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Si el tiempo es lo más caro, la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches. Benjamín franklin
LOS PAZOS DE ULLOA, De EMILIA PARDO BAZÁN
Elijo este libro escrito en el siglo XIX, y que actualmente está en boga, por ser la escritora dueña del controvertido Pazo de Meirás, del que posteriormente Franco sería dueño y señor, y que en estos días el pueblo gallego está requiriendo que pase a ser parte del patrimonio público.
La vida de la escritora es tan interesante como su obra. Pardo Bazán heredó de su padre el título de condesa, eso, y su buena situación económica, le permitió gozar de una libertad vedada para la mayoría de las mujeres de nuestro país en ese tiempo. Se casó, pero en su vida conyugal no fue feliz. Su esposo se negaba a que escribiese, que era su pasión. Se separaron; él la acusó de naturalista ante la iglesia (“¡Como si eso fuese un pecado!”, decía ella). No obstante, así consiguió de nuevo su libertad añorada.
Emilia era una mujer enérgica, inteligente, decidida… tuvo amores con Blasco Ibáñez, Lázaro Galdeano… y su gran amor: Benito Pérez Galdós. No logró entrar en la Real Academia, ni que le considerasen el mismo mérito literario que a los escritores contemporáneos masculinos. La eterna lucha de la mujer en todos los campos de la vida…
Pardo Bazán se inspiró en el Pazo de Liñares para escribir su novela. Allí pasaba largas temporadas y llegó a bautizarlo como “El palacio del recuerdo”. El Pazo de Liñares es una joya de la arquitectura rural gallega. “En Liñares, el culto al pasado es tan reverente, tan novelesco. Rodean a Liñares robledas plantadas, no con el caprichoso desorden de la fraga rústica, sino a cordel, y tan altas y añosas, de tan espléndido arbolado, que recuerdan las francesas de los antiguos sitios reales. Valen miles de duros esos bosques, que sus dueños, la señora viuda de Taboada y sus hijos, no quieren, no digo talar, pero ni aún mutilar”, escribía Pardo Bazán.
En esa naturaleza exótica, virgen, salvaje nos sumerge Emilia en su novela Los pazos de Ulloa. Tiene una ductilidad de palabra, una facilidad de vocabulario… que yo diría que es ella misma la palabra, es un libro cuyas tapas son su piel y su sangre. En este libro nos hunde y nos implica con sus personajes. Gozamos y sufrimos con ellos, nos trasmite su energía, su ansiedad… somos el mismo personaje. Nos introduce en la Galicia más profunda, más pura.
Si Benito Pérez Galdós fue el segundo después de Miguel de Cervantes, Emilia Pardo Bazán también tenía que haber estado entre ellos.
No sé por qué no se han reconocido los méritos de las mujeres, si cada estrella brilla con luz propia y no puede apagarse su fulgor por más que quieras. Lo único que se ha conseguido con esto es que se halla tardado más tiempo en disfrutar de sus obras…
Para los cinéfilos: Los Pazos de Ulloa podéis encontrarla en capítulos, pues fue una serie de televisión… con un reparto excepcional.
Desnuda soy, desnuda digo: soñadora.
Mª Loreto Sutil Jiménez