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La zona de interés
Director: Jonathan Glazer
Guion: Martin Amis y Jonathan Glazer
Intérpretes: Sandra Hüller, Christian Friedel y Freya Kreutzkam
Sinopsis:
El comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, y su esposa Hedwig, se esfuerzan por construir una vida de ensueño para su familia en una casa y un jardín junto al campo mientras intenta construir un crematorio más eficiente y productivo para aniquilar a los presos judíos.
MI CRÍTICA:
Película que ganó el Gran Premio de Jurado en el Festival de Cannes. Y que quieren que les diga, tiene valores, pero también tiene carencias; como casi todos los proyectos que hacemos. El posicionamiento inicial de la historia es lo que más me ha gustado. Presentar el horror de la guerra y de la maquinaria Nazi para conquistar terrenos en base al terror infringido a los que se le oponían y haciéndolo desde el punto de vista de la banalidad de una vida familiar, me pareció muy brillante. No nos muestra el espanto de lo que sucedió en los campos de concentración, eso ya lo sabemos hasta la saciedad. Dejar que sea nuestra imaginación la que ponga la crueldad de lo sucedido es lo mejor, quizás de las pocas cosas valorables de esta película.
La historia del holocausto está contada desde el interior de una casa, de vida familiar del comandante del campo de concentración de Auschwitz. Y los protagonistas de las acciones son su mujer, sus hijos, su servidumbre, etc. Como ven, es una cruel película de guerra en la que lo menos que vemos son soldados. No me negarán que es un planteamiento, por lo menos, novedoso. El ritmo lento, más lento que el de una cinta normal refuerza la idea principal de lo tediosos que era la existencia en una casa familiar en la que las actividades más emocionantes del día era cuidar el jardín. Esa ausencia de motivaciones y lo lánguido de esas vidas se refuerza con la parsimonia, rozando la pesadez, de los planos y los pausados movimientos de los personajes. Aun así, he de decir que la película no se me hizo larga. Bueno, es de agradecer que el metraje no se extendió al uso y costumbre del cine actual, quizás porque la historia no daba para más.
Esa es quizás la gran carencia de este film. La idea es muy buena, para mí, genial; pero se queda ahí. Estas todo el tiempo esperando a que pase algo y nunca pasa nada. Estamos ante una narración en la que veremos una concatenación de acciones intrascendentes, como las miles que hacemos nosotros a lo largo del día. Realmente era como en sus propias vidas, nunca pasaba nada. Eso hace que las reuniones sobre crear un nuevo crematorio en el que poder aniquilar a más presos judíos, produzcan un horror que nos ponen en la mente de esos asesinos que estaban convencidos que lo importante no era las vidas de la gente, si no la forma en que, con sus muertes, ellos subirían en el escalafón de mando. Eso reproduce esa sensación que tenemos hoy en día de que nada de lo que se hizo en la Alemania Nazi, tuvo sentido moral.
Además, la inclusión de cosas excéntricamente originales fue, seguramente, lo que cautivo a los jurados que la han nominado. Pero que empiece la película con 3 minutos de un fondo negro con una música me parece un snobismo que la aleja del gran público. Casi todos mis amigos que la han visto les ha parecido soporífera. Y claro, ellos no son críticos de cine, son espectadores y, la película, si no vas buscando detalles y te centras en la historia, aburrir… aburre.
Creo que la secuencia final, en el museo, resume con brillantez todo lo que quiere contar en este guión. Con el tiempo, en la actualidad, solo nos queda recordar el horror y el sinsentido de lo que fueron los campos de concentración y con esta película queda claro que no lo hicieron locos demenciados, lo hicieron gente normal como usted o como yo; con sus familias y sus vidas cotidianas.
Otra cosa que destaco es la fotografía. Quizás debería haber estado nominada. No hay grandes recursos que no hayan sido panorámicas y travellings. Como cuando rodamos nuestros cortometrajes. Y, cuando los planos son en el interior de la casa del matrimonio, los picados y contrapicados nos hacen rememorar una visión “voyeurística”, vamos, como si fueran las cámaras de Gran Hermano vigilando todos los movimientos de los habitantes de la casa. Todo con una sensación de vida cotidiana sin alicientes.
