LA EDAD DE ORO. VIDA, FORTUNA Y OFICIO DE LOS ESCRITORES EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

LA EDAD DE ORO. VIDA, FORTUNA Y OFICIO DE LOS ESCRITORES EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

Jose Cenizo Jiménez
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FRANCISCO MARTÍNEZ CUADRADO, LA EDAD DE ORO. VIDA, FORTUNA Y OFICIO DE LOS ESCRITORES EN LOS SIGLOS XVI Y XVII, SEVILLA, RENACIMIENTO, 2020

            UN ESTUDIO PARA ENTENDER MEJOR LA VIDA COTIDIANA DE LOS ESCRITORES ÁUREOS

Por José Cenizo Jiménez

            La Edad de Oro de nuestras letras -y nuestro arte en general-, entre los siglos XVI y XVII, las etapas conocidas como Renacimiento y Barroco, la conocemos sobre todo por lo que desde luego es fundamental: la obra escrita y divulgada de sus autores en los géneros fundamentales. Pero, como ocurre como tantos aspectos históricos y sus relaciones artísticas y culturales, falta algo. Ese algo es la vida cotidiana, la realidad a menudo dura, los problemas a los que se enfrentaban los artistas, los escritores más allá del propio acto de la creación.

            Para cubrir esa necesidad, siempre recurriendo a la bibliografía precedente, tenemos gracias a la editorial Renacimiento y al catedrático de instituto ya jubilado Francisco Martínez Cuadrado el libro que comentamos, cuyo subtítulo es elocuente: Vida, fortuna y oficio de los escritores en los siglos XVI y XVII. Tiene poco más de cuatrocientas páginas  que se leen con soltura y amenidad sin dejar constantemente de aprender de los aspectos que señalan las siete partes en que se divide: Límites cronológicos, generaciones y semblanzas; Origen, formación y oficios de los escritores;  Los mecenas; El viaje a Italia; Academias y justas poéticas; Del manuscrito a la imprenta; e Inquisición y censura; más una selecta bibliografía -de la que se da noticia de forma oportuna y nada farragosa a lo largo del estudio- y un índice onomástico siempre tan útil.

            Lo mejor de lo que leemos es la cantidad de detalles, anécdotas, vivencias, curiosidades acerca de la vida social de los escritores, sobre todo de los que selecciona con buen criterio, “los doce imprescindibles a los que se debe añadir al anónimo creador de la novela picaresca” (p. 23): Garcilaso, santa Teresa de Jesús, fray Luis de León, Fernando de Herrera, san Juan de la Cruz, Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Tirso de Molina, Quevedo, Caderón de la Barca y Gracián, pero sin dejar de añadir a muchos más por encima de este canon. El autor ha querido mostrar una panorámica general de escritores, hombres y también algunas mujeres, y el mundo que los rodeaba. De ahí la constante contextualización, pues los mecenas o benefactores, la relación con los reyes y la nobleza, la importancia de  imprenta sin dejar de lado los manuscritos, el imperio nefasto del analfabetismo o la implacable acción tenebrosa de la Inquisición influyen mucho en el proceso creador (encargos, prohibiciones, autocensura…) así como, más aún, en el alcance de su posible publicación y difusión escritas.

            Todo ello complementado con algunos ejemplos de textos, literarios o no, francamente didácticos y pertinentes. Martínez Cuadrado en este ensayo nos hace próximos, se nos acerca con sencillez muy pulida para contarnos con una dorada amenidad y soltura decenas de detalles que nos encandilarán, como si de una novela se tratrara. No mantiene la actitud seria y neutra del investigador, sino que, sin dejar de ser muy serio, introduce con sabia dosis expresiones y juicios de valor, con perfiles irónicos, o bien críticos con la realidad que muestra, por lejana que sea. Y esto consideramos uno de los aciertos de este libro tan aconsejable. Critica la expulsión de los judíos, a Francisco Delicado por cínico, a Mateo Alemán por sus “impertinentes reflexiones y comentarios moralizantes” en su obra picaresca, el favoritismo o dudosa imparcialidad en los jurados de las justas poéticas, etc., con una capacidad de síntesis elogiable, un lenguaje actual y con guiños intertextuales: “Carlos II (casi) ocho apellidos austriacos” se titula una sección, o cuando, refiriéndose al traslado de la capital de Madrid a Valladolid, escribe (p. 42): “en términos actuales, podíamos calificar de pelotazo urbanístico del valido”.

            Lean, pues, este libro tan valioso por todo lo indicado y quedarán informados de mil detalles de la vida colectiva de los escritores del llamado Siglo de Oro o Edad de Oro de nuestra literatura, con más de una sorpresa por romper algún prejuicio, y, desde luego, aprenderán deleitándose.

LA EDAD DE ORO. VIDA, FORTUNA Y OFICIO DE LOS ESCRITORES EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

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