I)
Es coautor en varias obras. Incluido en las antologías “Itálica Famosa” “Nueva Poesía Sevilla”, “Soleares”, “Poetas en Sevilla”, “Homenaje al soneto”, “El ultraísmo”, “Homenaje a la Generación del 27” “Homenaje a Juan Ramón Jiménez (Ateneo de Sevilla) “El Aljarafe y el vino”. “Un salto a la vida” (Visiones y pensamientos).
Presidente de Honor de la Asociación Colegial de Escritores de España en Andalucía.
Premio Mecenas de la literatura “Manuel Altolaguirre” Año 2014 de la Asociación Colegial de Escritores de España-Andalucía.
Ha sido el coordinador de Espacio Poético 2015
Francisco Vélez Nieto
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Los tres violines de Ruven Preuk
Por Francisco Vélez Nieto.
Ruben Preuk es el embriagado turbador personaje de esta hermosa historia. Criatura que ya siendo solo un niño de aspecto distraído y soñador, siempre ensimismado en la contemplación de la madre naturaleza como invisible melodía de alimento lírico. Una devoción diaria que el niño imaginativo abrazaba poseído de una sensibilidad que lograba transmitir la fragancia del inmenso campo donde crece. Parejo al faenar de las mujeres recogiendo los frutos según las estaciones del año, junto a los hombres aran y siembran la tierra. Esas mujeres de la aldea que van llenando sus cestos con los frutos que regala la tierra dado el tiempo y hablan de Ruben, “el hijo menor de Preuk el carretero”, ese que desde que llegaron al tajo está entre la alameda y el campo, poseído por su sensibilidad Parece interpretar con sus dedos sobre las cuerdas del aire y con los brazos el pentágrama de la naturaleza. instrumento invisible, interpretando para si mismo por que “la acústica del bosque es suya, tanto como la soledad”
El lector se encuentra frente a una novela en la que el factor humano revestido interpretado por una soñadora criatura gira motivado de la música de violines sucesivos que un día sumaran el número de tres, curioso azar de la vida que, con el tiempo crearía el acorde y pasión tras una bifurcación de azares, caminos en la vida del personaje, donde el amor, una y otra vez, intentará sobreponerse al horror de la fiebre degenerativa y dolorosa capaz de engendrar los seres humanos contra las cuerdas del violín y la libertad de la palabra.
Es la historia de una vida generacional cuya lectura salta y consigue alcanzar en la narración una suavidad trasmisora de razón desgarrada en muchas de sus secuencias, que se mezclan con la conmoción del amor y la pasión a la música debida que brota de un violín que cautivará al lector en lo más hondo de la sensibilidad, hasta sentirse atrapado en ese discurrir de desgrana la historia, fundición apasionante que desde lo humano se enfrenta al horror de la barbarie en un tiempo que transcurre, admirablemente expuesto, desde principios del siglo XX hasta ya concluida la década de los sesenta. Un espacio vivido por este personaje inmensamente sensible desde los años de Weimar. Punto de partida. Siguiendo un recorrido por senderos que se bifurcan en aquella Alemania cuya historia representa una Europa conmovedora y convulsiva donde la cultura en su más amplio poder de creatividad y poder de la palabra se transforma en armonía musical y alegres delirios frente al horror, la devastación de un proceso enloquecido por el dominio del nazismo, donde la cultura con ardor se convierte en la resistencia frente a la locura de la ferocidad.
Este es el camino que traza la escritora Svenja Leiber de infancia al norte de Alemania. Estudió Literatura, Historia del arte en Berlín. Ha vivido en Arabia Saudí. En 2005 publicó el volumen de relatos Büchsenlicht [Luz de lata], y en 2010 la novela Schipino. En 2007 ganó el Premio Werner Bergengruen. Su obra, muy elogiada en 
su país, trata sobre el fracaso y sobre la alienación del ser humano. Actualmente reside en Berlín con su marido y sus dos hijos. En 2014 la Editorial Suhrkam publicó la novela Das Letze Land1 con gran acogida crítica que consagró a la autora como una de las más relevantes de la literatura en alemán.
Y esta magistral narradora es la que conduce al lector a través de una conmovida belleza hirviente, memoria desenmarañando un capitulo de la vieja y destrozada Europa en una de las mayores tragedias que halla sufrido, con dolor y vergüenza, el siglo XX. Ese mundo desvastado por la locura creada de un demente seguido exaltado e hipnotizado por un pueblo que poseía en su historia el más admirado reconocimiento a su cultura y lo que esta ha significado y significa para Occidente.
Y ante tanto despropósito y barbarie el sonido del violín descubierto en un momento de su soñadora vida por el niño Rubén Preuk irá elevando la sinfonía de la resistencia, la cultura musical para hacer frente a ese maremágnum caótico. Puede incluso que dicha actitud por el hijo de un sencillo carretero de pueblo perdido en la Alemania del norte, se pueda entender como una ingenuidad, quijotada de una criatura, mas resulta ser mucho más real, pues, se trata de la resistencia que, tras la barbarie, continuaría el protagonista con tenacidad. Toda una historia contada con fervor literario, el dolor y el amor, la locura de un pueblo teniendo enfrente a la belleza, las costumbre de los hombres y mujeres, que cavan, aran y ama su tierra hasta en lo más hondo de su corazón, del que surgen en esta novela sus más emocionantes reflejos y ejemplos de humanidad. Esa que pese a todo, siempre triunfará sobre el mal.
Los tres violines de Ruven Preuk
