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La República y Las Revueltas Campesinas de Casas Viejas
por Ana Patricia Santaella
El 14 de abril de 1931, se inaugura un nueva etapa con la proclamación de la segunda República española. Parecía entonces posible el que se emprendiera una modernización profunda del país.
La burguesía deseaba barrer a la aristocracia y sus cómplices, realizando para ello, una revolución liberal y democrática.
El Frente Popular vencería en el ring electoral al Bloque Contrarrevolucionario aglutinador de las derechas en 1936.
El desconocimiento de la Segunda República continúa vigente, lo que pudo escribirse fue publicado fuera de España, a excepción, del punto de vista de los historiadores que permanecían vinculados al régimen franquista.
Clasificados los republicanos de “rojos” por la abrumadora propaganda del bando vencedor, los exiliados y supervivientes no pudieron relatar la veracidad de los hechos a las generaciones siguientes, porque la mano férrea de la censura fue implacable.
La República, por desgracia, no pudo imponerse como quiso. ¿Por qué fracaso? Influyó la herencia dejada por la monarquía cerrada a cal y canto, en cuanto a evolución política se refería.
El momento no era del todo oportuno, y las elecciones municipales de abril, dejaron entrever que sólo se contaba con un sector parcial del ejército. 1
La familia izquierdista que la aglutinó, vivía entre los ideales reformistas y los revolucionarios. Los socialistas se decantaban por la colaboración, mientras que los anarquistas se ubicaban fuera del juego político republicano.
Colaboraron con sus votos al triunfo republicano, desmarcándose de ahí en adelante, como fue el caso de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo).
Pero vayamos a los violentos sucesos acaecidos en Casas Viejas, en la provincia de Cádiz en 1933.
La inmensa propiedad de las tierras permanecían sin cultivar, estaban concentradas en muy pocas manos, ya que Casas Viejas era una aldea agrícola, la posición social en la escala social dependía de la posesión de tierras. 2
Una mayoría abrumadora trabaja en el campo, depositando una enorme esperanza en la reforma agraria anunciada por la República, acelerada ésta por la insurrección nacional del 33, sin embargo, los resultados finales no fueron los esperados, el freno que oponían los terratenientes y la falta de energía del gobierno, atrasaron la entrada en vigor del programa.
En Andalucía, no se satisfizo por completo las aspiraciones de los anarcosindicalistas ni de los campesinos independientes que preferían un reparto y un trozo de tierra a las cooperativas propuestas por la reforma.
Algunas de ellas, contaban con huertos, panaderías, árboles frutales, economatos y escuelas para los niños.
Pues bien, los jornaleros disfrutaban de escasas temporadas de trabajo y pasaban abundantes penurias, agravado el panorama por el sistema latifundista y la casi dedicación a la ganadería de las tierras.
El trabajo a destajo procuraba mayores ganancias en menos tiempo, pero los obreros organizados se oponían con obstinación porque exigía un ritmo agotador y producía enemistades entre los cosechadores.
Rebasaban además, el límite de sus fuerzas, la ingesta de calorías era inferior a la requerida por la extenuante faena del campo, padecían una enfermedad común “el tercio”, en la que sufrían mareos y les temblaban las piernas, sin poder mantener el equilibrio.
En enero de 1933, la CNT preparan una huelga proletaria a nivel nacional que partiendo de las grandes ciudades, se extendería como la pólvora. Ésta fracasaría en las grandes ciudades y en las zonas rurales permanecían expectantes para comenzarla o no.
Alumbraron un fuerte foco de desasosiego también, los crecientes campo de viñedos que rodeaban Jerez, explotado, analfabetos y al borde de la inanición, los trabajadores de Jerez protestaron de su indigencia a través de manifestaciones y huelgas, a medida que se intensificaban las protestas aumentaba la represión. Los líderes anarquistas eran frecuentemente arrestados y condenados a larga sentencias.
El movimiento anarquista en su fase de maduración, cambiaron sus objetivos y tácticas para desarrollar un movimiento de masas en el que se excluyera la violencia y la venganza, englobando acciones cuidadosamente organizadas.
En Casas Viejas, según la práctica común, si un campesino laboraba cinco días tenía derecho a medio día de descanso, y a la paga y al pan que le tocaba. Si trabajaba durante cuatro días, y el mal tiempo paraba la labor al quinto día, recibía tan sólo el pan sin el salario.