Otra sorpresa agradable fue ver a la esposa del protagonista, interpretada por Sandra Hüller. No la conocía y he tenido que ver dos películas suyas en menos de una semana. Le voy a seguir la pista. En las dos ha estado sobresaliente. No olviden que está nominada al Óscar, este año, por su papel de la sospechosa del asesinato de su marido en “Anatomía de una caída”. En cuanto a Glazer, el director, diré que me encantó el planteamiento disruptivo, pero tiene que adaptarse un poco más a lo que el público entiende y las excentricidades se pagan. Por ejemplo, no entendí la secuencia final.
Tampoco veo justificada la nominación al Mejor Guion Adaptado. Esta historia está construida a partir de la novela homónima de Martin Amis. En ella se recoge el amor sentido por un oficial nazi por la esposa de su comandante; cosa que no aparece aquí, por ningún lado. Así que, tramposamente, lo que hizo Glazer es tomarle prestada la idea y tergiversarla a su gusto. Y eso, no es de Óscar, amigos.
Por cierto, como está nominada a la Mejor Película Internacional, compite con la nuestra de J.A. Bayona “La sociedad de la nieve” y no puedo opinar, porque todavía no la he podido ver. Ya me vale.
5 NOMINACIONES:
Mejor Película
Mejor Película Internacional (representando al Reino Unido)
Mejor Director (Jonathan Glazer)
Mejor Guion Adaptado (Jonathan Glazer)
Mejor Sonido (Tarn Willers y Johnnie Burn)
Más críticas en: https://luisalbertoserrano.wordpress.com/oscars-2024
Escúchala en el podcast: https://open.spotify.com/episode/7ibtIoDzeCm7fgtxwo1MBW
La zona de interés
Veré ésta película apenas pueda. Leí con interés la crítica y discrepo con una apreciación que me parece desmesurada: Que los criminales que cometieron el genocidio, el Holocausto, los asesinos nazis, eran “gente normal como nosotros”, porque se trata de gente formada en la Europa del siglo XX, ya no existía la esclavitud y se condenaba la crueldad sin sentido, lo que hicieron los Nazis fue más allá de una exaltación del racismo, fue la negación absoluta de la moralidad cristiana, el triunfo de las tesis nihilistas, ateas, negadoras de la dignidad humana que reconoce el Cristianismo a todos los hombres y mujeres por ser todos hijos de Dios. Los marxistas sostienen que la religión es el opio del los pueblos pero olvidan que no todas las religiones promueven los mismos valores y existe una evolución histórica en la interpretación y sí estás promueven la igualdad y la fraternidad son más beneficiosas que aquéllas que justifican las desigualdades y la opresión. Así de sencillo. Yo nunca aceptaría una religión que, por ser mujer, me condenara a la ignorancia, a no recibir educación, a ser siempre discriminada y tratada como una cosa o un animal doméstico, pasar de la opresión de un padre oscurantista a un esposo oscurantista, los mandaría a todos “bien lejos pal carajo”, como decimos en criollo. ?Qué un cura, imán, rabino o como quieran que llamen a la casta sacerdotal, me diga que por ser mujer soy inferior y debo aceptar tal disparate porque supuestamente ellos saben lo que dijo Dios o lo que Dios mandó a escribir? Esa ignorancia ya no puede sobrevivir en el siglo XXI en países normales y democráticos, caso distintos de aquellos países donde sufren dictaduras teocrática porque unos avispados se convierten en “Líderes Supremos” sobre un gentío ignorante que creen sus mentiras y las opiniones de unos hombres medievales de mentes cerradas. Así que no son iguales todas las religiones ni son iguales todas las sociedades y las primitivas deben evolucionar y no quedarse en el atraso y la opresión ?Para qué existe la Declaración Universal de los Derechos Humanos? Y regresando a la película, creer que lo que sucedió con el Holocausto fue tomado como algo “normal” que no tenía que afectar la vida privada o familiar de la gente, en especial de los verdugos, tiene mucha similitud con ver por televisión las matanzas que acontecen en el mundo (la de los árabes en la Franja de Gaza, la de los primitivos países africanos en guerras civiles, las de los fanáticos del Islam en no sé cuántos países de Asia, etc) y que nada nos importe. Que veamos las mayores atrocidades cometidas por gente del siglo XXI en cualquier parte del mundo y después cambiamos de canal o llegan los comerciales y a nadie le importa nada las matanzas y demás barbaridades. Por eso me gustó el libro “Poemas de un Mundo Salvaje”, porque ya está bueno de tanta indiferencia cuando los males no nos afectan directamente. Tenemos que decir algo, no quedarnos callados. Al menos decir que estamos presenciando un crimen y sus autores son unos criminales que merecen ser enjuiciados y castigados. Quizás esa puede ser la única enseñanza de películas como “Zona de Interés”, que no veamos las actuales genocidios como otra película más. Son monstruosidades inaceptables y debemos exigir que todo el aparataje de organizaciones para cumplir con el Derecho Internacional funcione. Es mi opinión. Rosalba P.
