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Por Francisco Vélez Nieto
Acertado y desafiador el título de La literatura es mi venganza. Breve volumen literario repleto de sustancias necesarias y rico en los planteamientos, por lo que podemos sumar con pleno y justo derecho, el pulso y esfuerzo no exento de sacrificios y vidas a través de la historia. Una lucha constante, desafío, en defensa de la libertad creativa y el compromiso del escritor consigo mismo ante las triquiñuelas e imposiciones que se le imponen a la sociedad con empecinada constancia. Esto no ha impedido que también hayan existido, y existen, escribidores al servicio de quienes mandan, que si excepciones son los más perniciosos enemigos de las libertades en todos los campos y con mayor celo de la palabra escrita sin ataduras de ninguna orden, mejor definido, como ideología de la libertad. Todo porque ‘La escritura es una venganza un desquite de la vida” Un sólido escudo contra el virus de la alienación
Y en esta venganza de todos los que amamos el libro y la lectura de la palabra creadora se convierte esta digna obra protagonizada por Mario Vargas llosa y Claudio Magris en un dialogo de exposiciones en el tu a tu de alta y transparente crítica.
La presenta un prólogo de Renato Poma director del Instituto Italiano de Cultura de Lima que manifiesta el sólido vínculo que existe entre ambos protagonistas. “la mutua estima, de afrontar un tema que, aunque grandilocuente y, quizás, un poco retórico, coincide con la concepción que ambos tienen de la literatura vista como experiencia. Claudio Magris expone el ejemplo con “Don Quijote es un perdedor. En esta derrota hay una revelación sobre la vedad, una revelación que, en cierta medida es también una victoria, porque enriquece la vida con un elemento fundamental” De igual manera que para Vargas Llosa – mientas no se meta a pregonar su liberalismo de político fracasado-, lo considero un enorme novelista y maestro del ensayo literario: “Una sociedad impregnada de literatura es más difícil de manipular desde el poder y de someter y engañar porque ese espíritu de desasosiego con el que volvemos después de enfrentarnos a unas gran obra literaria crea ciudadanos críticos, independientes y más libres que quienes no viven esa experiencia”
Y las preguntas que en el aire flotan entre estos dos grandes maestros se encuentra el interrogante de ¿Cómo puede una novela cambiar al mundo? y esta otra ¿Todavía conservan los libros el poder de cambiar la realidad?, pueden significar meras utopías es en esta sociedad de “Por lo tanto” envuelta estupidez gelatinosa de la casta política adormecida y populista. Mas puede ser suficiente, logrando el verdadero esfuerzo como poder de podemos, activos lectores, leer lo programas de los partidos políticos y comprobar que, en los actuales, no se menciona siquiera a la cultura. Vació que me recuerda aquella célebre declaración del ministro Solís nacido en Cabra (Jaén) considerado la “sonrisa” de la dictadura, que escupió esta frase: “Menos latín y más futbol”, recibiendo “por lo tanto” la genial y cachonda respuesta de: “Señor ministro, gracias al latín a usted se lo considera un agrávense hijo de Cabra” Fue aquello, una auténtica carcajada nacional en una dictadura que ya daba tumbos y trastornos imposibles de esconder con este tipo de declaraciones y las porras de los “grises”.
Luego fino estilete la pregunta de Magris a Vargas Llosa sobre la “política pop” “un modelo populista que parece extenderse en todo Europa, no solamente en Italia” Esa crisis de valores que Vargas Llosa considera maligna tanto en las “democracias de países desarrollados como en los países de desarrollo” La corrupción es idéntica y para las democracias un descrédito peligroso por la falta de desconfianza y el alarmante desencanto del tráfico de influencias para el enriquecimiento de las castas políticas y sus patronos. Con sentido de lo que escribo, este breve coloquio es un modelo dedicado al buen lector.