LAS GAÑAÑÍAS
Si la trilla y el sembrado se daba en las tierras cercanas al pueblo, los hombres salían al amanecer y regresaban al atardecer, pero si estaban lejos, permanecían en el lugar y dormían en las gañanías.
Manuel Legupín, uno de ellos, recuerda: “En las gañanías hacíamos cesto para el trigo. Sólo había una lámpara de aceite que daba muy poca luz. No discutíamos ideas”. El único entretenimiento que tenían era la lectura de cuentos y leyendas al anochecer.
Por su parte, Pepe Pareja, ofrece su testimonio: “Los propietarios imponían un precio. Llevados por la codicia, negaban a los trabajadores el derecho moral al descanso que les correspondía”.
La comida se racionaba para las cuadrillas, cada grupo de diez hombres recibía diez kilos de pan, aceite, vinagre y sal. Casi siempre consistía la alimentación en gazpacho.
En 1400, no existía la propiedad privada. Los pueblos eran los auténticos propietarios de las tierras. Se organizaban generando intercambios. Había pueblos libres que tenían el control de la cosecha. Compartían los excedentes con los otros pueblos.
Entonces se cedió el terreno a los grandes de España. Ese fue el principio de la propiedad privada.
Incluso el agua que fluía en Casas Viejas la usaban molineros y hortelanos.
En junio de 1914, quedó inaugurado el primer sindicato de Casas Viejas, se hace eco de la apertura del centro La voz del Campesino mencionaba al luchador y orador José Olmo en los siguientes términos: “Atacó a la propiedad privada y al principio de autoridad, dando golpes certeros a éstos, a la religión y a la política”. 3
En 1933, la República inicia el proceso de reforma catalogando las tierras mediante el Inventario de la Propiedad Expropiable. No obstante, la expropiación no podía hacerse a la ligera, exigía tiempo y determinación.
Los asentamientos agrícolas posteriores a estas expropiaciones, fueron criticados por los terratenientes cuyas fincas fueron confiscadas.
LA INSURRECCIÓN
En otoño de 1932, la república ha de enfrentarse a un nuevo reto. Tenía ante sí la probabilidad de una huelga anarquista revolucionaria.
Empezó con la huelga ferroviaria, entre los malpagados obreros del gremio, los obreros buscaron apoyo en la CNT en Barcelona.
EL ATAQUE A LOS CUARTELES
El diez de enero, cuando se llevaban a cabo los preparativos para tomar al pueblo.
Juan Bascuñana, el alcalde del pueblo, recibió una visita de los revolucionarios, y luego procedieron al asedio del Cuartel de la Guarda Civil.
Hubo intercambio de disparos, se producen víctimas, y Manuel Rojas Feijespán, capitán de la guardia de asalto, recibe la orden del director general de seguridad, Arturo Menéndez de acabar con la insurrección. Actúo como si fuera una operación de guerra, a pesar de que el esperado resultado fuera una matanza de civiles. Fue condenado a prisión después y liberado tras la sublevación militar, sirvió al frente de la milicia falangista de Granada, cobrando fama por la brutalidad represora ejercida en la rovincia.
Tuvo también, una implicación directa en el asesinato del poeta universal, Federico García Lorca.
Los campesinos que se habían levantado huyeron hacia la sierra, y otros se refugiaron en la choza del carbonero Seisdedos, no habiendo participado éste en la revuelta, la choza es incendiada por la guardia civil pereciendo todas las personas que estaban en su interior (salvo dos supervivientes). 4
A continuación, se desata una cruel represión en toda la aldea, siendo algunas personas fusiladas.
La tragedia fuerza la dimisión de Azaña, quedando finiquitado de paso el bienio progresista.
Casas Viejas se convirtió sin quererlo, en símbolo del martirio y de heroica resistencia campesina. Quiso luchar por la mejora de la condición humana con todas sus fuerzas, y por desgracia, la historia marcada por la codicia le puso la zancadilla.
BIBLIOGRAFÍA
1,2 y 3 Jerome R,Mintz; Los Anarquistas de Casas Viejas. Ed. Biblioteca de Etnología . Diputación de Granada y Cádiz, 1999.
4 Sender, J. Ramón, Casas Viejas. Estudio Preliminar de Ignacio Martínez de Pisón. Ed. Larumbe, Aragón, 2004.