Que la generación de alemanes que se hipnotizó con Hitler y se metió a Nazi con rabioso fanatismo y los criminales asesinos sean “gente normal como nosotros” es un gran error de apreciación, porque esa gente abandonó su formación cristiana para irse tras estrafalarias creencias paganas, basadas en una supuesta mitología nórdica o germánica, porque Hitler y sus secuaces querían sustituir el Cristianismo por su Neopaganismo Germánico, porque dentro de sus delirios ideológicos homicidas tenían claro que la Religión, y más específicamente el Cristianismo, era un obstáculo para imponer su Doctrina Nazi, por eso no solo persiguieron y masacraron a los judíos, buscando exterminarlos por racismo, también persiguieron y mataron a Testigos de Jehová, Evangélicos, sacerdotes católicos que no aceptaron sus desvaríos y miembros activos de otras iglesias cristianas, ya no por racismo sino por motivos ideológicos, porque era gente con arraigadas convicciones religiosas que no estaban dispuestas a cambiar sus creencias por la ideología nazi, que básicamente es el Fascismo inventado por Benito Mussolini, aumentado dicho veneno con otro veneno, el veneno del racismo, por eso los Nazis eran peores que los fascistas Italianos, quienes terminaron como “muchachos de los mandados” de los Nazis alemanes (aunque Hitler era austríaco) ?Cómo fue posible que los alemanes de ese tiempo tan cercano, generalmente cristianos protestantes o cristianos católicos, se olvidaran de Cristo para adorar al demagogo Hitler? Porque la derrota en la Primera Guerra Mundial, la depresión y la ruina económica de Alemania y la popularidad de las prédicas ateas de las ideas de Nietzsche y de la mayoría de los intelectuales de la época los convirtió en descreídos en materia religiosa, en escépticos, en ateos o en indiferentes, y esto facilitó el proselitismo de Hitler y su cofradía y lo que hoy vemos con asombro y nos cuesta entender, el auge de delirantes creencias paganas sepultadas por siglos, fue producto de un movimiento político que deliberadamente buscó sustituir al Cristianismo en tierras alemanas. Gracias a Dios fracasaron porque la guerra los sacó del mapa, de lo contrario habrían impuesto sus estrafalarios falsos dioses germánicos. Y en conclusión: Los genocidas nazis no eran “gente normal como nosotros”, eran los más fanáticos seguidores de una doctrina racista, homicida, olvidados de Dios y de Cristo, por eso vivieron como esquizofrénicos en su tiempo de criminales activos: En su trabajo eran los más viles y crueles asesinos y en sus casas eran, en apariencia “normales” padres de familia. Y no lo eran: Eran despiadados esbirros, torturadores y asesinos. La peor expresión del crimen y una vergüenza eterna para la Humanidad. Por eso me molesta tanto que no se diga con claridad todo el mal que encarnaron, que se disminuya la gravedad de lo sucedido y se piense hoy que esos genocidas nazis, gente vil y despreciable, por racistas y asesinos, sea “gente normal, gente como nosotros”. Rosalba P.
Y para terminar éste inesperado monólogo (pensé, ilusa, que se daría un debate, o al menos, un intercambio de opiniones) quiero exponer lo siguiente: No decir la verdad histórica, la verdad conocida de lo que sucedió, es una de las causas que hoy existan tantos descerebrados, idiotas, ignorantes o malvados, que se crean o se sientan neonazis o neofascistas en el mundo, que existan negacionistas del Holocausto, negacionistas del genocidio nazi contra los gitanos y demás expresiones de la miseria humana, porque es una prueba de ignorancia, estupidez o criminalidad, que en pleno siglo XXI alguien se defina como racista, que, masoquista, prefiera ser ganado de un dictador y no un ser libre, y esté dispuesto a cometer todo tipo de crímenes contra la Humanidad en obediencia perruna a la voluntad de unos delirantes demagogos, porque eso significa ser voluntariamente “Neonazi” o “Neofascista”. Y lo peor es que a veces ganan elecciones. Rosalba P.