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Libros y lectores
Reconozco por propiedad cosmopolita: la lectura es un constante viaje sin fronteras.
Mi compromiso como escritor es comentar libros, crónicas y reseñas de autores. La lectura como tabla de salvación frente al delirio de la nada del consumo. Toda una apuesta que obliga al lector y lectora a reflexionar sobre la sociedad mediatizada, que pregona la mediocridad como “ideal” provocador de una alienación que adormece. Mientras la plaga de la rapiña de altura protegida, induce a los mayores desequilibrios con el mayor descaro, haciendo su agosto con la cacharrería beata de los golpes de pecho por amor a la patria. Y lo que te rondaré morena.
“La barca de mi ingenio, por mejores
aguas surcar, sus velas izar ahora
y deja tras de sí mar de dolores;
y cantaré la tierra purgadora
del alma humana, que hacia el cielo es vía
de la que se hace él merecedora”
El purgatorio. La Divina comedia. Dante Alighieri
Con la suma de los años llegan los adioses y se quedan cobijados en la memoria. A veces son súbitos y golpean duro con estallidos secos. Otros se van viendo llegar, envueltos en la tristeza y las remembranzas del tiempo vivido. La corriente del pensar recordando, presintiendo lo que viene arribando. Toda presencia se expande por los rincones del alma y la mente, creando esencias de adioses y recuerdos del tiempo vivido. También amado. Libros que pacientes ofrecen sus lomos desde las estanterías. Ninguno está dormido. Los acaricio, les hablo de lo bello, de la cadencia que muestra la palabra bien sentida, bien escrita. Me siento lector cargado de años, enamorado de su sino al que sus fuerzas permiten agradecerles lo que han significado en mi vida. Murmurarles cosas bellas de la literatura con las que venimos conviviendo todos estos años. Mi vista cansada enmudece en silencio. Los lomos de mis libros solidarios que huelen a universo, se muestran compungidos.
Todo discurso sobre desarrollo y progreso social de un pueblo sin contar con la cultura del libro y la lectura, es mero pregón para sordos. Subdesarrollo que aprisiona a la sociedad, nuevo modelo de analfabeto, ganancia para los desalmados y oportunistas. Los pueblos que no escuchan, que no leen buenos libros, son fácilmente gobernados y alienados por la política especuladora del populismo. Luego, tener cuidado y celo con esa manada de andrajosos, conversos y meapilas. Todo cuidado y celo es poco.
De vez en cuando, cualquiera me señala: “Es que usted no comenta títulos de actualidad, ni premios” ¿Qué se debe entender por actual, la fecha que viene en los créditos o la calidad del contenido? Hace unos días junto a un centro de salud compré por un euro un ejemplar de Cuentos del tren. Sentí nostalgia de aquella Espasa Calpe y la Austral de mi juventud, que tanto me condujo por el camino de la buena y rica literatura. Cuentos del tren es una antología que le traslada a uno por las vías paralelas de la edad dorada, ¡la juventud!
De la obra inédita Reflexiones desde la muralla
© Francisco Vélez Nieto