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LES INDIGNA ISRAEL, PERO NO LA DESHUMANIZACIÓN MUNDIAL
Tiene gracia. Les indigna Israel y acampan contra Israel. Parecen muy rebeldes. Pero compran artilugios dócilmente cada diez minutos, porque así lo quieren los fabricantes. Para enriquecer a los fabricantes. Y aumentan la deshumanización del mundo y el convertirlo todo en mecánico y rutinario. Y en masa y en cantidad dóciles.
Con los jóvenes nunca se sabe. Depende de las épocas. En los años treinta eran fascistas, eso era lo nuevo. En los años sesenta se sublevaron, con una especie de espiritualismo, contra la sociedad de consumo. Pero luego aceptaron absolutamente la sociedad de consumo y son los que más la sostienen.
En una época defendieron la libertad de costumbres. Pero después defendieron el puritanismo más absoluto, el calvinismo y el que todo es pecado. Y la cursilería sin fin.
En una época son muy activistas, en otra época se vuelven pasotas y les da todo igual. Ahora solo quieren mirar el móvil y no hacen caso de todo lo demás. Van por la calle y pasan el semáforo en rojo porque están mirando el móvil. El niño patalea en el cochecito, pero ellos no hacen caso porque están mirando el móvil. Y mirando la última aplicación y mirando el último invento imprescindible que hará más ricos a los fabricantes. Da igual que el niño en la realidad patalee.
Luego atacan el cambio climático dañando obras de van Gogh. Qué culpa tendrá el pobre van Gogh del cambió climático. Es como atacar el cambio climático escupiendo a mi tía de Murcia.
Parecen los pataleos sin ton ni son de una tortuga puesta del revés.
Los jóvenes son diferentes en diferentes épocas. Aunque algunos sesudos creen que son una entidad metafísica, que son siempre iguales. Decir que todo lo joven es bueno es tan tonto como decir que todo lo joven es malo. Depende.
Es como decir que todo lo nuevo es bueno o todo es malo. Depende de qué sea lo nuevo. Si lo nuevo es pasar de la democracia al fascismo no me convence lo nuevo. Si lo nuevo es que me atienda una máquina repetitiva en lugar de una persona viva no me convence lo nuevo. Si lo nuevo es que en internet todo era gratis y ahora hay que pagar (cada vez más) por todo, no me convence lo nuevo. Si lo nuevo es que en lugar de verte un médico le des tus datos a un artilugio mecánico frío y sordo no me convence lo nuevo.
Acampan contra Israel. Es verdad que Netanyahu se pasa mucho. Y que provocó a los palestinos muchas veces antes de esta guerra. Netanyahu es un imbécil. Y está poniendo en peligro a su propio país y al mundo entero.
Pero estos jóvenes no acamparon cuando Hamas rebanó la cabeza incluso a niños recién nacidos. Y cuando paseó como un trofeo los cuerpos desnudos de adolescentes europeas violadas. ¿Eso no les indignó?
Tampoco les indigna la tiranía de Hamas sobre su propio pueblo en Gaza. Una tiranía que lleva muchos años, pero los progres no quieren ver.
Tampoco les indigna la tiranía iraní que obliga a las mujeres a taparse y las apalea si no quieren hacerlo. A mí me parece bastante indignante. Yo acamparía contra eso. Y acamparía contra los talibanes brutales.
Se me ocurre pensar que esa indignación de estos jóvenes no es tan espontánea e inocente. O no saben contra qué protestan o alguien lo sabe muy bien por ellos. Qué casualidad que los indignados de la Puerta del Sol se convirtieran enseguida en un partido político. Tan burocrático como cualquier otro. Y es que estos jóvenes se dejan manipular con facilidad. No solo por los fabricantes que hacen con ellos lo que quieren, que les obligan a comprar dócilmente la última aplicación, el último artilugio. La última manera de no mirar el atardecer ni mirar a su prima, pero mirar la pantalla del móvil. Esos seres tan dóciles no cuestionan nada en nuestro mundo cada vez más deshumanizado y jadeante, que no se para a pensar en nada ni a sentir nada. Y de repente se indignan por algunas cosas. Y acampan.
Pero a mí me parece curioso. En cambio, se tragan todos los tópicos de la época sin rechistar. Dicen que sí a todo en todas las cosas. Dejan que conviertan nuestro mundo humano en un mundo de tornillos. Dejan que conviertan a seres de carne y hueso en dígitos abstractos y manejables.
Permiten todo, lo tragan todo, pero de vez en cundo se indignan por alguna cosa. Repiten como loros las consignas más cursis. Acosan a sus compañeros salvajemente en los colegios porque son diferentes en algo. Pero de vez en cuando se indignan.
Yo acamparía contra la deshumanización y desnaturalización de nuestro planeta. (Pero dejaría en paz al pobre van Gogh que lo dio todo por su arte y murió de desesperación y de hambre). Contra la brutalidad de los talibanes. Contra los regímenes que no dejan que las mujeres trabajen ni conduzcan un coche. Contra un mundo donde van decidir las máquinas por nosotros en lugar de ayudarnos. Donde nos van a complicar la vida sin fin para hacerse ricos.
Contra un mundo donde hay que esperar a que una célula fotoeléctrica abra una puerta, y esperar tal vez toda una mañana, en lugar de empujar sencillamente la puerta.
Yo acamparía por la libertad y por lo humano. Contra la burocratización infinita y contra la digitalización que nos convierten a todos en dígitos controlables. Contra el poder omnímodo de los gobiernos y las grandes corporaciones, que te mandan mensajes masivos e impersonales y te dicen: No respondas. Contra el olvido de las personas humildes de carne y hueso. Contra el convertirnos en montones de datos y de reglas frías sobre esos datos. Contra el encerrarnos a todos en un algoritmo uniformador.
Pero ellos no saben contra qué protestan. O lo sabe alguien demasiado por ellos. Todo se puede utilizar con provecho, todo se puede manipular. Incluso muchos se hicieron ricos con las fotos del Che Guevara. Y sobre todo si se masifica y se industrializa. La industria da grandes beneficios (para algunos).
Y luego algunos dicen: Yo no sabía el daño que hacía. Yo no sabía, yo no sabía. Ese es el problema, que sabes poco, que estudias poco. Deberías enterarte un poco más de la vida y no mirar tanto el móvil. Y las leyes trivializadoras de la enseñanza no ayudan mucho.
Pero bueno, tú acampa. De todos modos, todo será lo que quieran los grandes poderes, los fabricantes y los gobiernos. Si les dejamos.
ANTONIO COSTA GÓMEZ
LES INDIGNA ISRAEL, PERO NO LA DESHUMANIZACIÓN MUNDIAL