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La Tía Tula de Miguel de Unamuno
Hay libros cortos que, para entenderlos como se merecen, se necesita una vida muy larga.
Francisco de Quevedo
La novela parece una historia sencilla, pero tiene mucha enjundia. Unamuno vuelca en la obra toda su filosofía y si bien los diálogos son secos las descripciones son profundas, soberbias y podemos disfrutar de la magistral pluma del escritor. Pare las palabras, las crea como consecuencia de sus pensamientos y reflexiones sobre la realidad de una sociedad, sus normas, sus vivencias y las consecuencias. Su escritura es rica en matices, es concisa sin herir, tajante sin aplastar…
Gertrudis es el eje central de la novela. Ella sabe lo que quiere y lo que no, es el prototipo de mujer contrario a su hermana Rosa que es sensual, atractiva pero que no va más allá… que solo viaja por el camino preestablecido para la mujer: casarse, tener hijos… De hecho, muere teniendo hijos… ¿Por qué tenías que casarte, tener hijos, pertenecer a un hombre y perder tu identidad? ¿Por qué tenías que ser la mujer de…? ¿No podías ser la mujer de mí misma? La veredita estaba marcada te casabas y tomaban posesión de ti. Rosa siempre siguió las normas establecidas, no se salió del carril trazado de antemano para las chicas. Tenía tan asumido e interiorizado el rol de la mujer que lo siguió hasta la muerte.
En este personaje y en la hospiciana, Unamuno plantea el panorama de la mujer, como ente paridero… puestas a la muerte, y ese trance como obligación. Realmente ¿la mujer viene al mundo con la obligación de parir? Aquí también podemos plantearnos el controvertido tema de los vientres de alquiler. ¿Se puede pedir el derecho a satisfacer las carencias de ser padres quebrantando el derecho de otro ser humano? ¿Si la gestante lo hace de forma altruista, por qué es sancionada si se arrepiente, no será que el dinero todo lo puede, compra y esclaviza a la mujer? ¿Se le puede poner precio a la gestación y al parto? ¿Quiénes son las mujeres que se prestan a este tipo de servicios, lo harían si tuvieran otro tipo de subsistencia? ¿Hay seres humanos de primera categoría y otros de segunda? ¿Es mejor volver la mirada hacia otro lado para que no sienta remordimientos la buena conciencia del cliente? ¿Todas las capacidades humanas están en venta? ¿No habría otra forma de satisfacer el deseo de maternidad o paternidad cuando hay tantos niños abandonados?
Gertrudis, la hermana de Rosa, es una mujer de fuerte carácter que con una mirada para en seco: “Tiene unos ojos de luto, penetrantes”. El escritor hace un estudio profundo de este biotipo de mujer y hace similitudes con figuras potentes y significativas de la historia: Santa Teresa, Antígona, Electra, Josephine (Jo) personaje de la famosa novela “Mujercitas”.
La tía Tula es una mujer que toma conciencia de las injusticias y de las desigualdades del mundo y de su sexo, pero le falta formación e información y una red social que la respalde y apoye (como ocurría en Europa del Norte), para comunicarse en grupo y salir a la calle con sus reivindicaciones. Su filosofía la ejercía a su modo y de puertas para dentro. Así, se convierte en una persona contradictoria. Se debate entre sus instintos, entre las ideas avanzadas para su época que se unen a su fuerte carácter con dotes de mando, con ánimo de ordenar, dirigir, cuidar y proteger a la familiar…incluso a costa de su propia felicidad. Todo este debate interior lucha con las convicciones sociales, morales y religiosas que ha ido adquiriendo a lo largo de su vida y que han calado en ella como una lluvia fina que la empapa profundamente. Esta información pasa de generación en generación y no te puedes desprender de ella a no ser con un trabajo consciente, arduo y constante… además, su incumplimiento te genera un angustioso sentimiento de CULPA.
La lectura te hace reflexionar
La narración está situada en una sociedad patriarcal, donde a la mujer se la cosifica. Hay en el libro tres frases memorables que retratan la sociedad del momento:
—Cuando Gertrudis dice a su hermana: “Las mujeres estamos solas”.
—Cuando Gertrudis dice a Rosa: “Yo me ocupo de tus hijos, tú ve que tienes que entretener a tu marido”.
—Cuando Ramiro dice (teniendo la casa llena de hijos): “No me duermo, no estoy cansado, no sé qué hacer…”
Una frase de oro ésta última para tenerla en cuenta las asociaciones feministas, para reivindicar la implicación por parte del hombre, no solo la participación en las tareas del hogar, sino también en el cuidado y educación de los hijos.
Poesía de La tía Tula:
Sé bien como soy.
Dura y constante, como
el acero bien templado.
Enigmática, fría y,
sobre todo, amarga.
Que, con mi amargura,
las sombras que
envuelven mi pasado,
me obligan a renunciar
al amor.
Para los cinéfilos: es el primer largometraje del director Miguel Picazo. Tiene buena crítica. También hay una obra de teatro.
Desnuda soy, desnuda digo: soñadora.
Mª Loreto Sutil Jiménez