La mejor película del año acaba de llegar al streaming: una escalofriante experiencia de deshumanización que triunfó en los Oscars
Jonathan Glazer hace una obra maestra sobre uno de los episodios más atroces de la historia humana
Por Pedro Gallego
Nuestro cerebro funciona de manera fascinantes fuera de nuestro control consciente, ya que de lo contrario podríamos desembocarnos nosotros mismos a una situación fatal e insostenible. Hay un motivo por el que no puedes dejar voluntariamente de respirar hasta morir, de igual modo que hay un proceso psicológico por el cuál llegamos a ver con cierto alivio como descendían las cifras de muertos durante la pandemia, a pesar de que seguía muriendo gente.
Llega un punto donde nuestra exposición al horror que puede poblar el mundo o nuestro alrededor no se puede sostener, y de ahí que inconscientemente tendamos a desconectar de la gravedad de la situación. Es un mecanismo de preservación para no caer en la miseria absoluta, pero es también un proceso que se puede emplear para hacer el mal, algo que se retrata perfectamente en la magistral ‘La zona de interés’ (‘The Zone of Interest’).
Viviendo al lado del horror
Una de las mejores películas estrenadas este año en nuestro país, sino la mejor de todas, hace un frío y analítico vistazo al Holocausto desde la perspectiva más inusual, la de los perpetradores de la masacre. Jonathan Glazer vuelve a transgredir el medio cinematográfico para hacer la experiencia más chocante de este 2024, ya disponible para ver en streaming a través de Filmin y de Movistar+.
En ella seguimos al comandante Rudolf Höss y su familia, que vive en una casa colindante con el campo de concentración de Auschwitz, donde el militar nazi destaca como un implacable y “ejemplar” exterminador de judíos. Junto a su esposa construye un lugar de ensueño donde se convive con los gritos de dolor y sufrimiento, o las flotantes partículas de ceniza.
Glazer adapta libremente esta historia donde se relata “en off” el genocidio realizado durante la Segunda Guerra Mundial, empleando para ello un realismo mayor (incluyendo más detalles de las personas verdaderas, la familia Höss) que termina resultando aún más de película de terror. Pero una que tiene lugar en un martes cualquiera para sus protagonistas, que se convencen de que están viviendo la promesa gloriosa que Hitler tenía en mente para Alemania.
‘La zona de interés’, la burocratización del mal
La burocratización de la atrocidad y la desconexión con la perversidad de los actos cometidos son retratados con rugosidad, no por ello teniendo un efecto de distanciamiento con el espectador. El uso del sonido (premiado en los Oscars junto a la película general en la categoría internacional) es absolutamente magistral para que los horrores que sucedían no se pierdan nunca de la acción, sirviendo como un estudio de estas personalidades tanto como sus comportamientos cotidianos, brillantemente realizados por Christian Friedel y Sandra Hüller.
Hay una voluntad experimental, como cada película que ha ido realizando Glazer, pero aquí se aprecian unas intenciones más viscerales que logran emerger entre las imágenes calculadas y aparentemente frías. Podría ser ejercicio de videoensayo para un museo, y al mismo tiempo es trascendental en lo cinematográfico y en lo humano, sabiendo retratar un proceso psicológico de compartimentación entre el horror que todos necesitamos para el día a día. Sólo que estos sujetos lo hacían para ser las peores personas y realizar acciones imperdonables. Por desgracia, esos actos siguen sucediendo, para frustración nuestra desde la distancia.
La mejor película del año acaba de llegar al streaming: una escalofriante experiencia de deshumanización que triunfó en los Oscars
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Hay que ver esta película que parece está inspirada en la banalidad del mal que denunció Hannah Arendt a raíz de la captura y enjuiciamiento en Israel del genocida nazi Adolf Eichmann en los años 60. del siglo XX. Es positivo que el cine continúe exponiendo las barbaridades cometidas por los Nazis durante la Alemania de Hitler (1933-1945) porque contra todos los hechos aún existen ignorantes o racistas que niegan el Holocausto, el genocidio cometido contra los judíos y gitanos de Europa por los genocidas nazis y aún existen neonazis y neofascistas en Europa, especialmente en Alemania, Austria e Italia. Hasta vemos la banalización del Holocausto cuando unos “príncipes de sangre real” se disfrazan en costosas fiestas de “oficiales nazis” como causó escándalo hace unos años un miembro de la “familia real” británica, seguramente ignorante de todos los muertos y heridos británicos durante la Segunda Guerra Mundial, de los miles de muertos civiles, incluso niños y mujeres, por los bombardeos aéreos contra Londres y otras ciudades inglesas por la aviación militar alemana durante la Dictadura Nazi. Quizás el “príncipe inglés” disfrazado con “uniforme de nazi” o específicamente de “SS”, no recuerdo bien, estaba recordando sus raíces alemanas porque la tal dinastía “Windsor” cambió sus verdaderos apellidos alemanes durante la Primera Guerra Mundial porque resultaba impopular que el Imperio Británico llamara a pelear al pueblo británico (ingleses, galeses, escoceses e Irlandeses) contra el Imperio Alemán cuando los mismos Reyes Británicos eran descendientes de alemanes, porque las “princesas británicas” sienten predilección histórica por casarse con “nobles” alemanes. Y la familia real británica se cambió sus apellidos alemanes por “Windsor”, un castillo o propiedad inmobiliaria de la “”familia real”. Disculpen tanto entrecomillado porque como partidario de la igualdad, la democracia y la República se me dificulta escribir sobre”realeza y nobleza”, porque sé que la Doctrina del Derecho Divino de los Reyes es invención interesada y que toda monarquía es producto, no de una decisión de Dios, sino de la la afortunada actuación de un guerrero victorioso que logró consolidar su poder hegemónico y convertirlo en hereditario, creando una dinastía gobernante, verdadero origen de toda monarquía en el mundo, desde los Faraones de Egipto, los Emperadores Romanos, los Zares Rusos, los Huey Tlatoani Aztecas, los Dioses Vivientes del Japón, hasta los Reyezuelos Africanos, como lo demostró irrefutable el General Napoleón Bonaparte quien irónico se apoderó del poder en la Francia Revolucionaria que mató en la guillotina a sus Reyes y para cumplir la promesa revolucionaria según la cual nunca más Francia sería esclavizada por un Rey, cambió su cargo de “Cónsul Vitalicio con derecho a elegir sucesor” (copiado del General Julio César de la Roma Antigua) y se proclamó “Emperador de los Franceses”, restableciendo en Francia la Monarquía, como también restableció la esclavitud de los negros, abolida en 1794 por la Asamblea Nacional de la Francia Revolucionaria. Y aún así a Bonaparte lo admiran muchos ignorantes que se dicen republicanos. Todo esfuerzo para que la Humanidad, tan desmemoriada, no olvide la terrible realidad de su pasado, de los imperdonables crímenes de los Nazis alemanes y austríacos, y de sus aliados, colaboradores y auxiliares en muchos países de Europa (no solo de la Italia Fascista y la Francia de Vichy) es algo meritorio. Hay que ver “La Zona de Interés” y también ver los documentales sobre la época histórica de actuación de los Nazis en Europa, así tendremos mayores herramientas para entender el pasado y nuestro presente.