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Por Francisco Vélez Nieto
Juan Carlos Onetti
“Todas las debilidades que se puedan encontrar en mis libros son debilidades mías”
J. C. Onetti
En 2009 en la España invertebrada envuelta en una espesa niebla de mentiras corrupciones y desafueros, celebramos los cien años del nacimiento de Juan Carlos Onetti inmenso tallador de la palabra. Y para gozo de los lectores de tan emocional maestro de la prosa pausadamente narrada, podemos disfrutar de la publicación de sus cuentos completos, tercer volumen de toda su obra, que ha supuesto el logro más actual por el momento, al conseguir sumar en este volumen sus cuidados artículos críticos y una interesante miscelánea. Los lectores de tan mágico como íntimo fabulador lo celebramos a la vez que se agradece tan acertado gesto y justo homenaje, que contoda justicia y reconocimiento reconoce a un creador literario que a medida pasa el tiempo aumenta de altura sin alborotos publicitarios, se ensancha la riqueza de un lenguaje entre la magia y el agudo sentido crítico no falto de amargo humor. Ahora se cumplen los 20 años de su muerte en Madrid y se vuelve a hablar de Onetti. Otros, así, como quien espera el alba, continuamos leyendo suavemente al enorme fabulador de personajes derrotados que ha dado la América que habla y escribe en la lengua de Cervantes.
A Onetti no le bastaba con la “voluntad de referir una historia; que el mundo material nos acucia pero no determina las leyes de la ficción, puesto que “el alma de los hechos” es inaprensible”. Esto es lo que lo sitúa en ese espacio creativo zona intermedia desde la que logra establecer sus propias reglas, al romper con las categorías clásicas del “realismo y de sus imétrico reverso, lo fantástico”,frente a lo que defendía Borges y su grupo.Desde esta base de seguras ficciones en el fondo aunque con formas variadas son las que proyectan ese placer extraño, inquieto y en momentos desasosegados de los personajes, dentro de sus propias circunstancias de vida y necesidades imperiosas eíntimas:“Lo más importante que tengo sobre mis libros es una sensación. De haber sido siempre Onetti. Tengo la sensación de no haberme estafado a mí mismo ni a nadie, nunca”
Al incluir junto a los cuentos los artículos, se disfruta a la vez del crítico contenido de criterios literarios acertados, de un escritor que se inició en el periodismos desarrollando una interesantes trabajos, artículos y críticas literarias ahora aquí reunidos, cuando nunca se quiso titular crítico literario, sino comentarista de autores y obras. Tenía sus propios criterios por lo que siempre “busco un espacio creativo intermedio, una zona de riesgo capaz de inventar en cada ocasión sus propias reglas”” Aquí se descubre el papel tan importante que jugó en su futuro como narrador, el ejercicio durante años del artículo como practica preparadora hasta alcanzar ser mágico maestro, meticuloso y exigente en su corrección con la misma disciplina que si fueran relatos. Y de hecho algunos de ellos lo son.
Su admiración y pasión por William Faulkner a quien, según manifestaciones propias, tanto le debía, ofrece un exacto análisis del contenido literario de Faulkner. Igualmente la observación de los valores de la escritura y anuncio del cambio histórico con el final de la burguesía del XIX de Thomas Mann y en sus dos grades novelas Los Buddenbrook y La montaña mágica, al manifestar que “la admirable idea que tuvo Mann fue encerrar a seres diversos en un sanatorio de montaña”, donde la “presencia cercana de la muerte hacen que sus vidas se expresen con más urgencia que en la existencia normal” Estas manifestaciones sobre los autores mencionados, resultan ser la muestra con la que sentirse sólido y razonable para su propia literatura y manifestar que “el valor de una obra no radica en la amalgama temática sino en el virtuosismo con que se trabaja la permanente metamorfosis compositiva”
Juan Carlos Onetti se sintió seguro y firme al no considerarse estafado a sí mismo ni a nadie. Esto, además de escritor es un principio, los creadores auténticos y comprometidos con la limpia elaboración literaria no deben pensar en la virtud, sino en la credibilidad de la capacidad creativa. Lo demás escuestióndeserescritoroaplicado escribano al servicio de los pesebres de determinadas editoriales.Laalturaqueconel correr del tiempo viene alcanzando su envolvente prosa, más y más, en estos 105 años de su muerte en Madrid, aquella vida creadora que concluyó tumbado en una cama desde su condición de exiliado en España con sus 85 años de existencia y desafío literario.